Las entidades financieras que operan en la Comunitat Valenciana han visto cómo en solo tres meses ha aumentado el volumen de depósitos en casi 3.000 millones de euros, de los que 2.200 corresponden al sector privado, es decir empresas y familias. El Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) publicó ayer su informe correspondiente al segundo trimestre de 2018, en el que los depósitos se sitúan en 107.504 millones, con un porcentaje de variación anual del 9,76 %, que contrasta con la subida de solo el 0,32 % experimentada por el conjunto de España. A finales del primer trimestre, el mencionado parámetro estaba situado en los 104.580 millones. Entonces, el crecimiento interanual era del 8,10 %, también muy superior al 0,92 % nacional.

Una de las explicaciones más plausibles del aumento en el ahorro captado por los bancos y cajas que trabajan en la autonomía -un 10,74 % de crecimiento interanual, frente al 3,65 % de las cooperativas de crédito- podría estar, tal como apuntó el pasado jueves el director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), Joaquín Maudos, en el trasvase de depósitos desde Cataluña, principalmente porque los tipos de interés son idénticos en todo el país y también otras variables como las macroeconómicas.

Con la llegada de la Gran Recesión, el sistema financiero valenciano se quedó casi desnudo tras perder Bancaja, la CAM, Banco de Valencia y Ruralcaja. Luego, el auge del independentismo catalán obligó a sus principales entidades a buscar refugio fuera de su lugar de origen y se decantaron por la Comunitat Valenciana. El Sabadell, que se había adjudicado la CAM, trasladó su sede social a Alicante, y CaixaBank, que absorbió durante la crisis al Banco de Valencia, hizo lo propio con la capital autonómica. La decisión se tomó el 5 y 6 de octubre, respectivamente, pocos días después del referéndum ilegal de independencia y con el propósito de frenar la fuga masiva de depósitos que estaban sufriendo.

Las autonomías colindantes con Cataluña fueron las grandes beneficiadas, porque no solo se trasladaron depósitos de una entidad a otra, sino que hubo muchos clientes que optaron por ubicar sus cuentas corrientes en oficinas del Sabadell y CaixaBank fuera de Cataluña.

Los efectos fueron inmediatos. Al finalizar el cuatro trimestre de 2017, las entidades financieras que operan en la Comunitat Valenciana habían incrementado en casi 6.500 millones de euros el volumen de los depósitos de sus clientes. Habían pasado de 99.385 millones el 30 de septiembre de 2017 a 105.870 millones el 31 de diciembre. Tanto el Sabadell como CaixaBank aseguraron que el cambio de sede frenó la salida de dinero e incluso permitió la «repatriación» de ahorros. De hecho, el volumen de depósitos de los bancos que operan en la Comunitat Valenciana cayó en el primer trimestre hasta los 104.580 millones, unos 1.300 menos. Sin embargo, los datos del período comprendido entre abril y junio de 2018 muestran un nuevo cambio de tendencia con esa subida de casi 3.000 millones, un 2,7 % más en tres meses. Desde el inicio del cuarto trimestre de 2017, el ahorro en la Comunitat Valenciana ha crecido en 8.000 millones.

Cataluña, por su parte, ha sufrido una muy considerable reducción de los depósitos. Baste citar que a 30 de septiembre de 2017 el volumen de este ahorro en las entidades que operaban en dicha autonomía era de 184.734 millones. Tres meses más tarde había caído a 153.339 y al cierre de marzo de 2018, a 152.169. Es decir, 32.000 menos. Eso sí, en el segundo trimestre de 2018 ha recuperado terreno y se ha situado en 160.198, unos 8.000 más. Entre abril y junio, Madrid ganó casi 12.000 millones, mientras Andalucía perdió 1.600, País Vasco, 2.600 y Galicia, otros 1.600.