De las palabras pronunciadas ayer por Javier Tebas en esa casa maravillosa que es la Universidad Cardenal Herrera-CEU se desprende que el presidente de LaLiga tiene cierta relación con Peter Lim. Bueno, a decir verdad, se desprenden más cosas. Y casi ninguna buena, pero todo eso lo dejamos para futuras columnas.

El asunto aquí es que el señor Tebas presume de ser «proactivo» con clubes en los que el asunto «se desmadra». Reconozco que es una valoración completamente subjetiva, pero afirmaría -sin temor a equivocarme- que la palabra desmadre se queda muy corta para definir el momento que vivimos. El máximo accionista desaparecido, el presidente mandando callar a Mestalla y haciendo de director deportivo sin tener ni idea, los mariachis en la Plaza de la Afición, Joey Lim despidiendo hasta al murciélago del escudo, el tercer capitán presionando para irse -cedido- al Atlético de Madrid… Sí, podría decirse que desmadre es poco.

Aprovechando, por tanto, la línea directa de Tebas con Singapur -desconocemos si a través del fijo o de SMS-, y sabiendo que LaLiga preparará el preceptivo clipping de prensa con todo lo que se diga o escriba en la ciudad con respecto a la ponencia universitaria de ayer, seguimos machacando la idea que, de forma desesperada, venimos lanzando desde hace meses a todo aquel que tenga el privilegio de poder llegar al máximo accionista. La bola es cada vez más grande y la distancia con el precipicio se acorta. El menor problema de la institución son las tres derrotas consecutivas contra Betis, Villarreal y Elche. El Valencia CF necesita ayuda. Deportiva y societaria. Y no se nos ocurre nadie mejor para suturar la herida e iniciar cierta suerte de reconstrucción que Mateu Alemany. El mejor dirigente de la era Meriton y uno de los que más han descollado en la Avenida Suecia durante más de un siglo de murciélago.

Si de verdad Tebas es tan proactivo como dice, ese es el mejor consejo que puede darle al máximo accionista. Que vuelva a depositar la gestión del club en un hombre que tuvo que marcharse a Palma de Mallorca sin haber cometido un solo error significativo, el arquitecto del equipo campeón de Copa, clasificado para Champions, el líder natural que hacía volar a un grupo de jugadores que hoy vive cabizbajo, dedicado a hacer números para ver en qué puntaje estará la permanencia en Primera. Mateu Alemany solventaría parte del desmadre. Con poner un pie a tierra nada más bajar del avión en Manises, el Valencia ya sería un club mejor. Eso lo sabe todo el mundo. Incluso Tebas.