Propietaria y directora médica de Equipo Juana Crespo

Juana Crespo: "Hay que aceptar que el marco natural de la reproducción ha cambiado y debemos artificiarla"

La directora médica asegura que se debe «planificar la fertilidad» y cree que la inversión continua en tecnología de la reproducción asistida hace que sean aún «tratamientos caros»

Juana Crespo, en las instalaciones de Levante-EMV.

Juana Crespo, en las instalaciones de Levante-EMV. / Miguel ángel Montesinos

Nacida para «dar vida»

Juana Crespo (Peñíscola, 1961) acumula décadas de experiencia como referente de la reproducción asistida, un camino que tuvo claro que era el suyo desde «que en cuarto de Medicina, hice un parto y redescubrí que yo había nacido para dar vida». Fue la segunda vez que se convenció de ello. La primera, mucho antes de que se pusiera la bata por primera vez, la vivió cuando con cuatro años, en un parto de una hermana que finalmente no sobrevivió, casi pierde a su madre. «Recuerdo el agradecimiento de mi padre y mi abuela cuando don Marcelino, el médico, les dijo que mi madre estaba bien», rememora esta apasionada del «deporte» y de estar «en familia». Fue ahí cuando decidió «ayudar a dar vida», un paso que le llevó a estudiar la carrera en la capital del Túria y a que, tras un paso para especializarse en La Fe, acabara trabajando en el IVI durante más de dos décadas hasta que en 2014 se marchó para fundar tres años más tarde su clínica, Equipo Juana Crespo, una firma que hoy factura casi 23 millones de euros y ya tiene 136 trabajadores a bordo. Crespo, además, ayuda a unos 8.000 pacientes al año en su clínica especializada en casos de alta complejidad, donde llegan situaciones «que en Los Ángeles o en Australia no saben resolver». Ese perfil extranjero representa hasta un 15 % de sus pacientes, aunque cree que ese nicho en Valencia también ha estado lastrado por «sus comunicaciones».

La falta de natalidad es un problema cada vez más acuciante en España. ¿Se puede minimizar de alguna forma?

Nos están educando pensando que ser padres es como si se acabara la vida. Y, además, veo que compatibilizar la maternidad con el tema laboral se asocia a dejar de trabajar. Eso no va así. Si tú quieres ser potente profesionalmente, la maternidad o la paternidad no te tiene que cambiar la dirección. Tenemos una educación y una forma de vida antinatalidad. Hay que empezar a pensar que, desde el punto de vista antropológico, somos insostenibles y hacer un esfuerzo por subrayar que ser padres es bienestar social. Apoyar la natalidad pasa por cambiar políticamente todo lo que estamos haciendo.

Pero hoy son circunstancias económicas y sociales de la población las que muchas veces postergan la decisión de tener un hijo. ¿Es este un campo de crecimiento para un sector como el de la reproducción asistida?

Hay que aceptar que el marco natural de la reproducción ha cambiado y por tanto tenemos que artificializarla. La reproducción de la mujer es finita y los mejores óvulos los vamos a soltar de los 20 a los 25 años. Si estamos teniendo los hijos diez años más tarde, tenemos que buscar mecanismos que acompasen esa realidad. No podemos seguir actuando de la misma forma. Hay que congelar gametos cuando son buenos y luego hay que planificar la fertilidad. Tenemos educación sexual y educación anticonceptiva, pero no reproductiva. Esa nos falta.

Estas técnicas llevan menos de medio siglo aplicándose. ¿Cuánto camino considera que queda todavía por recorrer?

Muchísimo y el cambio cada día es más importante. Nos queda mucho camino en tener seguridad biológica, en dar salud reproductiva, en conservar nuestra capacidad reproductiva el tiempo que lo necesitemos, etc.

Tenemos educación sexual y educación anticonceptiva, pero no reproductiva. Esa nos falta.

Siempre se ha pensado que este tipo de tratamientos no son aptos para todos los bolsillos. ¿Sigue siendo así?

Congelar óvulos no es caro, te cuesta un pelín más que un iPhone y los ovocitos los puedes tener para toda tu vida. Uno de los proyectos que a mí me gustaría empujar mucho sería el potenciar a la gente joven a donar óvulos y que a cambio les puedas preservar su fertilidad y que sea de una manera absolutamente gratuita. Que no haya excusas.

Juana Crespo, en las instalaciones de Levante-EMV.

Juana Crespo, en las instalaciones de Levante-EMV. / Miguel ángel Montesinos

Territorio de referencia

Pero dentro de esas fórmulas, ¿en qué horquilla se mueve por ejemplo el tratamiento más usual como es la fecundación in vitro?

La horquilla dónde se puede mover puede ser en alrededor de 4.000 o 5.000 euros. Al final los tratamientos de reproducción asistida mejoran día a día, pero ese cambio médico continuo hace que los procesos sean muchísimo más caros. Hemos ganado en seguridad, en eficacia, en muchísimas vertientes de apoyo a los resultados reproductivos. Tecnológicamente hemos avanzado mucho, pero son tratamientos caros precisamente por ello.

En esta vanguardia, la Comunitat Valenciana se ha erigido como un territorio de referencia. ¿Qué la hace ‘especial’?

Un grupo de jóvenes que tuvimos muchas ganas, llegados desde varios ámbitos hospitalarios, con mucha ambición e imaginación. El profesor Bonilla fue un gran impulsor de la reproducción asistida en el Hospital Clínico. En La Fe, Alberto Romeu impulsa también la reproducción asistida. Cada uno de ellos generan una escuela valenciana. Todos esos jóvenes hicimos un gran equipo que ha hecho que Valencia, hoy por hoy, sea la región más potente en reproducción de España, sin ninguna duda.

Valencia, hoy por hoy, es la región más potente en reproducción de España, sin ninguna duda

De esa escuela valenciana acaba naciendo el IVI y, tras él, una serie de nuevos actores...

Sí, por toda España. Yo soy una de esas personas. Desde el IVI de València empujamos mucho una idea que hemos ido cada uno de nosotros realizando y avanzando.

Fondos de inversión

Sin embargo es un sector cada vez más concentrado en grandes actores. ¿Cree que hay espacio para más operadores?

Yo vengo de un ámbito muy médico y cuando el sector se comercializa excesivamente, a mí me da pena porque una vez más, el médico es el sometido por el grupo financiero, político o por la gerencia. Y, por otra parte, me da hasta miedo que se trivialice una especialidad muy potente en medicina y muy necesitada de avances, de médicos y de menos actores financieros.

Juana Crespo, en las instalaciones de Levante-EMV.

Juana Crespo, en las instalaciones de Levante-EMV. / Miguel ángel Montesinos

Pero es un negocio que va a más, subiendo en facturación. ¿Dónde está su techo?

El techo es la necesidad social. Es un área que va a ir a más. Si seguimos con la tendencia del retraso de la paternidad y de la maternidad, la reproducción también va a ir a más. El techo va a ser educacional. Si de pronto cambiamos nuestra educación y decidimos embarazarnos más jóvenes y preservar gametos y la fertilidad, pues a lo mejor habrá una necesidad menor desde el punto de vista de negocio.

Ha dicho antes que le da miedo que se trivialice este campo. ¿Es ese el motivo por el que, a diferencia de lo que sucede en otras firmas del sector, no está participada por fondos de inversión?

Y no lo voy a estar. Es una decisión. La reproducción asistida requiere de grandes inversiones de inicio. Y esa inversión es difícil que pueda hacerla un grupo médico con poco potencial económico. Los fondos de inversión te dotan de ese dinero de entrada. Pero claro, al final hace que el resultado más importante sea el económico. Yo pude vender mis acciones del IVI y gracias a ello tener suficiente colchón económico como para montar una clínica de reproducción de primer nivel sin depender de nadie que me vaya a decir que el resultado económico puede estar por delante del médico. Quiero abanderar la medicina dirigida por médicos.

Perfil de paciente

¿Qué perfil de paciente, por tanto, es el que más va a su clínica?

Gente profesional, sobre todo la mujer que a los 30 años no pensó que quería ser madre, que a los 35 empieza a estabilizar su carrera y a los 40, cuando ya llega a un punto de su vida profesional importante, de pronto dice que ha conseguido llegar donde quería, pero ahora tiene una parte personal abandonada. Estas son el 80% de las mujeres que yo me encuentro.

Han surgido debates sobre la edad a la que una mujeres ya no puede ser madre de forma asistida. ¿Existe para usted un límite?

Entre los 50 y los 55, que es la edad de la menopausia, nosotras debemos pensar que nuestra vida reproductiva se acabó. Sí que es verdad que la expectativa de vida de una mujer son 84 años, con lo cual tener un hijo a los 50 pues tampoco es tan descabellado. Pero a mí me parecería bien lo que hemos acordado la Sociedad Española de Fertilidad, que entre los 50 y los 52 años es el tope en mujeres sanas.

Si sigue la tendencia del retraso de la maternidad, el negocio de la reproducción asistida irá a más

Además del perfil de edad, muchos extranjeros vienen a la Comunitat y a València buscando lo que a veces se ha llamado ‘turismo de fertilidad’, ¿por qué?

En eso, fíjate, hemos tenido un gran problema. En València no hemos tenido un gran turismo de fertilidad por las comunicaciones. No podemos competir ni con Madrid ni con Barcelona en comunicarnos con el resto de Europa o del mundo. Las pacientes que vienen lo hacen porque saben que aquí está uno de los mejores grupos del mundo para casos complicados. Sin embargo, el caso fácil de turismo reproductivo no viene a València, se va a Barcelona o a Madrid, que puede ir un fin de semana y tiene diez o doce vuelos. El día que esté el Corredor Mediterráneo a lo mejor podemos hacer también turismo médico porque tenemos una gran medicina en la Comunitat Valenciana.

¿Cuánto puede ser porcentualmente el paciente extranjero respecto al total en València?

Un 10 o un 15 % puede ser de fuera. Para lo que se yo te denominaría tratamientos de alto nivel de dificultad. Por ejemplo, la donación de óvulos en Francia está muy complicada, en Italia es ilegal...La donación de ovocitos en España es un gran mercado fácil. Yo no te estoy hablando del mercado fácil, te estoy hablando de la que viene de Alemania, de Estados Unidos o de Australia, porque sabe que aquí tiene un equipo referente mundial para resolver casos que en Los Ángeles o Berlín no son capaces de resolver.

Juana Crespo, durante la entrevista con Levante-EMV

Juana Crespo, durante la entrevista con Levante-EMV / Miguel ángel Montesinos

Una clínica propia

Tiene una clínica propia con solo siete años de vida. ¿Cómo ha crecido en ese tiempo?

De manera brutal. Ha sido un proceso de formación del personal, de contagiar, de empujar y de creer en un proyecto de medicina de alto nivel. No estaba preparada para un crecimiento tan exponencial porque el caso complicado no sigue la campana de Gauss. Pero paso a paso hemos ido anexando personas que han creído en un proyecto médico de dedicación al paciente.

Con ese crecimiento, ¿qué planes de futuro tiene en mente?

Llegar hasta donde el equipo y la gente que cree en este proyecto sume. Porque cuanta más gente apasionada, más pacientes contentos, llegamos a más gente y por tanto más capacidad de crecer.