La crisis financiera iniciada con el escándalo de las hipotecas basura en el verano de 2007 y que tuvo su momento más dramático en septiembre de 2008 con la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers ha entrado en una nueva fase que, por lo que respecta a bancos, cajas de ahorros y cooperativas de crédito, es si cabe peor que entonces, según aseguraron ayer a este diario fuentes financieras valencianas.

El motivo no es otro que los mercados de capitales se encuentran totalmente cerrados. Las entidades financieras extranjeras han cerrado el grifo del dinero para sus homólogas españolas. El diario económico Cinco Días concretaba ayer que los préstamos interbancarios han dejado de concederse a la banca nacional desde el pasado viernes, una decisión en la que habría tenido cierto peso la decisión de Ficht de bajar la semana pasada el rating del Banco de Sabadell, Bancaja, CAM y Banco de Valencia. La desconfianza es absoluta hacia el país, dado que los mercados tienen dudas muy serias de que España pueda hacer frente a los pagos.

Las fuentes consultadas aseguraron que el interbancario se cerró por completo tras la quiebra de Lehman. No obstante, en el primer cuatrimestre de 2009, en una coyuntura en que los mercados no penalizaban los cuantiosos esfuerzos de déficit y endeudamiento realizados por los Estados para paliar los efectos de la crisis económica y evitar que se produjera una Gran Depresión, empezaron a abrirse paulatinamente.

Apuntes

Esa tendencia se mantuvo en los meses siguientes, lo que propició apuntes de recuperación en casi todas las economías, hasta que llegó marzo de 2010 y estalló la crisis griega, que poco después se contagió a otros países periféricos de la UE como Portugal y España. Desde entonces, el grifo se ha ido cerrando poco a poco hasta llegar a la situación actual de sequía.

Las citadas fuentes no dudan en afirmar que la coyuntura actual puede ser incluso peor que la que se vivió en los meses posteriores a la quiebra del banco de inversión estadounidense. Aseguran que no hay falta de dinero en los mercados, sino desconfianza absoluta. Los bancos que tienen liquidez suficiente para prestar, como hacían antes de la crisis, optan por depositar su dinero en el Banco Central Europeo (BCE) aunque obtengan menor rentabilidad, porque temen que si lo prestan a una entidad española, mucho más si tenemos en cuenta que las agencias de calificación de riesgos se están cebando con ellas, tal vez no puedan recuperarlo. Buena prueba de ello, como informaba ayer el citado rotativo económico, es que el nuevo récord de depósitos a un día ingresados en el BCE por bancos europeos ascendió el martes a 361.692 millones de euros. El interés fue de un 0,25%.

Estas fuentes consideran como muy probable que, ante esta situación tan complicada, el Banco de España pida al BCE que vuelva a aplicar la política que ya puso en marcha tras la quiebra de Lehman, es decir, abrir líneas para que las entidades puedan obtener liquidez.