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Tribuna

A vueltas con la "pinyolà"

Un campo de naranjoscultivado

AVA-Asaja, la Unió y Cooperatives Agro-Alimentàries de la Comunitat Valenciana consensuaron un conjunto de medidas, que la Conselleria de Agricultura ha aceptado adoptar en los próximos años y para las que debe disponer de un presupuesto suficiente, para solucionar el problema de la ‘pinyolà’ y, con él, un conflicto entre citricultores y apicultores que se arrastra casi tres décadas. Mientras unos miramos hacia el futuro, otros parecen anclados en el pasado. Es el caso de la presidenta del Comité de Gestión de Cítricos (CGC), Inmaculada Sanfeliu, quien dejó patente su posición decimonónica en el artículo publicado en Levante-EMV el pasado 26 de junio bajo el título ‘La carga ganadera’.

Lo primero que cabe responderle es que el CGC se atribuye una representación que no tiene. Efectivamente, Inmaculada no puede hablar en nombre de los citricultores por la sencilla razón de que los productores están representados por las organizaciones profesionales agrarias, no por asociaciones de comerciantes. Si quiere hacerlo, o se asocia a una organización agraria que ya existe o crea una nueva que defienda a todos los productores, no solo a los citricultores en detrimento de los apicultores. El CGC no representa ni siquiera a todo el comercio citrícola, y mucho menos a los citricultores.

Cuando dice «ya veremos de qué lado se sitúan los demás», o de los apicultores o de los citricultores, nuestra contestación es muy sencilla: no vamos a tener que elegir, porque representamos a los dos y porque hemos buscado soluciones para los dos. No vamos a volver a caer en el despropósito de alinearnos en una parte contra la contra. Planteamos medidas que incluyen derechos y obligaciones tanto a los citricultores como a los apicultores, y que prevén contar con el apoyo económico de la Conselleria de Agricultura.

De estas medidas, Inmaculada critica la restricción de las plantaciones de variedades de cítricos susceptibles a polinización «como si el hueco dejado aquí no fuera a ser cubierto por otros». La presidenta del CGC sabe perfectamente que las últimas variedades que han copado el interés del mercado son precisamente aquellas que no presentan semillas. Queremos las mejores variedades de cítricos y esas son sin ‘pinyol’.

También coincidimos con Inmaculada en la necesidad de estudiar la situación de la apicultura (y de la citricultura y cualquier otro sector agropecuario), pero es evidente que las políticas europeas van encaminadas a proteger las abejas melíferas y el resto de insectos polinizadores porque son unos aliados irrenunciables para conseguir la óptima productividad en hortalizas, frutales de hueso, kiwis, aguacates, etc. y para la biodiversidad en general. La sociedad prefiere cítricos sin semillas y campos con fauna útil, incluyendo abejas, así que menos palos en las ruedas y más compromisos en defensa de toda nuestra agricultura.

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