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Bautista Soler, de rey del ladrillo a protagonista de la burbuja inmobiliaria

Sus iniciativas inmobiliarias transformaron València y la Patacona

Bautista Soler ante una fotografía de la Patacona, cuya imagen transformó. f.bustamante

El fallecimiento de Bautista Soler Crespo, que ayer fue enterrado en Turís, ha impactado al mundo empresarial valenciano del que fue uno de los referentes durante décadas. El promotor, nacido en Turís en 1929, llegó a ser uno de los empresarios más acaudalados de España, pero su estrella se apagó con el estallido de la burbuja inmobiliaria (que acabó con el 95 % de los promotores valencianos arruinados).

Hace apenas 14 años, Bautista Soler aparecía en el puesto 717 de la lista Forbes de los hombres más ricos del mundo. Su fortuna llegó a estimarse en 1.400 millones de dólares y la logró a base de poner ladrillos. Bautista Soler (que llegó a ser socio de referencia de Metrovacesa) levantó un imperio inmobiliario sin apenas estudios y cumplió su sueño de producir películas y contar con su propio negocio de exhibición en València, las salas Lys.

Comenzó a mediados de la década de los cincuenta a ejercer de lo que entonces se conocía como corredor de fincas y poco a poco creó un importante grupo inmobiliario. El crecimiento de ciudades como Alzira o València desde la década de los sesenta están íntimamente ligado a su figura. Las fisonomías de avenidas de la capital como Aragón, Manuel Candela o Francia y de calles como Justo y Pastor, Salamanca o Centelles están vinculadas a Bautista Soler.

Su último gran proyecto fue la transformación de la Patacona en Alboraia. El promotor se centró desde 2005 en la construcción de la urbanización Veramar compuesta por trece torres de viviendas en segunda línea de playa. La promoción Veramar (canalizada a través de la histórica Mercado de Construcciones S.A., fundada por Soler en 1951) suponía la construcción de 1.700 inmuebles (viviendas, apartamentos turísticos y oficinas) en 167.500 metros cuadrados que ocupaba el antiguo polígono industrial de Vera.

Mercado de Construcciones estaba ligada a Mag Import, la sociedad de la familia Soler que lanzó en 2006 la OPA sobre Metrovacesa junto a Joaquín Rivero. En plena OPA, la propia promotora valoraba en 860 millones de euros el valor de mercado de los inmuebles en el desarrollo de la Patacona. Además, el desarrollo incluía dos edificios comerciales con 18.000 metros cuadrados que la empresa cuantificaba en otros 92 millones de euros. Unos precios al calor de la burbuja inmobiliaria y de la Copa América de vela porque la zona tenía vistas al campo de regatas.

Esos años coincidieron con su desembarco en el Valencia CF. El empresario, con la intermediación de la Generalitat de Camps, se convirtió en contrapeso de Francisco Roig y adquirió acciones al precio de 600 euros (su coste inicial era de 48). La familia Soler logró la mayoría accionarial en junio de 2004 y Bautista Soler dio el control a su hijo Juan Bautista.

El estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008 lo enredó todo.

El promotor valenciano y su socio Joaquín Rivero protagonizaron a finales de 2012 la que en aquel momento fue la quinta mayor quiebra de España desde que estalló la crisis de 2008. La sociedad Mag Import y Alteco, controladas por Soler y Rivero, solicitaron de forma voluntaria el concurso de acreedores para frenar el vencimiento de un crédito sindicado de 1.627 millones de euros, después de que uno de los 13 bancos del sindicato se negara a firmar una refinanciación.

Origen de la deuda

La deuda provenía de un préstamo sindicado de 2.160 millones que Soler y Rivero contrajeron para lanzar una contra OPA en Metrovacesa en plena batalla con la familia Sanahuja por el control de la inmobiliaria. En 2007, Metrovacesa valía 5.700 millones de euros en bolsa y era la primera inmobiliaria del país. Ese año, los Sanahuja sellaron un pacto con Soler y Rivero para poner fin a la guerra en Metrovacesa. La familia Sanahuja se quedó con Metrovacesa y el empresario valenciano y su socio tomaron el control del 31 % de la inmobiliaria francesa Gecina (filial gala de Metrovacesa).

El concurso de Soler y Rivero «engachó» a Bankia, Sabadell y Banco de Valencia con 284 millones de euros. La quiebra acrecentó los problemas de la familia Soler. El desplome económico obligó a Bautista Soler a ceder su proyecto estrella en la playa de la Patacona. Sareb y Banco Santander se acogieron a la ley hipotecaria e instaron a la subasta notarial de 190 viviendas y apartamentos ante los impagos de la promotora Mercado de Construcciones. La deuda rondaba los 70 millones.

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