La maraña de nubes a lo lejos amenaza con una de esas intensas tormentas viajeras desde el Canal de la Mancha que tanta fama dan al Mar del Norte. Por esa riqueza del viento y la escasa profundidad de sus aguas este rincón del mundo es una de las joyas de la corona de la eólica offshore, capaz de abastecer ya de luz a diez millones de hogares en Europa, según el "Informe sobre Economía Azul" publicado por la UE. Aquí, a unos 50 kilómetros de la costa británica de Suffolk, desde el aire es posible ver ya el despliegue de casi todos los peones con los que Iberdrola defiende su firme disposición a liderar el sector. Solo quedan por colocar 12 de los 102 esqueletos metálicos sobre los que se asientan los aerogeneradores repartidos en una extensión equivalente a 40.000 campos de fútbol. El East Anglia One es el mayor proyecto renovable hasta ahora en la historia de Iberdrola y será el segundo más grande en operación cuando se encienda en abril de próximo año.

A los 714 MW del East Anglia One, con una inversión de 2.500 millones de libras -alrededor de 2.800 millones de euros- le seguirán el East Anglia Two, de hasta 900 MW y un tercer parque en la zona para el que el Gobierno de Reino Unido acaba de autorizar a Scottish Power, la filial de Iberdrola en el país, un incremento de potencia desde los 1.200 MW iniciales a1.400.

Buena parte de las jackets que sirven de soporte a los molinos (42) se fabricaron en el astillero en Fene de Navantia, encargada también en su planta de Cádiz de confeccionar la subestación eléctrica; y los pilotes de anclaje al suelo salieron de la factoría de Windar en Avilés. La alianza de las dos empresas ya consiguió acompañar a Iberdrola en su estreno en solitario con un parque offshore en Wikinger (Alemania) y ahora están pendientes de las adjudicaciones para el complejo de Saint-Brieuc, en la bretaña francesa, a punto de conocerse.