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Raso y junto al palo

Cazorla y Bruno, los adioses del silencio

Cazorla y Bruno, los adioses del silencio

Es tópico decir que nada es más triste que una despedida. Más aun si como en el caso presente son dos. En El Madrigal, ahora La Cerámica, se despidieron dos jugados emblemáticos, dos futbolistas que han sido el toque de distinción del club. Se fueron Santi Cazorla y Bruno Soriano. Ambos crecieron en la cantera del Submarino y el segundo, además, es castellonense, de Artana, población de rica agua y excelentísimo aceite. Se le dijo adiós, pero casi en silencio a causa de la pandemia. Ambos acabaron su presencia en el equipo por razones distintas, pero en ambos casos su salida ha sido por la puerta grande la que no se si está dedicada a Pascual Font de Mora.

Cazorla llegó al club en edad juvenil. Creció y se hizo grande en el primer equipo. Sin embargo, un entrenador de probada capacidad no lo mantuvo en el primer equipo y tuvo que emigrar aunque fuera transitoriamente al Recreativo de Huelva. Después, Pellegrini si contó con él y le dio la presencia que merecía.

Cazorla salió de España y en Inglaterra hizo brillante carrera hasta que una grave lesión lo aportó del fútbol. Un médico un tanto agorero le pronosticó que se debía dar por satisfecho si podía pasear con su hijo. Santi no tiró la toalla. Trató de recuperarse y acudió a los médicos que le salvaron de la amputación de un pie porque camino de ello llevaba. En el Villarreal, Fernando Roig le dio la oportunidad de recuperarse. Era incógnita y comenzó a ser imprescindible en el equipo. Cazorla recuperó incluso la internacionalidad. El domingo, en la despedida, dio pase de gol y protagonizó una jugada de las que con público en las gradas hay ovación segura. No se va porque esté a disgusto en el club ni porque otra entidad española le haya hecho oferta irrenunciable. Se va a Qatar a jugar a las órdenes de Xavi. Es la última oportunidad para firmar un contrato que le de gran respiro para el resto de su vida.

Bruno Soriano comenzó en el club y un día se sintió mal y renunció a jugar. Volvió a Artana y un buen día se dio cuenta de que le fútbol tiraba mucho y regresó al Villarreal. Durante varios años ha sido el faro, el timón, el piloto, la imagen en la que fijarse compañeros del primer equipo y los muchachos de la cantera.

Bruno llegó a internacional cuando había alcanzado plenitud y podía disputarle el puesto de la selección a Busquets al que ganaba en capacidad para generar jugadas de gol. Estaba en el equipo cuando se descendió a Segunda y renuncio a ofertas de Primera. Prefirió quedarse en El Madrigal, para que el equipo recuperara el puesto en la elite. Su gesto no podrá olvidarse porque ese tipo de reacciones no abundan en el mundo del fútbol.

La lesión que lo apartó de la practica lo ha tenido tres años pasando por quirófanos y recibiendo pronósticos más o menos favorables de los que tardó en hacerse a la idea de que en ello había algo de razón. Estuvo en más de una ocasión cerca de la reaparición pero ello se retrasó hasta tres años. Finalmente ha podido reaparecer, pero superada la barrera de los treinta, en tiempo en que se acerca el final, ha decidido decir adiós porque ya cuesta demasiado tener que jugar con dolor y preocupación.

Bruno y Cazorla fueron despedidos cariñosamente por los suyos e incluso por los jugadores del Éibar, a los que habían goleado, bonito gesto por parte de los guipuzcoanos que se sumaron el pequeño homenaje de despedida de dos figuras excelentes como futbolistas y personalmente entrañables.

Posdata. José Manuel Llaneza ha recibido galardón por parte de la Federación Valenciana de Fútbol. Acierto por parte del presidente ya que si hay alguien con merecimiento sobrado para que se tenga en cuenta su trayectoria en el Villarreal es Llaneza.

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