El nuevo perfil de persona con mayor riesgo de exclusión social puede ser el de un hombre, de entre 25 y 49 años, con dos o más hijos a su cargo, desempleado y mayoritariamente extranjero, según el informe anual sobre la Vulnerabilidad Social de Cruz Roja, que analiza la situación de casi un millón y medio de personas atendidas en 2009 en programas de intervención social y plan de empleo, 600.000 más que en 2008.

Seis de cada diez personas que participaron en estos programas eran hombres, el 77% estaban desempleados (frente al 61% de las mujeres que estaban en paro) y el 80% con más de un hijo a su cargo.

"Los colectivos con mayores dificultades para buscar salidas a la crisis son los hombres; las mujeres se insertan mejor en los programas de empleo y lo mantienen, aunque sea en precario", explicó el coordinador general de Cruz Roja Española, Antoni Bruel. La mayoría de las nuevas personas atendidas por la organización son "personas españolas, que han perdido el empleo todos los miembros de la familia, que carecen de ingresos, están endeudados y piden ayuda para pagar los recibos de electricidad o agua".

La coordinadora del informe, Graciela Malgesini, señaló que aunque España tiene un tasa superior de pobreza que la media de la UE -20%, frente a 16% media UE-, el gasto social es inferior. "La baja inversión en protección social en comparación con la media europea que se observaba antes de la crisis, en temas como la insuficiencia de trasferencias sociales y su baja eficacia en la reducción de la pobreza, sumada ahora a los recortes presupuestarios, condicionan negativamente el futuro inmediato de millones de familias", indica el informe.

Destaca, que se aprecia un incremento de las personas que participan en programas de retorno a los países de origen -en el primer trimestre de 2009 se cuadruplicó la demanda con respecto a 2008- y también en el plan de empleo, que aumentaron un 73 por ciento de junio de 2008 al mismo mes de 2009.

Cruz Roja expone que tras el análisis de las situación de estas personas se detecta un incremento del endeudamiento, de las situaciones de explotación laboral, de la economía sumergida, del riesgo de desestructuración de las familias y la falta de capacidad de los servicios sociales para atender el incremento de la demanda.