Acuerdo de legislatura

El sector del gran consumo también embiste contra la reducción de la jornada laboral: “La competitividad de la economía española va a sufrir”

“La competitividad de la economía española va a sufrir”, ha advertido el presidente de AECOC, Javier Campo

El presidente de AECOC, Javier Campo, en el 38º Congreso de Gran Consumo de esta asociación.

El presidente de AECOC, Javier Campo, en el 38º Congreso de Gran Consumo de esta asociación. / AECOC (CEDIDA)

Paula Clemente

Ya lo advirtieron ayer, al unísono, las patronales CEOEFoment del Treball y Cepyme, y la asociación en representación de los autónomos ATA: el acuerdo programático de PSOE y Sumar “va a tener un impacto negativo para la actividad de las empresas (…) y, por lo tanto, para el crecimiento de la economía y la creación de empleo en España”. Y este miércoles, lo ha suscrito el sector del gran consumo (supermercados, cadenas de ropagran comercio…), en concreto: “La competitividad de la economía española va a sufrir”, ha advertido el presidente de AECOCJavier Campo. “Es imposible competir cuando se tiene una productividad baja y unos costes laborales altos”, ha explicado.

Según datos de esta entidad, una de las mayores asociaciones empresariales del país y una de las principales representantes del sector del gran consumo, esta industria supone el 25% del Producto Interior Bruto (PIB) nacional. Es decir, que un impacto negativo en las cuentas de sus mayores compañías, tendría un impacto notable en la economía del país.

Así, tras sus conferencias en el 38º congreso AECOC de Gran Consumo –que se celebra este miércoles y jueves en Zaragoza–, el presidente y el director general de la asociaciónJosé María Bonmatí, han trasladado a los medios de comunicación su opinión acerca de la posibilidad de que la jornada laboral se reduzca progresivamente hasta las 35 horas semanales o de que el salario mínimo siga aumentando.

“Se está produciendo una fuerte bajada de las horas trabajadas por empleado, esto, en un contexto de productividad baja como el que tiene España, va a afectar de manera grave a la competitividad del país, y este es un escenario que a medio plazo nos pasará factura”, ha planteado Campo, que ha aprovechado para recordar la tentativa que ya hizo Francia hace años al respecto, justo cuando él era directivo en Carrefour. “La llegada de las 35 horas en Francia no funcionó bien, cayó la productividad una barbaridad”, ha advertido. “Al sector del gran consumo, como a todo el resto de la economía, es una situación que nos va a colocar en una pérdida de competitividad muy fuerte”, ha añadido.

A su juicio, atajar el problema de la productividad tendría que venir antes por el incremento de la fuerza laboral en áreas científicas y tecnológicas a través de la FP, el aumento del tamaño medio de las empresas españolas, la reducción de costes de la vivienda o el incremento de la tasa de empleabilidad ("solo el 55% de las personas en edad de trabajar, lo hacen", ha ejemplificado).

Efecto reputacional

Sobre todo porque, de acuerdo con los datos puestos encima de la mesa, la productividad española es un 24% inferior a la de la media de la eurozona. En definitiva, ha concluido, que obligar a compañías tan intensivas en mano de obra a pagar más a sus empleados a cambio de menos horas trabajadas, “es una mala forma de enfocar el futuro”.

También lo es, ha agregado Bonmatí, por el lugar en el que coloca a la empresa y al empresario en este debate. “Van a incorporar una parte de sesgo ideológico de entrada, que reputacionalmente pone a la empresa en el foco”, ha lamentado el director general de AECOC. Él ha aprovechado para recordar que hay otros aspectos de este acuerdo entre partidos con los que no se sienten cómodos, como por ejemplo, la intensificación de los requerimientos medioambientales o la mayor presión fiscal.

Más allá de eso, ambos representantes del sector del gran consumo se han mostrado convencidos de que la escalada de precios estaría ya cerca de su techo, si es que no lo ha tocado ya. Su previsión es que en 2024 descienda muy ligeramente el ritmo de crecimiento de la inflación general (que se situaría, según sus estimaciones, en un 3,6% de media), pero que esta ralentización se note especialmente en terreno alimentario.