Las renovables amplían la volatilidad de los precios de la electricidad

La generación ‘verde’ deprime la cotización en las horas centrales del día, con menor demanda, pero la luz se paga a precio de oro en los picos de consumo uEn 2024, la desviación entre precios asciende a 35,18 euros

Los precios de la electricidad tocan suelo cuando sopla el viento y la demanda es menor.

Los precios de la electricidad tocan suelo cuando sopla el viento y la demanda es menor. / EFE

Sara Ledo

La volatilidad entre los precios de la electricidad en un mismo día será cada vez más habitual en un sistema eléctrico cada vez más renovable. La generación con energía verde deprime los precios en las horas centrales del día cuando la demanda es baja, como ha ocurrido durante la Semana Santa y ayer, cuando, por primera vez en la historia, el megavatio/hora anotó un precio negativo en el mercado mayorista. Pero cuando no hay recurso limpio suficiente o hay un pico de consumo se necesita generación con ciclos combinados, que junto con la hidráulica, venden su electricidad a precio de oro.

Las mayores diferencias se han dado en los últimos dos años, cuando la escalada del gas estiró los precios de forma estratosférica en las horas de mayor demanda. La dispersión máxima (281,45 euros) se produjo el 10 de abril de 2022, a las 6 de la tarde la luz costaba un euro y a la una de la madrugada, 282 euros, según los registros del Operador del Mercado Ibérico (OMIE).

Ese año, en 2022, la desviación entre los precios diarios —medida como desviación típica— fue de 43,85 euros, lejos de la media de 11,85 del quinquenio 1998-2003 o de los 13,73 del 2013-2017, según cálculos realizados a partir de los datos históricos de OMIE. En estos primeros meses de 2024, la desviación entre precios asciende a 35,18 euros.

«La entrada de renovables modifica la formación de precios del mercado. Es una evidencia que se puede constatar ya y que se mantendrá durante los próximos años», avanzaba a las puertas de la crisis energética, en 2021, la presidenta de la OMIE, Carmen Becerril, y así sigue haciéndolo de forma habitual en casi todos sus discursos.

En la OMIE se realiza cada día una subasta (conocida como pool) en la que comercializadores y generadores acuerdan un intercambio de ofertas para cada hora del día siguiente, en función de las estimaciones de la demanda de energía y de las capacidades de generación. Las renovables son las tecnologías más baratas porque su recurso (sol, viento o agua) es gratuito, de forma que su único coste es el de mantenimiento de los aparatos. Cuando el viento sopla, hace sol o llueve y la demanda eléctrica no es muy alta los precios tocan suelo. Y eso es lo que ha pasado en este inicio de curso con precios cero horarios casi cada día, pero cuando el consumo aprieta y el sol no sale o el viento no sopla, el coste se dispara. Esa diferencia afecta cada vez menos a los consumidores, por la nueva fórmula de cálculo de la tarifa regulada, que entró en vigor en enero para reducir la volatilidad de los recibos. Y más a los vendedores y compradores de esa electricidad.

¿Cómo es posible que un generador venda su producto a cero euros? ¿Qué sentido tiene no ganar dinero? La explicación que da el director general de APPA Renovables, José María González Moya, es que muchas renovables que ofertan su energía a precio cero son «instalaciones renovables antiguas (solares, la mayoría) que tienen una retribución garantizada». 

Es lo que se conoce como Recore, que financian los consumidores dentro de los costes regulados del recibo de la luz, y que garantiza a estos productores una retribución fija independientemente del precio del mercado. Para recibir ese dinero necesitan funcionar un «número mínimo de horas al año» y, por tanto, producir a cero no les hace perder dinero, sino que les asegura un suelo.

«Probablemente cuando dejen de cobrar esa ayuda dejen de cobrar a cero euros», augura González Moya. A eso atribuye lo que ocurre con las centrales nucleares, que en los últimos días bajaron su carga. «No tienen la flexibilidad de arrancar y parar, por lo que tienen que ofertar a cero euros, pero en su caso tienen unos costes y, por tanto, se desconectan porque no les compensa», añade González Moya.

La solución pasa por el almacenamiento, especialmente con baterías, según expone Antonio Delgado de la empresa Aleasoft. Sin embargo, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, cree que las baterías están bien para un periodo pequeño (entre 2 y 4 horas), pero durante más tiempo la clave son las centrales de bombeo. «Si se produce el cierre de las centrales nucleares, aumentará la volatilidad», por eso, el «almacenamiento por bombeo desempeña un papel más importante», afirmó.