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Raso y junto al palo

Johanesburgo cerró historia de frustraciones

Baraja sortea a dos ucranianos durante un partido de clasificación para Estados Unidos'94. AP Photo/Efrem Lukatsky

Si veinte años no es nada como canta el tango, diez, además de que contablemente son menos, cuando se trata de rememorar el mayor éxito de la selección española de fútbol, son todavía menos. Estamos celebrando aquel acontecimiento y dado que los protagonistas están todavía en nuestra más viva memoria celebrar aquel triunfo es más que una conmemoración. Sobre todo, para aquellos que desde niños y luego como periodistas tuvimos que padecer los sinsabores de las constantes frustraciones. Debuté como cronista del equipo nacional en abril de 1963 (España,2; Escocia, 6) y mi mirada estuvo preferentemente en la figura de un valenciano y valencianista, que comenzaba a ser figura descollante para nosotros: Vicente Guillot Fabián. Johanesburgo cerró la historia de las mil decepciones padecidas.

Los años y la cantidad de partidos que ahora diputa la recién bautizada Roja, me han llevado a ser el periodista que históricamente más encuentros ha contado en crónica o columna de la selección y al final hallé la compensación a tantos sinsabores vividos en las tribunas. Festejé la final de europea 1964, cuando España derrotó a la URSS de Yashin. Fue en el estadio Bernabéu. En el palco estaba el general Franco, que años antes había prohibido que la selección se enfrentara a la soviética y consecuentemente fuera eliminada. Franco anunció, en una cacería, a José Solis, ministro del Movimiento, que acudiría al partido. En la grada de enfrente a la del dictador había viejos comunistas que, aunque no eran muy aficionados, por sentimentalismo no quisieron perderse ver ondear en el estadio la bandera roja de la hoz y el martillo.

Aquel partido fue la primera gran expresión del futbol del franquismo como gran éxito internacional. Previamente, en 1950, ya se había hecho motivo propagandístico el gol de Zarra a Inglaterra en Río de Janeiro. Tras este partido, el entonces presidente de la Federación, exmiembro de la División Azul, el doctor Armando Muñoz Calero, en el micrófono de Radio Nacional que le ofreció Matías Prats dijo: «Al mejor Caudillo del Mundo. Excelencia hemos vencido a la Pérfida Albión», Eran los tiempos en que el embajador del Reino Unido, con motivo de las manifestaciones de «Gibraltar español» pidió que en lugar de más policías le mandaran menos manifestantes.

Tras la victoria en la Eurocopa seguí a la selección por toda Europa y años después por América. Conocí a los seleccionadores desde José Villalonga, militar, ganador de la Copa de Europa, Doctor Toba, Ladislao Kubala, Miguel Muñoz, Javier Clemente, Luis Suárez, José Antonio Camacho, Luis Aragonés, Vicente del Bosque, Luis Enrique y Robert Moreno. En mi andariega vida con la selección asistí a Eurocopas, siempre fallidas y Mundiales siempre frustrados.

Mi pasión por Antonio Puchades creció cuando en 1981, en Maracaná, Di Stefano, me presentó al viejo internacional brasileño Zizinho, al que se tuvo que enfrentar Puchades en el partido en que Brasil nos vapuleó. Zizinho me habló de nuestro desaparecido ídolo: «Fue el jugador que mejor me marcó, era una pesadilla. No había manera de robarle un balón y no perdía ninguno». En aquellas jornadas de miel y cicuta con que se disputó el campeonato también estuvo el extraordinario jugador de club como fue Vicente Asensi Albentosa. Con los dos valencianos estuvieron los valencianistas Iñaqui Eizaguirre y Silvestre Igoa, que aquel año regresaron a Donostia.

En Londres fue un valenciano de Alberic el gran héroe de una selección malbaratada. Fue contra Suiza. Había que levantar el ánimo y ello llegó cuando Manolo Sanchis (que no Sanchís) arrancó sorteando contrarios y logró el gol que ennobleció el juego de la selección en la que Villalonga había tenido la fortuna de la Eurocopa del 64. En el Mundial del 62, en Chile no participó ningún valenciano.

La selección española faltó en ocasiones casi inexplicables como aquella en que se cayó en Islandia con Toba como seleccionador y se tuvo que hacer cargo del equipo transitoriamente el trío Muñoz, Artigas y Molowny. Les sucedió Ladislao Kubala.

La selección reapareció en México 78, y en ella solamente figuró el alicantino Juan Manuel Asensi, crecido en el Elche y consagrado en el Barcelona. Posteriormente, Mestalla se vistió de lujo para albergar los tres primeros partidos del equipo nacional que fueron decepcionantes. Mestalla sede mundialista fue también estadio olímpico, algo que nadie suele recordar, ya que en 1992, el equipo español disputó la primera fase del torneo. Llegó el 82, con los partidos de casa y en la lista estuvieron Tendillo y Saura, valencianistas, y el saguntino Antonio Maceda, jugador del Sporting. La actuación española fue más que decepcionante. Empató 1-1, con Honduras venció 2-1, a Yugoslavia porque el árbitro mandó repetir el penalti que no había sido gol y perdió 1-2, con Irlanda del Norte. Después, el torneo siguió en Madrid y tampoco hubo éxito contra Inglaterra y Alemania.

Cuatro años después, en el 86, en México, la participación valenciana quedó reducida a Maceda de nuevo y al alcoyano Lobo Carrasco. No hubo ni un solo jugador con la camiseta valencianista. En Italia, 1990, la participación comunitaria fue de Fernando y el betxinenc Roberto. Valencianistas en aquella lista eran Ochotorena y Quique Sánchez Flores. En Estados Unidos, 1994, el futbol valenciano aportó a Camarasa y Voro además de Molina y el alicantino Guillermo Amor. Molina, que fue de portero suplente después, el 25 de abril de 1996, en partido amistoso con Noruega, en Oslo, se lesionó el defensa Antonio López y hechas todas las sustituciones ya no quedaba en el banquillo otro jugador que Molina y Clemente no tuvo mejor salida que dar puesto al guardameta, que jugó muy bien como extremo izquierda y estuvo a punto de marcar un gol.

Para el 2002, el Valencia aportó su línea mágica, Albelda-Baraja además de Maceda, que ya estaba en el Madrid, Juanfran, levantinista que jugaba en el Celta, el benidormí Antonio López, defensa del Atlético de Madrid, y el valencianista Curro Torres. Para el siguiente campeonato, además de Albelda, el seleccionador llamó a los jugadores del Valencia, Marchena, Villa y Cañizares.

Para la gran fiesta futbolística de 2010, Vicente del Bosque convocó a Albiol y los jugadores del Valencia, Marchena, Villa, Mata y Silva. Albiol, lesionado, no pudo disputar ni un solo minuto. Nunca había habido tantos seleccionados que figuraran como miembros del club de Mestalla. Tiempo después, las buenas actuaciones de Albiol en Nápoles le sirvieron para que en 14, se recurriera a él junto al alicantino del Atlético de Madrid Juanfran. Pese a su veteranía gracias a la buena campaña en el Villarreal volvió a la selección.

Por la selección vi pasar a jugadores valencianos que no tuvieron la fortuna de ser mundialistas, pero en la lista hay nombres importantes en la historia de nuestro fútbol. Una tarde singular fue la de Amsterdam, en que Miguel Reina se marcó un gol en propia puerta desde fuera del área y participaron tres valencianos: Claramunt, Planelles y Galán.

Por mis crónicas en partidos internacionales vi jugar a Mestre, Piquer, Vidagany, Pérez Payá, Antonio Fuertes, Canós, Pichi Alonso, Ballester, Lico, Pepín, Calpe, Mario Gaspar, Vicente, Bruno, Arias, Giner, Pablo y en la más reciente generación, Soldado, Alcácer, Gayá, Saúl Ñiguez y Pau Torres. El primer valenciano intencional fue Agustín Sancho Agustina (Benlloc). Fue también medallista de plata en Amberes, en 1920. Albelda ganó medalla olímpica en los Juegos de Sidney. En la misma final, perdida con Camerún en los penaltis, también jugó Angulo.

Del Mundial de hace diez años, que se festeja la representación valenciana estuvo en Raúl Albiol, aunque no pudo jugar porque estaba lesionado. En la dirección de la selección estaba Toni Grande, valenciano que nunca ha ejercido como tal, el preparador de porteros valencianistas, Ochotorena. Jugador del Villarreal era Joan Capdevila que fue titular como lateral izquierdo.

David Villa, que fue traspasado del Valencia al Barcelona en mayo de 2010, participó en el campeonato con ficha de jugador valencianista y en el mismo fue el máximo goleador del equipo como lo había sido dos años antes en la Eurocopa. En esta competición la gloria fue para Ferando Torres que hizo el gol final. En Johanesburgo fue Iniesta, con su tanto victorioso ante Holanda, quien lo difuminó. Villa es todavía el máximo goleador de la selección española titulo que en los medios informativos de Madrid tardaron en reconocerle porque tenían a Raúl en su santoral.

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