­Tras ocho años en las inmediaciones del Gobierno socialista como presidente del Instituto de Crédito Oficial (ICO) y de las empresas Navantia y Loterías, Aurelio Martínez, conseller de Economía en el último Gobierno de Joan Lerma, se prepara, a los 65 años, para el regreso a la vida civil, tal vez de nuevo académica en la Universitat de València.

¿Se siente aliviado tras estos ocho años de vida pública?

Me siento descansado. Han sido años muy bonitos y muy intensos. He estado en sitios muy sugerentes y, además, en primer línea de trabajo, sobre todo en el ICO. En Loterías fue distinto porque fui a hacer la privatización, aunque lamentablemente al final no se pudo concluir. Pero sí, un poco aliviado, sí. Ha habido muchas tensiones, sobre todo en los últimos meses.

¿Va a ser 2012 tan malo como parece?

Sí. Si, como se está diciendo, se va a reducir el déficit en 40.000 millones, bien sea porque elevas los ingresos o reduces el gasto, va a ser un palo a la economía importante, porque si el PIB está en1,1 billones esa cifra significa una reducción del 3,5 % del gasto. No va a haber ni una sola partida, ni el consumo ni la inversión, que lo compense. Un poco las exportaciones, pero creo que la economía está abocada a una caída importante de en torno al 2 %. Además, va a ser grave porque las empresas han agotado los recursos que habían acumulado en la fase alcista y ahora tienen un problema de financiación muy alto. Esto va a acentuar la crisis, en el sentido de que muchas empresas no van a tener capacidad para subsistir. Más cierres, más paro... No veo otra. La salida natural sería vía exportación, pero Europa se está desacelerando y no está claro que vaya a tirar como debiera.

¿Qué opina de las políticas de austeridad impulsadas por Alemania? ¿Puede haber solución a la crisis sin crecimiento?

Solo con austeridad es muy complicado salir de la crisis. Hay que ajustar las cuentas, pero para ello es bueno que los países que tienen margen generen demanda. Alemania está en una situación saneada. Como Holanda, Austria... Si estos países generasen algún tipo de incentivos a la demanda interna suya eso se traduciría en que tendríamos la capacidad de exportar los excedentes que no se van a vender aquí. Lo que no se puede pretender es que Alemania tenga un superávit comercial con todos los países europeos importantísimo y no tenga la visión de que, para que los demás países sigan comprándole, debe incentivar su demanda para comprarle a los vecinos o hacer transferencias de financiación para que sigan pagando. O se hace así o la situación va a ser muy complicada. Lo que está haciendo falta es una política global

Eurobonos...

Todo. Aunque lo que no puede pasar, por darle la razón a Merkel, es que los países vivan en déficit permanente y no tomen medidas de ajuste.

El problema en países como España — visto lo sucedido en Grecia y Portugal— es que sus gobiernos no combinan la austeridad con políticas de estímulo.

No puedes hacer las dos cosas. Tu puedes aplicar austeridad y otros países tienen que aplicar crecimiento para que tu puedas crecer.

¿No hay margen en la política presupuestaria para reorientar una parte de los recursos y destinarla a crecimiento?

Si los problemas no fueran tan graves y acuciantes como los que tenemos en estos momentos, probablemente sí tendrías margen para hacerlo. Pero el problema de la economía española es que no tiene financiación externa. Ha acumulado casi un billón de euros de deuda y, razonablemente, los mercados dicen que no quieren más papel español, que tiene mucho riesgo. Si no tienes financiación, ¿qué haces? Reducir. Si hubiera un contexto un poco más permisivo, pues a lo mejor se podría reducir más el gasto e incentivar la inversión para buscar el equilibrio. Pero es que no hay financiación. Este año pasado aún hemos pedido 35.000 millones de deuda neta más. Hay que ajustar.

¿Corre peligro el euro?

Creo que se ha exagerado. Si hubiera sido fácil, se habría salido algún país, como por ejemplo Grecia. Pero es que, cuando se diseñó el euro, no se diseñó el sistema de salida. Si Grecia se hubiera ido o hubiera sido expulsada, se habría producido una debacle porque, al tener que anunciarlo con un tiempo de antelación —hay que imprimir billetes, fijar los sistemas de conversión—, todo el mundo que tuviera un euro en el país se lo hubiera llevado de Grecia. Hubieras hundido la economía. La salida del euro tiene costes muy altos. Por eso, Grecia ha preferido negociar una quita que salirse.

¿Y si afecta a Italia o España?

Si cae un país grande, es la muerte del euro. Pero lo veo muy complicado. Los costes serían muy altos incluso para Alemania. Aunque en la vida es cierto que no hay nada que no sea reversible.

¿Habrá más subidas de impuestos?

Es inevitable. Europa lo está pidiendo ya y el impuesto con mayor capacidad recaudadora es el IVA. Va a haber tres o seis meses clave. Es fundamental ver qué pasa con la recaudación fiscal. Según cómo, en unos meses no habrá más remedio que pensar en subir el IVA.

¿Cuáles son los grandes errores económicos de los Gobiernos de Zapatero?

El principal fue estar ignorando la crisis durante dos años y medio y no haber tomado las medidas de ajuste que había que adoptar desde el principio.

¿Tuvo que tragar mucha quina con Zapatero el entonces vicepresidente económico, Pedro Solbes?

Utilizando la propia expresión que él dijo, pues creo que sí. Estaba presente cuando dijo que se iba a quedar muy descansado si lo tiraban. Zapatero tenía la visión de que la crisis se podría superar sin grandes medidas de ajuste, mientras que Pedro siempre pensó que esta era una crisis fuerte y abogaba por mantener políticas de austeridad y no desbocar el gasto.

¿Por qué Solbes no facilitó un aterrizaje suave en la burbuja inmobiliaria y no hizo una apuesta de verdad por la economía productiva y la innovación?

Todo el mundo sabía que era una burbuja, pero era más complicado saber el tamaño y las medidas a tomar. Yo creo que debería haberse tratado, como hicieron el Banco de Inglaterra y otros, mediante medidas monetarias. Exigir mayores coberturas a los bancos, elevar los tipos, que aquí no se podía... Desde el punto de vista fiscal, lo único que se podía hacer era suprimir las deducciones. Los informes decían que se construía más que en Alemania y Francia juntas, pero que teníamos una demanda internacional. Era muy difícil establecer cuál era el suelo de viviendas. Los ayuntamientos y las autonomías estaban interesadas en mantener ese proceso porque mejoraba sus ingresos. Demasiados intereses. Los bancos tampoco ayudaron mucho. Han sido muy responsables. Alargaron los créditos, daban créditos por encima del valor del inmueble, redujeron las garantías. Los bancos utilizaban el sector inmobiliario para expandir sus redes, sobre todo las cajas. El sistema financiero trabajó con incentivos perversos. El Banco de España tendría que haber sido más exigente.

Zapatero minimizó durante meses el alcance de la crisis. El PP ha iniciado su mandato mintiendo sobre los impuestos. ¿Es necesario tratar así a la ciudadanía?

A los partidos políticos habría que exigirles que digan la verdad. Ya sé que tiene costes y que la verdad tiene matices. Otra lección de las últimas elecciones ha sido que todo el mundo sabía que las medidas de ajuste iban a ser muy duras. Hubo alguien que decía que tomaría medidas de ajuste y otro que decía que no. No tiene coste electoral. Es triste.

¿Era inevitable el derrumbe del sistema financiero valenciano?

Todas las comunidades, al menos en un primer momento, han conseguido salvar sus sistemas financieros, salvo la valenciana. Por algo será. Teníamos unos intermediarios financieros realmente en malas condiciones, pero no peor que otros. Los gestores, a lo mejor no se ha utilizado adecuadamente la presión política.. Hay muchas razones.

¿Cuáles serán las consecuencias de la pérdida del sistema financiero?

Pues lo que me decía el otro día un empresario: para un préstamo de 12.000 euros ahora tenía que tener la autorización de Madrid. Además, las comunidades que pierden a sus empresas importantes están perdiendo capital humano que será irrecuperable. Desaparece un segmento de alto valor añadido. La sociedad se habrá empobrecido y Valencia, en ese contexto, tendrá una oferta más reducida que otras comunidades en el segmento más cualificado.

¿Qué opina de una sociedad como la valenciana que da mayoría a un político como Francisco Camps, autor de la ruina de la Generalitat, y encima le absuelve en el caso de los trajes pese a las evidencias?

No tiene una respuesta fácil. Hay problemas de percepción, de saber explicar qué está pasando por parte de la oposición, de generar alternativas ilusionantes. Me produce tristeza, porque, al final, lo que está en juego es la propia imagen de la Comunitat Valenciana. La imagen que estamos dando es nefasta. La imagen de marca está muy deteriorada. La consecuencia es que nuestros hijos tendrán que ir a buscar empleo cualificado fuera de Valencia.

Es una descapitalización brutal.

Sí, porque hemos invertido masivamente en nuestros jóvenes y, cuando tienen que convertirse en jóvenes productivos, no van a encontrar empleo aquí.

¿Qué efectos prevé a largo plazo por el descomunal endeudamiento público de los gobiernos del PP?

Menor capacidad de gasto y de prestación de servicios en el futuro. El problema de las deudas es que las tienes que pagar. Si pagas,tienes que dedicar una parte importante a los intereses y si la deuda es muy alta, más. Aquí nos hemos olvidado de que los recursos son limitados. Si dedico el dinero a unas cosas, no puedo hacerlo con otras. Si pago la Fórmula 1 a lo mejor no puedo construir escuelas. ¿Qué hemos hecho estos años? Dedicar unos recursos limitados a cosas que no son productivas o sociales.

¿Cree que el PP está aprovechando la crisis para hacer un recorte «ideológico» del Estado de bienestar?

Algunos excesos del Estado de bienestar había que recortarlos. La sociedad se ha empobrecido. Con un menor nivel de renta, tal vez el de nivel de las prestaciones deba reducirse un poco. El problema es qué reduces y cómo lo haces. Lo que me genera una sensación de tristeza es que estamos asistiendo a recortes del Estado de bienestar, algunos, insisto, justificados, pero también a una polarización de la renta, en el sentido de que la gente rica tiene más renta y las rentas del trabajo, menos. Asistimos a un incremento de las desigualdades. Ese proceso me produce miedo, porque te puede llevar a situaciones extremas, incremento de la inseguridad... Tiene costes sociales. Por eso, quitar los efectos redistributivos de algunos impuestos me da miedo.