El Fondo de Garantía de Depósitos acaba de ingresar al Banco Sabadell el segundo pago correspondiente al Esquema de Protección de Activos que se concedió a la entidad para ayudarle a digerir los ruinosos negocios inmobiliarios que heredó de la extinta CAM. En total, la factura ha ascendido a unos 800 millones de euros, una cifra muy similar a la del ejercicio anterior, cuando fueron 822 millones de euros, según ha podido saber este diario de fuentes cercanas al citado organismo, que se nutre de las aportaciones obligatorias de todas las entidades españolas.

De esta forma, el Fondo de Garantía ya ha desembolsado más de 1.600 millones por este mecanismo, que se suman a la inyección inicial de 5.249 millones que recibió la CAM para recapitalizarse antes de su adjudicación a la entidad catalana, la única que se atrevió a pujar por ella.

Este esquema de protección de activos cubre el 80% de las pérdidas que ocasione la gestión del ladrillo «tóxico» de la CAM durante un periodo de diez años, entre julio de 2011 y julio de 2021, y sobre una cartera que inicialmente abarcaba un perímetro de 24.644 millones, en la que se incluyen participaciones en inmobiliarias, créditos a promotores, edificios en varios grados de finalización y solares.

El objetivo es que el Sabadell logre desprenderse de la mayor parte de este lastre durante este tiempo, una tarea que en el caso de Bankia o de BMN se encargó a la Sareb, a la que se segregaron los activos inmobiliarios problemáticos de la mayoría de cajas nacionalizadas con posterioridad a la CAM. A medida que el banco vende estos activos o disuelve las sociedades que la caja alicantina tenía con diversos promotores -desde Enrique Ortiz a Hansa Urbana, pasando por los hoteleros Juan Ferri y José Baldó.