Sigue la fiesta eslovena en el Tour de Francia. Después de las dos victorias consecutivas del líder Tadej Pogacar en los Pirineos, su compatriota Matej Mohoric firmó en solitario un doblete reivindicativo, pidiendo que cierren la boca los que sospechan del dopaje en su equipo, que fue objeto de un registro policial el pasado miércoles.

Mohoric (Kranj, 26 años), ganador de la etapa maratón en Le Creusot, repitió la jugada y el triunfo. Saltó del grupo de 20 escapados a 25 km de meta y ya nadie pudo detener al campeón nacional de Eslovenia. Como llevaba 1 minuto de ventaja, se recreó en la recta de meta para celebrar y mandar un mensaje. Dedo a la boca y cremallera. Una forma de contestar a los que sospechan del Bahrain por las 19 victorias que suma la formación esta temporada. Dudas que se confirmaron con el registro policial del hotel del conjunto bahreiní.

Gestos aparte, Mohoric firmó una hazaña similar a la anterior, la segunda en su casillero y la quinta eslovena sumando el triple de Pogacar, quien también estuvo reivindicativo. Un pequeño país de apenas 2 millones de habitantes protagonista del Tour.

Mohoric, perteneciente al club de corredores con victorias en las tres grandes, aventajó en meta en 58 segundos a los inmediatos perseguidores, el francés Laporte y el danés Casper Pedersen. Los escapados fueron llegando a gotas, entre ellos el español Ion Izagirre, a 2.43 minutos.

El pelotón, en día cicloturista, cerró la jornada laboral a 20 minutos. Tregua, recuperación de fuerzas y a pensar en la crono del sábado. Pogacar siguió en la butaca del patrón, con el Jonas danés Vingegaard a 5.45 y el ecuatoriano Richard Carapaz a 5.51. Un día menos en el almanaque.

El récord sigue vigente

Eddy Merckx paseó su popularidad en una etapa que estaba prevista que marcara el final de su récord en solitario de victorias por el programado triunfo del británico Mark Cavendish. Pero la jornada no respondió al guión establecido, la etapa no acabó en «sprint» y el cohete de la Isla de Man tendrá que esperar, mientras el belga, con su sonrisa siempre bonachona y su discurso siempre grandilocuente, designaba al esloveno Tadej Pogacar como «el nuevo caníbal».

Merckx es siempre una estrella. Al inicio de la jornada abrazó a Cavendish como a un hijo, sabedor de que su leyenda brillará todavía incluso si el «sprinter» de la Isla de Man le arrebata el récord de 34 triunfos parciales. Por ahora, están igualados.

«Para mi es más que un héroe, es un amigo», aseguraba el británico, orgulloso de ver como «el ciclista más grande de todos los tiempos» venía a felicitarle por su renacimiento, con 36 años, sus cuatro triunfos procedentes casi de la ultratumba del ciclismo.

El récord tendrá que esperar, aunque el británico ya tiene cita con la última etapa, la de los Campos Elíseos, la más prestigiosa, una jornada que ya ha ganado y que en esta ocasión puede darle una triple alegría: la etapa, el récord en solitario y el maillot verde de la regularidad.

Hoy, crono intranscendente

La carrera llega hoy a la última etapa competitiva con todos los deberes hechos. Poco juego para el renombre de los «chateaux» que atravesarán los ciclistas a lo largo de 30,8 kilómetros entre Libourne y Saint-Emilion, planos y técnicos, pensados para los grandes especialistas en la lucha contra el reloj.