El concurso de Teyoland encara la recta final con una previsible subasta de los bienes de la empresa. El juez ha decretado ya el cese de actividad, en lo que en el entorno concursal se interpreta como el primer paso para la liquidación definitiva de la razón social Teyoland S. L. El dinero que se obtenga de esa venta servirá para atender la deuda con las acreedores, que asciende a algo más de diez millones de euros. Feria Valencia, el arrendador del Pabellón 7 que albergaba la tienda de que pretendía ser la gran superficie valenciana del mueble, tendrá que ponerse a la cola como acreedor ordinario para cobrar el cerca de un millón de euros impagado en concepto de alquiler. La institución que preside José Vicente González sólo aspira a aprovechar en la medida de lo posible las mejoras que se hayan realizado dentro del pabellón que no sean reversibles, siempre que la administración concursal no decida hacer algún tipo de reclamación tras valorarlas para incorporarlas a la masa.
Feria Valencia no es el único acreedor. Proveedores y contratistas que participaron en la puesta en marcha tampoco han cobrado, como es el caso de la empresa que instaló los ascensores o los suministradores de material informático. Estos son ahora los principales bienes de Teyoland, el pequeño tesoro del concurso cuya subasta servirá para atender pagos.
Estos acreedores tampoco podrán exigir el retorno de sus bienes en compensación por las facturas impagadas, pues una vez adquiridos forman parte de los activos del concurso. Como mucho podrán pujar por ellos en subasta pública o esperar a su venta para recuperar algún dinero.
Si Feria Valencia quisiera, por ejemplo, podría pujar por los ascensores con un precio interesante, ya que no tendría que sufragar los gastos de desmontaje y traslado. No parece que la situación financiera de la institución esté para acometer nuevas inversiones, aunque esto dependerá del uso que sus responsables pretendan dar en el futuro al pabellón.
Teyoland fue un ambicioso proyecto de creación de una gran enseña del hábitat de capital valenciano capaz de competir con Ikea. Su primera tienda en Feria Valencia apenas estuvo abierta seis meses.
