La revalorización contra todo pronóstico del euro en el último año responde a un elenco de causas económicas y políticas. La economía de la eurozona sorprendió con un crecimiento inesperado en 2017 del 2,5%, el mayor en una década y dos décimas superior al 2,3% de media anual en EE UU con Trump, y todos los indicadores apuntan a que el buen comportamiento europeo se prolongue por encima de las expectativas iniciales, salvo que las actuales turbulencias pasen factura.
Aunque las previsiones mantienen el pronóstico de varias décimas más de crecimiento en EE UU que en el área euro en 2018 y 2019 (entre dos y cuatro, según distintas estimaciones), prima la percepción de que Europa apenas lleva tres ejercicios completos de recuperación mientras que EE UU acumula nueve y su ciclo, mucho más avanzado, está más cerca de agotarse que el europeo.
