Además de poner el foco en la importancia del turismo como motor económico, otro de los atractivos de estas jornadas organizadas por AVE y otras agrupaciones empresariales, como Aefa u Hosbec, fue la de dar a conocer ejemplos de empresas familiares que han alcanzado el éxito nacional e internacional con esfuerzo, tesón y, en muchos casos, gracias a visionarios que supieron ver nichos de negocio donde nadie hasta entonces lo había hecho.
Dentro de estos ejemplos, el testimonio de Juan José Hidalgo fue uno de los que conquistó al público. El empresario, nacido en un pueblo de Salamanca en 1941, relató en primera persona cómo hace 48 años abandonó su pueblo para viajar a Suiza a buscarse la vida y, desde allí, construyó su imperio, que gestó trasladando a emigrantes de Salamanca a Suiza o Alemania con su coche particular, luego en autobús, luego en avión, hasta acabar comprando toda la flota de Air Europa y creando uno de los mayores grupos turísticos del país, con presencia en todos los subsectores.
La internalización del Grupo Riu, una empresa familiar de tercera generación con sede en Mallorca y 93 hoteles repartidos en cuatro de los cinco continentes, fue otro de los ejemplos expuestos ayer que sorprendió al público. Sobre todo, por las pautas y reflexiones que realizó su consejera delegada, Carmen Riu, sobre el funcionamiento de sus hoteles y la filosofía de su empresa: «No invertimos nuestro dinero en otra cosa que no sean hoteles. Eso nos obliga a ser cada día mejores porque sabemos que, si va mal, nos hundimos todos».
En clave interna, Vicent Grimalt, fundador y administrador de la empresa Clave Dénia, relató el modelo de expansión de las tiendas Ale-hop y su razón de ser: «Vender productos simpáticos a los turistas para que la gente sea feliz». Junto a él también intervino Patricia Quesada, directora general de Euromarina, que expuso la expansión inmobiliaria de esta empresa.
