Ángel Badillo defiende el papel de los periodistas y los medios de comunicación como herramienta fundamental de lucha contra las “fake news” (noticias falsas) y defiende la aplicación en España de legislación como la que ha puesto en marcha Australia para que las grandes plataformas digitales paguen por los contenidos de la prensa que utilizan para ganar visitas. Este zamorano nacido en 1970 es periodista, oficio que llegó a ejercer en Zamora, aunque sus pasos se encaminaron desde muy pronto al ámbito académico. Investigador principal del Real Instituto Elcano (desde 2013), investigador del Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca (desde 2005) y profesor titular del Departamento de Sociología y Comunicación de la Universidad de Salamanca (desde 2007) Badillo se dedica sobre todo a analizar el papel de la cultura en las relaciones internacionales.

¿Qué es el Real Instituto Elcano?

Una Fundación público privada en la que participan los ministerios de Economía, Defensa, Exteriores y Cultura además de 40 de las mayores empresas del país. La dirige un patronato que preside el rey. El ranking internacional de “think-tank” que se elabora en Estados Unidos lo coloca como el segundo más importante de Europa y dentro de los 11 primeros a nivel mundial. España tiene en el ámbito de la producción del conocimiento un centro en la Champions League, la élite mundial.

¿Qué trabajo desarrolla?

Esencialmente investigación y pensamiento en torno a la proyección y presencia de España en el mundo, la comprensión del espacio internacional que ayude a tomar las mejores decisiones posibles en el ámbito público y privado en interés del país. Con las vistas puestas no el corto, sino en el medio plazo.

España ha enfocado su acción exterior sobre todo a Europa y Latinoamérica. ¿Estamos descuidando el resto del mundo?

Acabamos de presentar en informe anual sobre los desafíos principales de España en el mundo. España tiene dos comunidades de referencia primaria que son Europa, el proyecto europeo, parte importantísima de lo que hemos conseguido ser como país y América Latina, parte también muy importante de nuestra identidad y presencia internacional. La propuesta de estrategia exterior que acaba de presentar el Gobierno diversifica además el espacio internacional donde España debe ser más relevante.

¿Por ejemplo?

Hay que repensar nuestra presencia en África, continente al que hemos prestado muy poca atención y que se encuentra en una transformación social, económica y política formidable. Y tenemos que dedicar más atención a todo lo que está ocurriendo en Asia, en un contexto post occidental. El mundo estaba vertebrado en torno al Atlántico, pero está desplazando ese eje desde hace años al espacio de Pacífico y hay que contribuir para que España esté presente allí.

"Obama, en una visita a los estudios de cine de Hollywood dijo al personal “no os dais cuenta, pero sois la parte más importante del aparato diplomático de Estados Unidos”

¿El nuevo centro del mundo está en Oriente?

Estoy preparando un trabajo sobre Corea del Sur. Si aquí en el mapa del mundo estamos en el centro y Extremo Oriente en una orilla, allí es Asia quien ocupa ese lugar, y nosotros estamos el “Extremo Occidente”, al lado del marco. España debe estar presente en los sitios donde se están desarrollando los circuitos económicos mundiales y por supuesto pensar qué estamos haciendo ahora mismo en el ámbito cultural. Hemos hecho un primer estudio sobre Japón y nos datos cuenta del poquito peso que tiene la cultura y la lengua española. Cuando muchas veces nos dejamos llevar por los tópicos de las sevillanas y el flamenco, cuando vas a comprobar eso negro sobre blanco vemos que hay mucho que hacer.

¿Qué tiene que ver la presencia cultural con la influencia política o las relaciones comerciales?

Las relaciones internacionales en los últimos 20 años se han entendido a través de un concepto que está muy de moda, el “soft power”, “poder suave”, que es la capacidad e influencia, de seducción de una cultura y cómo éste permite que otras formas de proyección y relación también se desarrollen. Francia lo ha hecho muy bien, y en todo el mundo se la asocia con la moda, la sofisticación, el buen gusto. Y desde luego el país que mejor lo ha hecho desde la II Guerra Mundial es Estados Unidos que ha conseguido que todo el planeta piense que el “American way of life” es la mejor forma de vivir, pese a que nosotros tengamos una forma de vida estupenda y no necesitemos imitar ningún modelo. Parte de la influencia internacional de Estados Unidos viene de comprender que el poder suave era fundamental para sus interés en el mundo. Obama, en una visita a los estudios de cine de Hollywood dijo al personal “no os dais cuenta, pero sois la parte más importante del aparato diplomático de Estados Unidos”. No se puede hablar más claro.

Pero compararse con Estados Unidos es difícil

Uno de los países con más éxito en los últimos 25 años es Japón que tiene una cultura hiperactiva y muy atractiva para los jóvenes son tres herramientas en las que baja su “soft power”: el manga, los dibujos animados y los vídeo juegos. Luego ha diversificado eso y ahora por ejemplo el sushi está hasta el los supermercados. Influir en un país compartiendo tu cultura y enseñando tu idioma es bien recibido en todas partes. En España cumple 75 años lo que hoy se llama Agencia Española de Cooperación Internacional y 30 el Instituto Cervantes, que tiene más de 70 centros, antenas de España en todo el mundo.

¿La pandemia y la política de líderes como Trump o Johnson ha sido un freno para la globalización?

La globalización es un proceso que viene desde que en 1492 Colón descubrió América, aunque en la segunda mitad del siglo XX alcanzó su aceleración máxima. Sin embargo desde hace ya algunos años veníamos advirtiendo que la globalización se estaba ralentizando, y la pandemia ha influido más aún. Pero , a un ritmo distinto, seguimos globalizándonos.

“Torres y muros” , tituló su análisis sobre Donald Trump. ¿Fue una pesadilla para la población hispana?

Se concentró en atracar a la población hispana para aprovechar electoralmente lo que eso significaba en zonas con mucho paro o crisis económica, agitar la bandera del extranjero como culpable. Pero más allá de eso Trump desplegó un proyecto nacionalista contra el multiculturalismo, contra la irrigación cultural que supone la globalización. En la dimensión mediática en Estados Unidos se construyó un discurso hiperpolarizado y un proceso de desinformación. La desinformación venía del Este, pero de repente hemos visto que muchos mensajes de desinformación sobre la pandemia venían de la ultraderecha estado unidense, habían circulado en el espacio público de Estados Unidos.

¿Se puede poner puertas al campo, luchar contra la desinformación el abierto mundo de Internet?

Hace falta una mediación en las noticias, alguien que decida qué es importante, veraz, y qué no. Y quien vigila qué pasa en el espacio público ya existe y se llama periodista. Uno de los problemas de la desinformación es la formidable crisis de los medios de comunicación en los últimos diez años. Pero muchos países ya se han dado cuenta de que tener medios de comunicación muy débiles económicamente, instituciones muy frágiles es muy muy peligroso, porque cuando tu no tienes medios fuertes puede venir un país adversario y se encarga de difundir información falsa a través de las plataformas para hacerte daño, política o económicamente.

¿Una fuente de financiación es la decidida en Australia?

Si Facebook, Google o quien sea está teniendo más tráfico y está facturando más publicidad porque meten noticias de los medios y esas plataformas deben contribuir a reforzar económicamente a los medios de los que se han aprovechado. Australia sacó una ley que dice “si ustedes, plataformas tecnológicas, quieren publicar contenidos de los medios tienen que llegar a un acuerdo económico y parte de la publicidad para ellos”, como hacen los youtubers. Facebook dice, si esta es la estrategia, dejo de difundir noticias, pero Google dijo, no pasa nada, vamos a negociar y firmar acuerdos con los grupos mediáticos para que sus informaciones estén en nuestros buscadores, redes sociales o portales. Google ha creado una plataforma nueva, News Showcase, algo así como el mostrador de noticias, que en España no funciona aún.

"Hay que repensar nuestra presencia en África e incrementarla en Asia. El nuevo eje del mundo ha pasado del Atlántico al Pacífico"

Según su tesis esta fórmula es válida para combatir la desinformación.

Cambiar la ley sirve para intententar que los medios vuelvan a recuperar el nivel de ingresos que pueda pagar el trabajo profesional de periodistas que compensen la enorme avalancha de desinformación que circula en redes sociales permanentemente. No digo que esa sea la única solución, pero hay que recuperar a los medios en esta batalla por que son y han sido unos aliados muy fiables a la hora de proporcionarnos información valiosa, con todos los errores, tensiones o creaciones de grupos que se quiera, pero son el instrumento en que la sociedad ha delegado para que controlen las noticias.

¿Llegará esta iniciativa a España o es ciencia ficción?

Está pendiente una transposición de la directiva europea sobre derechos de autor. En Francia se ha hecho hace un par de meses y garantiza que los medios de comunicación tengan que ser retribuidos por las plataformas tecnológicas. El primer acuerdo se ha firmado hace diez días con 170 millones de euros que va a pagar Google a los medios de comunicación por incorporarlos a la plataforma Showcare.

¿Qué pasos tiene que dar España?

El plazo para la transposición de la directiva europea vence el 7 de julio y dice que las plataformas tecnológicas tienen que compensar a los medios de comunicación por la difusión de sus contenidos. Entonces antes de esa fecha España tiene que decidir cuál es el mecanismo para garantizar que estos acuerdos se lleven a buen puerto. Francia lo ha hecho y a ver cómo lo hacemos en España, espero que de la manera más conveniente. El tema de la desinformación nos preocupa muchísimo en el ámbito cultural porque tiene una pata política muy importante.

Es lo contrario del “poder suave”.

Es la cara B. Tu puedes influir afuera llevando tu cultura aportando tu lengua o puedes influir engañando, mintiendo y transmitiendo información falsa. Es un poco el lado oscuro del “poder suave”.

¿Hay que reinventar el papel de los medios de comunicación como parte fundamental de las democracias?

Es una pregunta para la que no hemos encontrado aún una respuesta adecuada, y eso explica las quiebras de medios de comunicación por todas partes, los despidos, los ERE y algo durísimo y que tiene poca visibilidad, la pérdida del tejido local. Los medios locales están sufriendo mucho más que los grandes y tienen un papel fundamental en las comunidades donde se asientan, porque es donde los ciudadanos saben lo que está en la agenda y se pueden posicionar.