Unión Europea

El Ecofin no logra todavía un acuerdo sobre la reforma de las reglas fiscales

La vicepresidenta Nadia Calviño dice que quedan consultas técnicas y legales y apunta a un posible Ecofin extraordinario antes de Navidad

Reunión de los Veintisiete.

Reunión de los Veintisiete. / EFE

Silvia Martinez

El acuerdo sobre la reforma de las reglas fiscales se resiste. “Estamos muy cerca”. “Hay progresos significativos”. “Somos optimistas” pero “todavía no estamos ahí”. Son algunos de los mensajes que han repetido uno tras otro los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea tras una larga negociación de ocho horas que concluía sin fumata blanca en la madrugada del jueves al viernes. El objetivo, según ha confirmado la vicepresidenta económica Nadia Calviño en nombre de la Presidencia rotatoria de la UE, sigue siendo cerrar un acuerdo político “en los próximos días”, antes de finales de año, para avanzar hacia un sistema de disciplina fiscal a partir de 2024 que sea "más fácil de aplicar".

“Tuvimos un debate intenso y productivo. Estamos muy cerca de conseguir un acuerdo" pero "es una negociación compleja en un expediente prioritario y todos hemos convenido que es necesario completar las consultas en el ámbito técnico, legal y político (hay países que tienen que hacer consulta parlamentaria)", ha explicado al término de la reunión del Ecofin celebrado este jueves y viernes en Bruselas, poco después de que sus colegas respaldaran su candidatura como nueva presidenta del Banco Europeo de Inversiones a partir de enero.

"Si con las consultas que celebremos se llega a un resultado satisfactorio no hará falta otro Ecofin pero si es necesario se convocará. Probablemente sería entre el 18 y el 21 de diciembre, justo después del Consejo Europeo", ha confirmado Calviño. Esa posible reunión extraordinaria debería servir para terminar de cerrar un acuerdo político que permita lanzar los trílogos con el Parlamento Europeo durante la próxima presidencia semestral de la UE que ocupará Bélgica a partir del 1 de enero de 2024. Precisamente, en 2024 se desactivará la cláusula de escape que ha mantenido en suspenso la aplicación de los límites de déficit y deuda del Pacto de Estabilidad y Crecimiento desde que estalló la pandemia, en marzo de 2020.

Zona de aterrizaje

A partir del documento de negociación preparado por la Presidencia española, los cuatro grandes países de la UE -Francia, Alemania, Italia y España- se pusieron manos a la obra este jueves para buscar una solución de "compromiso" que desatascara la negociación. No lo consiguieron, pero a priori están cerca. Según Calviño, existe acuerdo entre los Veintisiete sobre la llamada 'zona de aterrizaje' y los grandes pilares de la propuesta, que establecen un único indicador de seguimiento, como es la senda de gasto. No obstante, aun hay algunos escollos pendientes, particularmente el ajuste fiscal exigido a los países con déficits públicos superiores al 3%.

El documento sobre la mesa establece algunas salvaguardas aceptadas por los Veintisiete -aunque, como se suele decir en Bruselas, nada está cerrado hasta que todo está cerrado- para garantizar la reducción de la deuda y del déficit. En primer lugar, un recorte medio mínimo de la deuda de un 1% al año para los países con un ratio de endeudamiento superior al 90% del PIB (del 0,5% para los países con ratios de entre el 60 y 90%). En el caso de la salvaguarda del déficit, el último compromiso establece un colchón fiscal, tal y como pedía Alemania, para garantizar un margen presupuestario en caso de “shocks”, con dos umbrales distintos. Para los países con una deuda superior al 90%, la meta será más estricta y tendrán que acercarse a un déficit máximo del 1,5% del PIB (y no del 3% como establece el pacto), mientras que el límite para aquellos con un nivel de deuda inferior será del 2%.

Elemento de discordia

El gran elemento de discordia en las últimas horas ha sido el ajuste mínimo anual para los países bajo procedimiento de déficit excesivo (por haber rebasado el límite del 3%), en el que podrían entrar una decena de países el próximo año. A priori hay consenso en que el esfuerzo estructural exigido sea del 0,5% del PIB pero no todos están de acuerdo en la letra pequeña. Para algunos países, como Italia, el ajuste debe hacerse excluyendo los costes de la deuda. Para otros como Alemania sí deben incluirse. Entre los países que reclaman más flexibilidad está también Francia que llegó a la reunión reclamando limitar el ajuste en dos décimas, al 0,3%, para garantizar que los países puedan seguir adelante con sus inversiones bajo las prioridades europeas de la transición ecológica y digital y con reformas estructurales.

El compromiso diseñado por París, Berlín, Roma y Madrid para salir del atolladero contempla mantener un ajuste anual del 0,5% como referencia pero admite cierta flexibilidad, para tener en cuenta el impacto de la subida de los tipos de interés y dar margen de maniobra a las inversiones y reformas estructurales, aunque solo durante el período 2025-2027. Según fuentes diplomáticas, esta fórmula dará margen a la Comisión para tener en cuenta el caso específico de cada país sin reducir el esfuerzo total pero "estirándolo en el tiempo", para no penalizar a corto plazo su senda de inversiones. Esto es algo sobre lo que todavía tienen que convencer a los países frugales como Países Bajos, Austria, Dinamarca, Suecia y Finlandia, que recelan de todo lo que sea suavizar las reglas.

Si este jueves el ministro francés de finanzas, Bruno Lemaire, situaba la sintonía sobre el acuerdo con Berlín en un 90%, este viernes el francés elevaba al 95% el porcentaje tras las negociaciones nocturnas (92% a juicio de su colega alemán Christian Lindner). Aún así es optimista de cara a un acuerdo antes de Navidad. “Hemos progresado porque hemos encontrado un mejor equilibrio entre el saneamiento de las finanzas públicas y la necesidad de guardar la capacidad de invertir, particularmente en la descarbonización y la transición climática. Ahora queda la última etapa”, pero “Francia está determinada a encontrar un acuerdo”, aseguró. En Bruselas, la Comisión Europea también afronta con optimismo el 'sprint' final. “Hemos hecho muchos progresos pero la misión no está cumplida. Tenemos que trabajar en los próximos días pero soy optimista de que podrá alcanzarse”, vaticinó el comisario Paolo Gentiloni.

Reglas más duras o más flexibles

Aunque la reforma nació con el objetivo de lograr reglas más fáciles de aplicar las dudas de que el resultado vaya a ser este han crecido en las últimas semanas y meses. ¿Es menos severa y más flexible que las reglas actuales?. "No se logra tanta simplificación como habíamos previsto en un primer momento en la Comisión Europea", ha admitido el vicepresidente Valdis Dombrovkis. Pero "me parece que la orientación principal y la esencia de la propuesta se ha mantenido", ha añadido sobre un texto que la Presidencia española defiende como "equilibrado". "No creo que las normas sean más duras o menos, son mejores, porque las anteriores no se cumplían. Lo que queremos son normas que sean más realistas, reflejen la situacion actual y den lugar a un equilibrio adecuado entre garantías de estabilidad financiera y margen para proteger las inversiones", ha zanjado Calviño.