Komvida

El empresario, el inversor y el ejecutivo: los tres hombres al frente del imperio femenino de la kombucha

Komvida, líder en su categoría, vende que es un emprendimiento femenino y rural. Pero la fundó un empresario influyente, la compró un conocido inversor y un ejecutivo del sector alimentario la hizo despegar

El producto se popularizó tras saberse que lo tomaba la reina Letizia

Los tres hombres al frente del imperio femenino de la kombucha.

Los tres hombres al frente del imperio femenino de la kombucha. / EPE

Analía Plaza

El mercado de la kombucha va como un tiro en España. A poco que haya visitado la sección de refrigerados de los principales supermercados del país —a excepción de Mercadona, que la tuvo y la quitó— habrá podido observar el desembarco de unas coloridas botellitas de cristal que se venden a alrededor de tres euros la unidad, mucho más de lo que cuesta cualquier refresco en frío.

A la kombucha se le han atribuido propiedades cuasi milagrosas al estilo de otros mal llamados "superalimentos", si bien a falta de estudios concluyentes sobre sus beneficios conviene describirla solo como lo que es: un té dulce fermentado al que se le añaden otros sabores (limón, jengibre, frutos rojos) después. Tiene un punto ácido, es refrescante y lleva menos azúcar que otras bebidas carbonatadas, por lo que suele comercializarse como "alternativa saludable" a los refrescos. Según datos de Nielsen proporcionados a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica, las ventas de kombucha en España superaron los 26 millones de euros en julio, un 64% más que el mismo mes del año anterior.

Aunque poco a poco surgen nuevas referencias, el mérito de haber metido a la kombucha en los lineales le corresponde a Komvida, una empresa fundada en 2017 en el pequeño municipio extremeño de Fregenal de la Sierra.

La compañía "prendió una mecha que consiguió expandir el consumo y democratizar un producto limitado hasta entonces al canal especializado y al comercio online", según el último informe del medio especializado Alimarket. Hoy hay más de veinte empresas metidas en el negocio, pero la líder indiscutible es Komvida. Aglutina el 56,6% de la cuota de mercado, seguida a mucha distancia de la catalana Flax & Kale (13,3%), que empezó montando restaurantes vegetarianos y pasó después a fabricar su propia kombucha.

Komvida facturó casi nueve millones de euros en 2021, el triple que el año anterior. Su crecimiento ha sido constante y a pasos agigantados, triplicando ventas año a año. La compañía soportó pérdidas durante sus tres primeros ejercicios, pero es rentable desde 2020. En 2021, el último ejercicio presentado, declaró 1,2 millones de euros de beneficio.

El mundo de la distribución es complejo. El espacio en el lineal es limitado y acceder a los jefes de compra no resulta nada sencillo. "¿Es fácil lanzar un producto? Si lo hacemos tú y yo, nos pegamos una torta impresionante"dijo el experto Javier Pérez de Leza a este periódico cuando analizó las posibilidades del gazpacho de Belén Esteban. "Penetrar en la distribución es muy difícil. Del total de productos que nacen cada año, un 20% llegan a los lineales y solo un 2% se quedan".

En el caso de Komvida, la hazaña es mayúscula: no solo ha conseguido entrar, sino que lo ha hecho con un producto que no existía, abriendo el camino a otros, dando grandes beneficios en poco tiempo y desde un pueblo. ¿Cómo ha sido posible?

Emprendimiento femenino y "rural"

La historia de Komvida se ha presentado siempre como el emprendimiento de dos jóvenes amigas rurales: Beatriz Magro y Nuria Morales. Magro y Morales cuentan su aventura en la web de la empresa, en vídeos corporativos, en podcasts propios y de terceros. Incluso produjeron un documental para promocionar su gran aportación al empleo de su pueblo, donde montaron la fábrica y emplean a un alto porcentaje de mujeres. También han dado entrevistas a lo largo de estos años, aunque la compañía no ha respondido a las solicitudes de EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

Ambas trabajaban en Madrid cuando Magro decidió dejarlo todo para dar la vuelta al mundo. En su viaje conoció la kombucha. "Empecé en 2016 en California haciendo muchas horas en la cocina de un chef vegano a cambio de alojamiento y comida. Todavía no me explico que yo, la más hipster de Fregenal, no hubiera probado aún lo que estaba a punto de cruzarse en mi camino: la kombucha", cuenta en el primer capítulo de su podcast. "Empecé a decir: esto me lo voy a llevar yo a España. Se lo conté a mi entonces novio y a mi amiga Nuria. Recibí comentarios de que estaba loca, que era un producto de gran consumo que requería una inversión de marketing muy grande y que yo no tenía un duro para invertir. Que siguiera pensando".

Nuria Morales y Beatriz Magro, las ideólogas de Komvida Kombucha.

Nuria Morales y Beatriz Magro, las ideólogas de Komvida Kombucha. / Komvida

Meses después, Morales, que llevaba tiempo "marchitándose en la consultoría", se unió al viaje. Cuentan que en un momento dado, para no cambiar más euros, gastaron sus últimos pesos chilenos en comprar ingredientes y hacer una tortilla de patatas que vendieron en la calle. Le sacaron 53 euros de beneficio, comprobaron que hacían "un buen tándem" trabajando juntas y se convencieron de que al volver a España montarían "la mejor marca de kombucha del mundo". El producto seguía requiriendo una inversión de marketing muy grande, pero las amigas, sin experiencia en distribución, estaban ya decididas.

El empresario influyente

Morales, ingeniera química, volvió a España a trabajar en la fórmula. Magro, licenciada en traducción y hasta entonces trabajadora en el think-thank Corporate Excellence impulsado por grandes empresas españolas, viajó un poco más pensando en la marca y el plan de negocio. Justo antes de regresar, se casó en Bali con su novio: el empresario Daniel Romero-Abreu, fundador y presidente de la agencia de conferenciantes Thinking Heads e impulsor del think-thank Gate Center, que cuenta en sus filas con el exministro de Industria Miguel Sebastián y con el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Sebastián preside el Consejo Académico y Zapatero el Consejo Asesor.

Romero-Abreu, que tampoco ha respondido a una solicitud de este diario, forma parte del grupo de empresarios de la comunicación que en 2022 se hizo con el 7% del Grupo Prisa. Hijo de padre español y madre alemana, es descendiente del socialista gaditano Joaquín de Abreu y Orta.

Romero-Abreu se convirtió en el primer inversor de Komvida, según desvela Magro al final de su podcast. Las amigas querían perfeccionar su fórmula. "Con los últimos ahorros y pidiéndole a mi marido que fuera nuestro primer inversor, nos plantamos en California", dice. Después, "con los últimos 1.500 euros que nos quedaban a cada una montamos la empresa".

La compañía la registró el empresario, que fue administrador único durante más de un año, entre marzo de 2017 y mayo de 2018. Eso no impide que Magro y Morales fueran socias fundadoras con aportación de capital, pero hasta mayo de 2018 su nombre no apareció en el Boletín Oficial del Registro Mercantil. Beatriz Magro fue nombrada presidenta y su marido pasó a formar parte del consejo de administración junto a Nuria Morales y una nueva incorporación, Ignacio Ybarra Aznar, actual presidente del grupo Vocento y ex-alto directivo del BBVA.

Pese a la relevancia evidente de Romero-Abreu en Komvida —fue el primer inversor y, a efectos registrales, el fundador de la empresa—, Beatriz Magro suele contar que al principio estaban solo ella, su amiga y su madre haciendo "litros y litros de kombucha" en un "desván familiar". Por lo que explica Morales en el documental, pronto vieron la necesidad de buscar una nave. En los balances de 2017 y 2018 no consta que pidieran ningún crédito bancario, pero sí ampliaciones de capital en las que entraron otros inversores. En 2017 incrementaron sus reservas, de acuerdo al balance, en 173.000 euros en concepto de prima de emisión.

El gran inversor

Komvida salió al mercado en julio de 2017, apenas cuatro meses después de fundarse. Según contaron en su nota de lanzamiento, tenían ya unas "modernas instalaciones" de 400 metros cuadrados, capacidad de producción de 150.000 botellas y estaban disponibles en "las mejores tiendas de alimentación y gourmet" de todo el país. Tres meses después, se publicó la noticia de que el restaurante madrileño Mama Campo había enviado una caja de Komvida a la reina Letizia, momento a partir del cual el producto se popularizó.

En mayo de 2018 se produjo un gran hito en Komvida. Además del nombramiento de Ybarra Aznar, Morales y Romero-Abreu como consejeros, un fondo de inversión compró el 49% de la empresa. Se trata de Evolvere Capital, una firma con sede en Madrid y Bogotá capitaneada por Ignacio Arrieta, un inversor con amplísima trayectoria en el private equity. La prima de emisión ascendió a 1,4 millones de euros.

La información, visible en los registros y cuentas anuales, pasó desapercibida en su momento: solo un medio especializado en operaciones de capital riesgo la dio. Según estos datos, el 51% restante del capital quedaba en manos de Morales y Magro, las ideólogas de Komvida y, de cara a los medios, las únicas fundadoras.

El ejecutivo alimentario

La entrada de un fondo al año de nacer Komvida terminó de profesionalizar las operaciones. La empresa fichó a Enrique del Rey Varo, profesional con décadas de experiencia en distribución, como director comercial.

De Rey había trabajado en Schweppes, en Leche Pascual y en Bolton, un grupo que distribuye más de setenta marcas de alimentación y limpieza. Entró a la empresa de kombucha "bajo la supervisión" del fondo de inversión con el objetivo de "obtener un rápido crecimiento con especial atención al control de costes y caja", según explica él mismo en su Linkedin y confirma a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. El ejecutivo trabajaba en la oficina de Madrid, donde está aproximadamente la mitad de la plantilla (marketing, diseño, ventas). La otra mitad trabaja en la fábrica de Fregenal de la Sierra. Los últimos datos publicados hablan de que Komvida emplea a un centenar de personas, la mayoría mujeres.

Durante los casi cuatro años que estuvo allí, Del Rey creó una red nacional de distribuidores, metió a la kombucha en los supermercados y desarrolló "el plan de comunicación de la marca" enfocado "en la historia de emprendimiento" y "sus fundadoras como punto diferencial". Ellas, por su parte, han contado en algunas entrevistas que iban "a tocar las puertas de El Corte Inglés y Carrefour" siendo muy ingenuas, "con una mochila cargada de botellas, en vaqueros y converse".

La estrategia de comunicación y el plan comercial funcionaron. En marzo de 2022, cuatro años después de la compra de Evolvere Capital, la gestora francesa Capza entró en el accionariado por un importe no revelado. Evolvere Capital vendió su parte y Del Rey se marchó en busca de nuevos proyectos. Con la entrada de Capza, cuyas inversiones oscilan entre los 15 y los 50 millones, Komvida pretende seguir creciendo y salir al mercado internacional.

Las botellitas de la marca llevan impresa una historia que destaca sus orígenes femeninos y rurales —"la mayoría de las marcas que molan empezaron con dos hombres en un garaje en California. Komvida empezó con dos mujeres en un desván de Extremadura"— pero omite otros elementos que la han catapultado al éxito.