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Cooke suspende la oferta vinculante de compra sobre Nueva Pescanova

El holding canadiense pone la operación en cuarentena por diferencias en el precio tres meses después del acuerdo de exclusividad para negociar la compra de la pesquera

Abanca asegura que es un receso estival

Vista aérea de las instalaciones de Nueva Pescanova en Chapela. |

Vista aérea de las instalaciones de Nueva Pescanova en Chapela. | / Ricardo Grobas

Lara Graña

Cualquiera que sea el resultado final, y cualquiera que sea el momento en que se materialice, el traspaso de Nueva Pescanova será la mayor operación histórica para la industria pesquera española. Y, por extensión, una de las de mayor envergadura en el sector europeo de alimentación. Es cierto que la compañía de Chapela no es la misma que hace diez años –el concurso de acreedores forzó un adelgazamiento acelerado de activos de enorme relevancia, como los de pesca y acuicultura en Chile (Pesca Chile) o la flota de Malvinas (Lafonia)–, pero ha podido mantener un statu quo que se ha ganado a pulso desde los años sesenta. El de una empresa transnacional, disruptiva, locomotora y resiliente a crisis globales e internas, como la del petróleo de los setenta, la generada por la denominada Constitución de los Océanos –con extensión de las aguas ribereñas a 200 millas, y la consiguiente expulsión de caladeros– o el intento de OPA de Unilever (frustrado gracias a Manuel Fraga) a mediados de los noventa. Eso sí, el misil de 2013, una quiebra de 3.650 millones de euros –la mayor de la historia empresarial del país para una sociedad no inmobiliaria–, ya fue demasiado. Nueva Pescanova, en ningún momento desde entonces y pese al denodado esfuerzo de los accionistas, acreedores, empleados y proveedores, ha podido achicar por completo la vías de agua. Es una gigante del sector, pero está débil.

Sobre esta idea germinó un proyecto mayúsculo, capitaneado por Abanca –suma cerca del 98% del capital social– para rearmar la estructura de la empresa y sellar las grietas en el casco. La idea era la siguiente: reordenar sus activos, refinanciar deuda, fijar un plan estratégico –en realidad dos, pero no cumplió sus objetivos– y buscar un socio industrial que garantizase su continuidad a largo plazo. Aquí aparecieron tres candidatos con galones, como avanzó FARO: Red Chamber, Platinum Equity (propietaria de Bering IV Congelados, matriz de Iberconsa) y Cooke Inc. Esta última, una firma familiar nacida como Cooke Aquaculture en New Brunswick (Canadá), colmaba las aspiraciones de la entidad financiera, en tanto mantendría la marca, la sede de Chapela y reduciría de forma notable las posibles duplicidades y el impacto en el empleo.

Cooke detectó la necesidad de una mayor inyección tras la "due diligence"

El 13 de abril, Abanca y Cooke anunciaban un acuerdo formal y en exclusiva para la venta del 80% del accionariado de Pescanova. Pero esa oferta canadiense ha sido retirada en las últimas horas, como ha podido confirmar este periódico en todas las fuentes partícipes de las conversaciones. Una decisión recogida también por la prensa anglosajona. Hay severas diferencias en el precio, como ha detallado FARO, después de que Cooke hubiese concluido la due diligence y detectado “incongruencias” entre el cuaderno de venta difundido por la propia Pescanova –a cargo de Deloitte y The Boston Consulting Group– y esa auditoría externa.

Fruto de este examen, desde Canadá se trasladó al banco que la pesquera gallega necesitaría más dinero del previsto de inicio, con lo que el importe a desembolsar iba a ser sustancialmente inferior. Trascendió una rebaja de 150 a 50 millones de euros, sin la asunción completa de la deuda –ronda los 700 millones– para inyectar fondos en la compañía y que pueda volver a carburar. Una oferta, por cierto, muy en línea con la diseñada por la dueña de la viguesa Iberconsa. En su caso, pasaría a ostentar el 60% del capital de Pescanova, primando la inyección de fondos y no la retirada de capital en favor de la propiedad.

El propio diagnóstico interno de la multinacional ha cifrado en 285 millones el déficit en inversiones, sobre todo en flota y factorías, porque las prioridades tras la quiebra eran la de sostener el grupo en pie, no abordar iniciativas con gasto en capex. Cifras que, a juicio de Abanca, no son óbice para aceptar cualquier precio por la joya de la corona de sus participadas. Esa rebaja de precio por parte del patrón canadiense, Glenn Cooke, no fue bien acogida en Galicia.

Fuentes próximas a las negociaciones ya habían advertido que el equipo de Juan Carlos Escotet estaba dispuesto a romper estas negociaciones con Canadá y volver a empezar para localizar un buen socio industrial, tanto acorde con las necesidades de Pescanova como con el esfuerzo realizado por el banco en los últimos años. “No tenemos prisa”, enfatizó el venezolano en Vigo hace dos semanas, en relación a las negociaciones y a las diferencias notorias entre ambas partes. Fuentes del entorno del banco apuntaron ayer que los contactos han quedado suspendidos, no rotos, por las fechas estivales. Tanto en el sector como en el seno de la pesquera, no obstante, se decantan por un “retorno al punto de partida”. Esto es, borrón y cuenta nueva, ya sin Cooke en la ecuación.

Iberconsa, a la espera

Así que ahora espera, una vez más, Iberconsa. Aquel comunicado de mediados de abril anunciando las negociaciones pilló al grupo que dirige Alberto Freire a contrapié, desbancado de una oportunidad que previsiblemente no se les va a volver a presentar jamás. La propiedad última de esta pesquera, la norteamericana Platinum, tiene músculo financiero de sobra para asumir una digestión de estas características.

Una de las ideas que llegó a abordar Glenn Cooke cuando dio por hecho que cerraría la compra de Pescanova –tenía previsto viajar a Vigo a mediados de junio para cerrar la transacción– fue la desinversión de activos pesqueros, singularmente los de África. La falta de experiencia y stakeholders de los canadienses en Namibia o Mozambique no animaban a asumir las filiales Novanam o Beiramar, respectivamente, y levantó el teléfono para ofrecer barcos y cuotas en el sector. Iberconsa fue uno de ellos, tal y como indicaron directivos de la industria, pero los de Freire quieren el grupo al completo, lo que daría a la compañía una dimensión colosal y opciones reales de salir a renta variable a medio plazo, dando opciones al fondo de recobrar su inversión con plusvalías tras explorar la Bolsa.

De materializarse esta opción, supondría la entrada de la compañía de Teis en terreno desconocido: acuicultura en Centroamérica, elaborados en Perú o India, pesca salvaje en Mozambique... Pero fortísimas sinergias en Argentina o Namibia, además de aportar a Iberconsa una marca con enorme penetración en el mercado europeo y relevancia creciente en el norteamericano. Posibilidades de sacudirse de la marca blanca o la maquila; más rentabilidad. Iberconsa ya es líder global en merluza congelada a bordo y gambón argentino, pero no tiene vannamei. Sobre la mesa tuvo la operación de compra de Mascato; esta, la de Pescanova, requerirá toda su atención.

Abanca esgrime la tesorería para evitar apuros

El grupo que preside de momento José María Benavent –asume también funciones de CEO tras el adiós de Ignacio González– cerró el pasado ejercicio fiscal con unas ventas algo inferiores a los 1.000 millones de euros, y mantuvo el liderazgo nacional por encima de Grupo Profand. Pero sufrió un severo correctivo en el Ebitda –quedó por debajo de los 20 millones, una cuarta parte de los computados el año anterior– y se anotó números rojos por 41,5 millones de euros. Escotet ha defendido públicamente el buen estado de tesorería de Pescanova, que es el que le estaría permitiendo no abordar una venta con apuros. Aunque la junta de accionistas del grupo validó las cuentas el 16 de junio, no las ha hecho públicas de momento.

Que Cooke se descabalgue de la compra de Pescanova no implica que en Canadá vayan a tener alivio de tareas. La compañía, en el top 10 mundial de la industria, está en plena digestión de la compra de la australiana Tassal, especializada en salmónidos y valorada en más de 1.000 millones de dólares. También está en fase de integración de la norteamericana Slade Gorton, adquirida este año, y de la belga Morubeni. Como anunció FARO en primicia, y antes de que notificara a Abanca la suspensión de su oferta vinculante de compra, Cooke decidió reservarse un stand en la feria Conxemar. Son solo 25 metros cuadrados, aunque alquilados justo en el momento de mayor tirantez con Abanca y en la misma nave que la que, para el momento de celebración de esta cita –primera semana de octubre–, estaba destinada a ser su mayor filial.

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