El café ha entrado de lleno en el segmento premium como lo hicieron hace unos años las cervezas artesanas. La empresa valenciana D-Origen (con sede en Altea y finca propia en Panamá) elabora una decena de cafés de alta calidad gracias a un innovador sistema de microtueste que le permite producir tiradas de entre 10 y 30 kilos. Es un café para sibaritas que no tiene nada que ver con el industrial. Sus principales clientes son los hoteles y restaurantes exclusivos, y familias que los encargan por la web (la mitad de sus ventas procede del comercio electrónico). La compañía tiene 26 trabajadores, acaba de entrar en Lanzadera y el año pasado facturó más de un millón de euros. El CEO de la firma es Michael Uhlig. «Tenemos una finca cafetera en Panamá de 80 hectáreas y una producción de entre 40.000 y 50.000 kilos de café al año y decidimos producir café de especialidad (que es como se conocen este tipo de productos artesanos). Nosotros cultivamos una variedad que se llama Geisha y es la mejor del mundo. Es una variedad de Arábica que crece por encima de los 1.000 metros. La altura confiere al café un acidez especial y una gran cantidad de matices porque es de maduración más lenta». Un paquete de 150 gramos de café Geisha cuesta 31 euros. «Nuestro café no tiene nada que ver con el industrial. En el sistema tradicional se tuestan como mínimo 500 kilos a la vez durante 15 minutos. Nosotros, al trabajar con tiradas cortas, podemos controlar en todo momento la receta», asegura Uhlig. La compañía importa café de Etiopía, Brasil, Colombia, Guatemala y Ruanda. «Traemos los granos verdes y los tostamos. Todos nuestros cafés tienen una especie de DNI donde se puede comprobar la región de origen. Al final es como la cerveza artesanal o el vino de alta calidad. Es absurdo hablar, por ejemplo, del café de Colombia en general como si fuera todo igual», advierte. La firma vende la mayoría de sus variedades de café en paquetes de 350 gramos por un precio que ronda los 15 euros.