La Comunitat Valenciana ha quedado descolgada de un mercado, el del turismo de compras y el lujo, que hoy mueve 5.500 millones al año en España y en el que un día, subida en la ola de la Copa América y la Fórmula 1, pudo hacerse un hueco.
La languidez de Poeta Querol, la calle por excelencia de las grandes marcas en Valencia, ilustra el contraste con la efervescencia de las grandes calles del lujo de Barcelona y Madrid. En el último año, estos dos ejes del turismo de compras han registrado doce y once operaciones, respectivamente. El metro cuadrado de alquiler se sitúa en 230 euros al mes y las grandes firmas han entrado en guerra para posicionarse en este año de relanzamiento del consumo y con el turismo extranjero en cifras históricas.
Un informe de la consultora Ernst & Young sitúa a Valencia y Alicante muy retrasadas, como el décimo y undécimo distritos de España por volumen de compras realizadas por turistas extracomunitarios. El Passeig de Gràcia de Barcelona y el barrio Salamanca de Madrid son los dos primeros. Otros enclaves de la capital de España y Barcelona copan las diez primeras posiciones, con la única intrusión de Puerto Banús, el puerto deportivo del lujo en Málaga, en novena posición.
En cuanto al ticket medio por distrito, Valencia ocupa la sexta posición, con 520 euros, justo la mitad que el barrio Salamanca de Madrid, o Puerto Banús, donde el gasto por turista extracomunitario se sitúa en un promedio de 994 euros.
El empuje del turismo asiático ha hecho crecer un 6 % el volumen de compras en España, según el informe Luxury Briefing de Cushman & Wakefield, compañía de servicios inmobiliarios. Sobre todo se ha notado el alza del turismo chino, ya que su gasto aumentó en torno al 70% en Barcelona y al 30% en Madrid. Con estas cifras, ambas ciudades registraron un crecimiento superior al de Londres o París, destaca dicho informe.
En Valencia, por contra, el lujo languidece en la Milla de Oro (Poeta Querol y Marqués de Dos Aguas) y busca nuevas espacios. Pese a la reciente entrada de Michael Kors (bolsos y complementos), las salidas están menguando esta emblemática calle hasta las cenizas de un pasado esplendoroso. Ahora mismo, la avenida acumula diez bajos comerciales con el cartel de «disponible».
El impacto de la crisis ha sido brutal. Porque la caída se produce desde muy alto. «En 2006-7 la calle subió mucho por el posicionamiento internacional por la Copa América y la Fórmula 1. En esos momentos costaba encontrar espacio para el lujo. Los alquileres eran altos. Entre 80 y 90 euros el metro cuadrado», explica Alain Tabernero, consultor inmobiliario especializado en el sector de locales comerciales, oficinas y viviendas de lujo (sector «prime»).
Hoy el suelo en alquiler está alrededor de 35 euros, un tercio de lo que fue. La fuga de marcas ha sido considerable: Bulgari, Cavalli, Ermenegildo Zegna, Tommy Hilfiger... Mont Blanc ha sido de los últimos en salir. Resisten otros como Loewe, Louis Vuitton, Lladró, Duran Rolex... Pero algunos preparan la marcha. Nespresso, por ejemplo, ya ha anunciado su traslado a la calle Colón. No parece un caso único. Existe «temor» al ver la calle llena de carteles. Temor en los que buscan un local donde y también en los que permanecen, explica Tabernero.
Mientras tanto Juan de Austria o Jorge Juan se convierten en nuevos referentes. Emerge con fuerza la calle Hernán Cortés, entre la Gran Vía y Colón, que gana posiciones en la moda de gama media-alta. Hannover y Adolfo Domínguez están allí. Y el Grupo Alain anunció ayer que acaba de cerrar el traspaso de Armani a esa calle después de Navidad. Será el regreso de esta firma a Valencia tras un tiempo desaparecida.
