A menos de un mes para las elecciones autonómicas de Castilla y León del 13 de febrero, con las que el PP pretende continuar el ciclo de victorias que se inició en marzo en Madrid, los socialistas de esta comunidad reivindican su triunfo en 2019 y apuntan a la problemática local para transmitir que Alfonso Fernández Mañueco no tiene por delante un triunfo seguro. La llamada 'guerra de la carne', afirman, es un "debate de Madrid" y apenas se le ha preguntado por este asunto al candidato socialista, Luis Tudanca.

El PSOE se enfrenta a las encuestas que pronostican una mayoría segura de PP y Vox, lanzándose a por el voto moderado de Ciudadanos, que se desploma, de 12 a probablemente un único diputado por Valladolid. Tudanca busca este botín electoral porque entiende que muchos de los votantes que respaldaron la promesa de Cs "de cambio" no estuvieron de acuerdo con el apoyo que finalmente Francisco Igea dio al PP, obligado por Albert Rivera.

Esta es la baza -el bocado a Cs- para encarar unas elecciones que Génova cree que tiene ganadas y que en la Moncloa también ven con muchas posibilidades de una suma de PP y Vox. El 20 de diciembre, el día que Mañueco convocó los comicios, los sondeos de la dirección popular reflejaban que se movían en una horquilla de entre 38 y 40 procuradores, a tres de la mayoría absoluta en la estimación más baja. Al PSOE le atribuían entre 30 y 31, lejos de los 35 que obtuvo en 2019.

Ni el CIS se acercó

Pero los socialistas se rebelan contra estos números por varias razones, según explican fuentes del partido. La primera es que en las anteriores elecciones prácticamente ninguna encuesta se acercó al número de parlamentarios que finalmente lograron (35). Ni siquiera el CIS, que en su sondeo prelectoral, concedió al PSOE entre 30 y 31 escaños. En aquel momento, esgrimen, ya existía un cansancio con las políticas populares que no aparecía en los datos. Ese malestar, sostienen, ha aumentado porque Mañueco ya no es ninguna promesa sino que responde de su propia gestión. No tiene además, añaden, el "carisma" de su predecesor, Juan Vicente Herrera.

Desde el prisma del PSOE "el mayor problema aquí es la sanidad", sostienen. Al balance de estos casi tres años, que "ha olvidado el mundo rural" y "ha soliviantado a los sanitarios", se ha sumado la "paralización" de la consejería por la abrupta salida de su titular, Verónica Casado, en medio de la sexta ola. El adelanto electoral provocó que Cs saliera del Gobierno y diera el relevo a otros consejeros en estas semanas casi de descuento.

Arrastre del voto municipal

A esto se añade, indican, los casos de corrupción contra el PP, tanto los heredados de la gestión de Herrera como el problema de las primarias que "salpica" directamente a Mañueco. Y otra cuestión de vital importancia, que, subrayan las fuentes consultadas, nadie está teniendo en cuenta: la no coincidencia con las elecciones municipales por primera vez en Castilla y León (de hecho nunca antes se habían adelantado unos comicios). El voto del PP, aseguran, es mucho más rural que urbano, el partido en la región está muy capilarizado y no se arrastra igual al votante si no tiene que salir a votar a su alcalde. Y febrero, en pleno invierno, es un mes extraño para una cita electoral.

No obstante, aunque quedan tres semanas y media para las elecciones, los estudios demoscópicos que manejan PP y PSOE apuntan a que Mañueco alcanzará los 41 escaños de la mayoría absoluta con los procuradores de Vox. Los populares subrayan que "las cosas van bien" aunque les bailan aún algunos escaños en sus predicciones fruto del hecho de que hay nueve circunscripciones.

Según distintas fuentes consultadas el triunfo de las formaciones de la España vaciada será relativo. Aunque han presentado lista en Burgos, Palencia, Salamanca, Valladolid y Soria, sólo en esta última provincia, dónde sí está consolidada la plataforma Soria Ya, tienen opciones de representación. Unión del Pueblo Leonés, podría subir de uno a dos. Por Ávila, probablemente repita diputado, Unidas Podemos, que ahora sí se presenta junto a Izquierda Unida, entre dos y tres. Y Vox, escalar de un único procurador hasta la decena.

El miedo a Vox

Vox es una de las claves de estos comicios. Los sondeos de Génova de hace un mes le otorgaban entre siete y ocho procuradores. Pero en algunas encuestas están por encima de 10 y subiendo. Fuentes populares reconocen que "sigue fuerte y mucho". Su ascenso es lo que explica la tregua impuesta en el PP entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. Los datos demuestran que el cuestionamiento de Ayuso como presidenta del partido de Madrid empuja a votantes populares a Vox. Con ella reinando en el universo popular se quedan, sin ella en un papel estelar, se van.

Las elecciones de Castilla y León serán la primera prueba para comprobar si los de Santiago Abascal exigirán al PP tener presencia en los gobiernos autonómicos. Vox no quiere develar qué hará. Los populares tratan de transmitir que no lo aceptarán con el apunte incluso de una repetición electoral. Pero, obviamente, todo depende del resultado. Con la formación de ultraderecha en 10 escaños o más su reclamación tendría una aval. Esta situación inquieta mucho al PP porque podría revertir lo que ellos consideran que es el comienzo de su racha ganadora, después de Madrid. "Meter a Vox en el Gobierno de Castilla y León podría alterar el resultado en Andalucía y perjudicar a Pablo Casado", señalan en el PP. En este sentido el resultado de Mañueco es crucial y aunque negativo para el PSOE podría beneficiar en el futuro a Pedro Sánchez y a Yolanda Díaz si se fija en el electorado la idea de que la ultraderecha ocupará ministerios. No todo es, ni mucho menos, 'la guerra de la carne'.