El sector del vino valenciano, que encara el final de año con algunas incertidumbres por el debate de la limitación de superficie para plantar cava en Requena, se ha encontrado no obstante con una buena noticia por Navidad. La comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, ha conseguido cerrar el acuerdo de libre comercio con Japón, en un contexto de incremento del proteccionismo a nivel global agitado por el nuevo inquilino de la Casa Blanca.

Se espera que pueda estar en vigor en año y medio, aunque pesa el recuerdo del CETA con Canadá y los problemas que han surgido para ratificarlo. Debe ser sellado por los Estados miembro y el Parlamento Europeo.

Aunque se trate de un mercado lejano y de escaso peso para el sector exterior valenciano (unos 90 millones al año), es un mercado estratégico para un producto como el vino. Y ya no estará sujeto al arancel del 15% que se le impone en estos momentos.

Japón es la tercera potencia económica mundial, con 127 millones de personas y alto poder adquisitivo. «Para las empresas valencianas son mercados de oportunidad en este país la alimentación gourmet, confección-moda, maquinaria para la construcción, componentes del automóvil, y equipamiento médico y de precisión», señala la Cámara de Comercio de València. El organismo que preside José Vicente Morata prepara ya una jornada para la primera parte de 2018 con el objetivo de dirigir el centro de atención de las empresas exportadoras hacia el país asiático.

En este sentido, las bebidas son las segunda categoría valenciana más exportada, con 8,5 millones de euros en 2016. Según la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV), el acuerdo puede disparar las exportaciones españolas. «La eliminación de los aranceles coloca a la UE en un campo de juego similar a aquel en que se mueven en Japón países como Chile, que se beneficia de un acuerdo de libre comercio con este país desde hace tiempo». Además, el acuerdo va a proporcionar un alto nivel de protección para las más de 200 indicaciones geográficas comunitarias.

Pese a la lejanía, Japón es hoy un mercado de gran expansión para el vino valenciano, especialmente para la Denominación de Origen València, la segunda que más trabaja con este mercado tras la DO Cava. En la campaña 2015/2016, exportó a Japón 21.300 hectólitros, un 64% más que el año anterior, convirtiéndose en el sexto mercado de distribución de esta indicación, por detrás de Alemania, Bélgica, Francia, Reino Unido y Suecia.

«Japón para nosotros es un mercado top 5. Llevamos vendiendo allí más de 17 años y tenemos muy buenas relaciones comerciales impulsadas por el responsable de la zona, José Ramón Pascual», explica Vicente Montesinos, gerente del departamento de vinos de la cooperativa hortofrutícola valenciana Anecoop.

En estos momentos, la firma valenciana se encuentra en pleno crecimiento en ese mercado. Vende sobre 1,5 millones de botellas y aspira a poder llegar a los 2,5 millones de botellas en el año 2021.

Según relata el responsable de Anecoop, se trata de un mercado culturalmente muy complicado: «Intentan extender la cultura japonés de la perfección a todos los que trabajan con ellos, por lo que la entrada al mercado no es fácil».

En cuanto al tratado, señala: «Creo que va a ser muy positivo para los vinos españoles y puede ser muy positivo para los vinos valencianos, ya que aunque sea un país rico tiene una enorme elasticidad en cuestión de precio. Y en València tenemos vinos de una gran calidad a un precio muy razonable».

«El impacto va a ser mucho más grande para las empresas que estén ya implantadas en el país, ya que las dificultades para entrar en el mercado, exigencias de calidad y gap cultural van a seguir estando ahí. Y también va a depender si está bajada de impuestos de vinos europeos produce un trasvase de compra de países que ya no tienen impuestos como Chile, o si produce un aumento del consumo general de vino», concluye.