No han sido nada buenos estos últimos 15 años para la economía valenciana. La época ha sido turbulenta porque se han encadenado tres crisis desde 2007: la Gran Recesión, la covid y la inflación agravada por la invasión rusa de Ucrania. En ese tiempo, el PIB per cápita de la autonomía en 2021 era un 5,3 % inferior al de 2007, mientras que la incidencia en España había sido menor, dado que la contracción en ese ámbito territorial fue del 3,7 %.

Pero hay más. La distancia que separa a la Comunitat Valenciana de la renta por habitante de España ha aumentado del 10 % en 2007 al 12 % en 2021 y ha retrocedido dos posiciones en el escalafón nacional, al bajar del puesto décimo al décimosegundo, con lo que se sitúa cerca de las autonomías más pobres del país y se aleja de las más ricas.

Conclusiones

Ambas conclusiones figuran en el informe "Situación y retos de la economía valenciana" que ha presentado el director de investigación del Instituto Valencianos de Investigaciones Económicas (IVIE), Joaquín Maudos, en el 'V Congreso de Economía Valenciana' celebrado esta mañana en la capital del Túria, organizado por la Generalitat, la patronal CEV y los sindicatos UGT y CC OO en colaboración con el IVIE.

El documento señala la baja productividad de la mayor parte del tejido productivo como la principal debilidad de la economía valenciana y concluye que, para converger con las regiones más ricas, es necesario aumentar dicho parámetro. El documento propone dos vías: orientar la especialización hacia los sectores más productivos y aumentar la calidad de los factores utilizados, lo que, entre otros, exige un mayor esfuerzo inversor en capital en tecnologías de la información y la comunicación (TIC). El IVIE considera que la mejora de la productividad exige colaboración de las empresas y las administraciones públicas. También, que la inversión en intangibles y en capital humano marcan la estrategia para mejorar la baja productividad de la economía valenciana, un 5% inferior a la media española.

El informe destaca la especialización en actividades que generan una menor productividad. Solo en 11 de las 60 ramas de la actividad de la economía, la productividad de la Comunitat Valenciana supera la media nacional y esas ramas aportan el 14,8% del valor añadido del sector privado. Eso significa que el 85,2% del VAB de las empresas privadas de la autonomía depende de sectores con niveles de productividad inferiores a sus homólogos en España. Además, se advierte del menor empleo de capital humano, ya que el porcentaje de ocupados con estudios universitarios (como indicador de calidad del trabajo) es inferior al de España (31% frente a 32,4%), y se aleja de las regiones líderes en productividad: Madrid (43,2%), País Vasco (39,3%) y Navarra (35%).

Directivos

El documento también se refiere a la menor profesionalización de la dirección de las empresas como factor que limita la productividad, con un porcentaje de empresarios y autónomos con formación superior 1,7 puntos menor que el de España (39% frente a 40,7%). Por otro lado, recuerda que el esfuerzo inversor en I+D (medido por el peso que tiene la inversión en I+D en el PIB) se sitúa un 16% por debajo de la media española.

Esperanza

A pesar de todo lo anterior, Maudos y su equipo ven un rayo de esperanza en los últimos tiempos: "La evolución más reciente invita a un cierto optimismo", ya que la brecha con la media española "se está acortando desde 2019". "La economía valenciana realiza claros progresos". Por ejemplo, el PIB autonómico viene creciendo por encima del de España o cayendo a menor ritmo en los trimestres más duros de la pandemia. El mercado de trabajo valenciano se muestra más dinámico que el de la media nacional. Asimismo, las exportaciones valencianas en el acumulado anual crecen ligeramente por encima de las españolas: (un 25,1 % por un 24,7 %). Claro que la tasa de inflación y la infrafinanciación autonómica son factores de "preocupación". En este contexto, el IVIE llama a maximizar los beneficios potenciales de los fondos europeos Next Generation.