Es una de las palabras más repetidas en las últimas semanas y pone los pelos de punta a economistas y políticos. Tres sílabas que pueden dar al traste con todas las previsiones económicas de un país y poner en riesgo la economía de los hogares. La inflación. Es pura macroeconomía trasladada a la microeconomía. Qué es y por qué es tan grave que suba sin parar en las últimas semanas. La inflación alta es el nombre que recibe la subida generalizada de los precios. La inflación es la variable que mira la evolución de los precios que registran los bienes y servicios.

El precio de los objetos, de los bienes y de los servicios no es fijo. En una economía de mercado como la nuestra, estos precios oscilan en función de muchas variables. La oferta, la demanda, los precios de la competencia, los precios de las materias primas que se emplean para hacer ese bien o los que se necesitan para ofrecer ese servicio. Todas estos aspectos acaban conformando el valor de los bienes y servicios que llegan al mercado mayorista y también al minorista, el que afecta directamente a los hogares y al bolsillo de los ciudadanos.

Los precios oscilan al alta o a la baja. Sin embargo, en los últimos meses el índice estadístico que controla la inflación, el IPC, confirma que los precios no han dejado de subir. El martes, la inflación superó el 10% de inflación, algo que no ocurría desde 1985, y refleja la compleja situación económica a la que se enfrentan los hogares. ¿Por qué? Un 10% de inflación supone que el precio de los productos ha subido de media un 10% respecto a lo que costaban hace un año. Lo que en 2021 costaba 100 euros ahora cuesta 110.

Este incremento continuado de los precios tiene graves consecuencias en el poder adquisitivo de las familias. Si los precios suben pero el dinero disponible es el mismo, las familias dejan de poder comprar lo mismo con los mismos ingresos. La espiral inflacionista es tremendamente peligrosa puesto que si la situación se prolonga en el tiempo, una inflación alta acaba reduciendo el valor de la moneda con el tiempo. Por ejemplo, 1.000 euros dejan de tener el valor que tienen cuando no se puede comprar con ellos los mismo que se podía comprar antes.

Esta pérdida de poder adquisitivo es especialmente sangrante si suben los precios pero no lo salarios. Lo mismo sucede con las pensiones. Si no se indexan o actualizan al IPC, los pensionistas verán mermado su poder adquisitivo.

¿Subir los salarios como solución?

No. Los economistas insisten en que si las empresas comienzan a subir los salarios de forma progresiva al IPC las consecuencia de la inflación serán permanentes y se multiplicarán. Entrará en juego la espiral inflacionista y el valor de la moneda se reducirá. La clave está en atacar directamente a los precios e intentar revertir su subida.

La sandía es uno de los productos donde más se ha notado el aumento de precios Kai Försterling

¿Por qué sube tanto la inflación en España?

El auge de los precios no es un problema único de España. El resto de economías europeas y mundiales se están viendo afectadas por un incremento global de los precios como consecuencia de las crisis energética provocada por la Guerra de Ucrania y el disparo del precio del grano. Se ha encarecido el precio de la electricidad y de los carburantes y con ello se ha producido un efecto dominó en toda la economía.

¿Qué es la inflación subyacente?

La inflación subyacente es aquella que analiza el auge de los precios sin tener en cuenta ni la energía ni los alimentos frescos al considerar que estos son más volátiles y sensibles a las condiciones coyunturales. La inflación subyacente se fija en los precios estructurales y si sube indica que la inflación está afectando a todo el sistema productivo y que tanto industria como servicios han comenzado a repercutir este incremento de precios en el resto.