Este prometedor futuro pasa por el desarrollo de la nueva terminal norte de contenedores, instalación que adoptará por primera vez un modelo de operación automatizado. Este proyecto, hito histórico para el enclave valenciano, no está exento de polémica por su impacto en los empleos actuales y futuros de la estiba, y por cómo Valenciaport deberá afrontar esta transición, que algunos ven como una revolución a la que hay que oponerse.
Nuestra visión desde la Fundación Valenciaport, es la de orientar este proceso como una transformación progresiva en la que participen todos los actores implicados: autoridad portuaria, empresa estibadora, centro portuario de empleo y sindicatos. Los agentes portuarios debemos gestionar adecuadamente esta transformación, tal como sucedió hace cincuenta años con la generalización del contenedor marítimo.
En aquél momento el sector también experimentó un cambio revolucionario tal como ocurría en todos los grandes emplazamientos marítimos y, con el tiempo, hemos comprobado como el desarrollo tecnológico y la aparición de innovaciones han permitido mantener y generar miles de empleos, así como posicionar al puerto de Valencia como uno de los más avanzados del mundo.
Debemos prepararnos para este nuevo cambio en el sector, porque sólo anticipándonos estaremos en mejor posición para responder al mismo. Y esta preparación pasa necesariamente por poner en el centro el mayor activo del que dispone el puerto: su capital humano. El Puerto de València es hoy el resultado del esfuerzo y compromiso de miles de personas, y es este factor humano el elemento clave de su competitividad y de su futuro.
Los trabajadores del puerto y el gran valor añadido que generan serán protagonistas en esta nueva etapa que se vislumbra. Debemos, entre todos, transformar el puerto para afrontar los desafíos que nos aguardan tras la pandemia de covid-19.