La primera reunión, tras las asambleas del pasado mes de septiembre, entre los sindicatos y la dirección de las siete cajas que integran el SIP liderado por Caja Madrid y Bancaja, terminó ayer sin acuerdo y con el rechazo de la representación de los trabajadores a las propuestas de ajuste laboral presentadas por la empresa, según aseguró a este diario el responsable del Sector de Ahorro de la Federación de Servicios de UGT, Antonio Muñoz, quien calificó la oferta de las cajas de "decepcionante" e "inaceptable".

En el encuentro, la dirección no presentó los esperados datos de cómo se repartirá entre las siete socias el previsto cierre de unas 600 oficinas y el recorte de plantilla en 3.800 trabajadores. Como informó ayer este diario, el ajuste laboral tendrá un coste de unos 1.400 millones, si bien la cifra final dependerá de la negociación con los sindicatos y del diseño del futuro banco que unirá a estas entidades. Según Muñoz, las cajas "no quieren ni oir hablar" de homologar los salarios entre los trabajadores de las siete entidades, que ahora son muy diferentes. De hecho, en la propia Bancaja los empleados anteriores a 1998 cobran tres pagas más que los contratados después. Asimismo, la pretensión de la dirección es que las prejubilaciones contemplen sólo el 70% de los sueldos, mientras que los sindicatos reclaman el 100%, porque "no tenemos que ser los pagamos de esta situación", es decir, de una unión que se ha realizado "por imperativo del Banco de España".

Según Muñoz, en conjunto, la propuesta incluye "unos mínimos inaceptables". En su opinión, "aún reflejando muchos de los aspectos que deben incluirse en el acuerdo final, estamos todavía muy lejos de lo que sería una posición aceptable para iniciar, en serio, las negociaciones". En especial, cuando la dirección "no aclara dudas sobre los procesos de reorganización de los servicios centrales, cierre de oficinas, reasignaciones de empleados a la sociedad central y entre las cajas".