La coalición Compromís-Podemos se ha erigido en varias localidades como la primera fuerza política en estas elecciones, y no en todos los casos se trata de municipios pequeños.

El mejor ejemplo es el de Tavernes de la Valldigna, una localidad que ya dio a Compromís la mayoría absoluta en las pasadas elecciones municipales, convirtiéndose en una de las sorpresas de aquella noche. Aquel apoyo ciudadano se repitió ayer al lograr triplicar el número de votos de hace cuatro años en las elecciones generales. Así, la formación consigue el 35,95 % de todos los sufragios, a ocho puntos de diferencia del PP, que ha pasado a ser la segunda fuerza política.

En Oliva, una ciudad de casi treinta mil habitantes con alcalde de Compromís, la coalición no ha logrado la victoria, pero sí el segundo puesto, a mucha distancia del PSOE y apenas a un punto porcentual por debajo del PP, que volvió a ser la fuerza política más votada por los olivenses.

Llama la atención que en esta ciudad la suma de votos del PP y el PSOE, dos partidos que están en la oposición, supera la mitad del total, mientras que las fuerzas que integran el Gobierno local, Compromís, Ciudadanos y EU, cosechan el 46 %. Bien es cierto que el partido Gent d’Oliva, que también está en el gobierno con un concejal, no participa directamente en los comicios.

Simat de la Valldigna, donde Compromís pasa de 170 a 600 votos, o Bellreguard, son otras destacadas localidades de la Safor donde Compromís gana.

En cambio, el PP sigue siendo el primer partido de Xeraco, como ya ocurrió en las pasadas municipales, pese a lo cual no ha podido gobernar.