Dos semanas después del 24M y tras los primeros contactos para formar un Consell de izquierda, el PSPV y Compromís reunieron ayer a sus órganos de dirección para escenificar el cierre de filas en torno a sus líderes en esta partida de truc a escala autonómica. Y sólo hay una cosa clara: va para largo.

El comité nacional del PSPV, reunido en la sede de UGT, celebró «sin triunfalismo» los resultados del 24M. El máximo órgano del partido dio vía libre a Ximo Puig para llegar a cualquier pacto que le aúpe a la Presidencia. Por unanimidad. Más aún, en la reunión a puerta cerrada varias voces le animaron directamente a pactar con Ciudadanos, ante el clima de deterioro que existe con Compromís por la falta de comunicación con su candidata, Mònica Oltra, y los reproches y críticas recíprocas.

Sorprendió especialmente el posicionamiento de Luis Lozano, líder de la corriente de UGT-FSP del partido, que llamó directamente al pacto con el partido liberal. «Aceptar su apoyo no es permitir que te condicione el programa», vino a decir. También el expresidente Joan Lerma, que nunca interviene en estos comités, deslizó su preferencia con un socio «leal y con el que se pueda trabajar», en referencia a Ciudadanos. La dirigente nacional, Carmen Montón, dio un cheque en blanco al candidato: «Haz lo que sea necesario para llegar a la Presidencia».

En Blanquerías ha disgustado la posición de la dirección nacional de Ciudadanos de «suspender» los contactos con el PSPV tras hacer público que apoyará a Compromís para la Alcaldía de Valencia. Con todo, los socialistas lo achacan a un «calentón» de su secretario de Organización y no cierran esa puerta merced a las buenas relaciones entre Puig y Punset. También Ciudadanos-CV ha expresado su malestar con esta decisión, tomada unilateralmente desde Barcelona.

Al margen de esto, Puig reivindicó ayer el resultado electoral: «Los ciudadanos han querido que el PSPV sea el eje central del giro social de la C. Valenciana. Hace meses nos daban por amortizados», defendió. Criticó a «la izquierda sectaria» y puso en valor el apoyo del PSPV a Joan Ribó para ser alcalde, un acuerdo desligado del Consell: «Somos gente coherente, votamos progresista, no jugamos ni al cambio de cromos ni al juego de tronos». Para terminar, pasó la presión a Compromís: «Deben decidir si apoyan al PP o al PSPV».

A poca distancia de allí, Compromís se reunía a la misma hora en la Petxina. La reunión del Consell General sirvió para festejar sus grandes resultados del 24M, pero el turno de intervenciones se convirtió en un cierre de filas en torno a Mònica Oltra, con muchas voces de todas las corrientes animando a la comisión negociadora a no renunciar a la Presidencia.

El Consell General de Compromís aprobó por unanimidad una resolución que pone negro sobre blanco su discurso oficial: aspiran a ocupar el Palau, pero no lo ponen como condición irrenunciable para el pacto. «El objetivo que se marca la Ejecutiva es liderar un gobierno de izquierdas y valencianista, el más amplio posible para conseguir el cambio al País Valencià», dice el documento. Y «liderar», reconocen desde Compromís, no es necesariamente que Oltra sea la presidenta, sino que en el nuevo gobierno se ponga en valor el peso de Compromís en el cambio. Que su influencia en programa y cargos visualice claramente que «lideran».

Piden «gestos públicos» a Puig

«El apoyo a la alcaldía de Ribó ha sido un gran paso. Pero ayudaría mucho que Puig reconociera públicamente nuestro peso en áreas como Cultura y Educación, en Medio Ambiente, la posibilidad de una figura de 'Conseller en cap' con amplias competencias», deslizan desde la coalición.

Pese a lo enturbiadas que están las relaciones entre PSPV y Compromís, el pacto de izquierda sigue siendo el plan A. Eso sí, la coalición naranja va a exprimir sus 452.654 votos, con lo que la negociación se prevé larga. «Hay que pactar de forma equitativa: la diferencia son apenas 50.000 votos», reivindican.