El grupo aéreo que lidera Air Nostrum no solo se ha hecho en Galicia con su primer contrato en el sector de la extinción de incendios a través de la filial Planificación y Soluciones Aéreas SL (Plysa). La preadjudicación del servicio de dos aviones de carga en tierra por tres años (1,57 millones en total) supone sobre todo meter la cabeza en un mercado prácticamente cerrado durante décadas.
El de la lucha contra el fuego es un sector muy especializado, tanto que un puñado de empresas ha controlado durante décadas los concursos públicos de autonomías como la C. Valenciana, Galicia, Cataluña o Andalucía donde, por lo general, siempre concurrían los mismos aspirantes. La Audiencia Nacional, de hecho, investiga por repartirse el mercado español al conocido como «cártel del fuego», en el que estarían empresas como la valenciana Avialsa, contratista histórica de los medios aéreos de la Generalitat; o Faasa y Martínez Ridao, que se aliaron y ganaron el concurso en 2017 después de que Avialsa renunciara tras décadas.
Hay un componente técnico que blindaba esa posición de ventaja para estas empresas. Por lo general las administraciones exigían en los pliegos de condiciones de los concursos unos criterios técnicos que solo permiten optar a aviones del fabricante Air Tractor. Y, en Europa, la exclusiva para comercializar estos aparatos la tiene la citada empresa valenciana Avialsa. Desde que comenzaron a operar en Cataluña, hacia 1996, las empresas solo se han presentado con este modelo.
Es ahí donde Air Nostrum ha abierto una brecha. La Xunta de Galicia ha preadjudicado el servicio de dos aviones de carga en tierra para los próximos tres años a Plysa, pese a que sus aparatos no son Air Tractor, sino Thursh. Es la primera vez que esto ocurre en España en muchos años. El Thursh, por el que ha apostado Carlos Bertomeu tras no poder comprar aviones Air Tractor, es un aparato diferente, sin la misma capacidad de carga, pero más versátil, que puede aterrizar en pistas más cortas y cargar más rápido, apuntan los expertos.
Galicia ha dado un paso complejo, ya que, según reconoce el sector, la satisfacción de los técnicos en España con las prestaciones del Air Tractor es altísima. Por autonomía, capacidad de carga y adaptación a las pistas. Y la extinción de incendios, con vidas en juego, no es un campo dado a la innovación, aunque existan sospechas de irregularidades.
Con todo, Galicia ha dado el paso. Lo hace después de ver cómo durante los últimos años, las empresas tradicionales han dejado desiertos sus concursos por no estar satisfechos con los precios. Desde 2016, la Xunta no ha tenido aviones propios, y ha tenido que apostar por los helicópteros y apoyarse en los recursos del Estado.
Para este año, sin embargo, ha sacado un nuevo concurso, de solo dos aviones y un coste moderado. De alguna forma, va a ser un campo de pruebas del que van a estar pendientes también otras autonomías donde la polémica por el cártel del fuego ha sido considerable. Por su parte, Plysa se juega en este contrato demostrar su capacidad para ser una alternativa a las empresas de siempre, grandes operadores asentados en España y Sudamérica.
En este sentido, la Generalitat podría seguir pronto sus pasos. Los técnicos de la administración estarían contemplando que en los próximos concursos se abriera el abanico de opciones para que pudieran optar a otros aviones, y no solo los habituales Air Tractor.
Es la conclusión a la que se ha llegado tras celebrar desde finales de 2018 una consulta preliminar del mercado. El objetivo era que las empresas del sector presentaran «los aviones y servicios que existen en el mercado para hacer frente a los incendios forestales. Concretamente, se pretende que, a partir de los resultados de esta consulta, la administración tenga conocimiento suficiente de las soluciones más novedosas y óptimas existentes en el mercado para el lanzamiento de un procedimiento de licitación posterior», señalaba la convocatoria. En esta consulta han participado las firmas Air Tractor Europa SL; las empresas Martínez Ridao; Pegasus Aviación (Faasa), y la filial del grupo que lidera Air Nostrum.
Según trasladan a este diario fuentes conocedoras del proceso, en poco tiempo podría abrirse el cielo de los bosques valencianos a otros aparatos diferentes a los tradicionales Air Tractor.
