Juan Espadas comenzó oficialmente el sábado su carrera como candidato del PSOE a las elecciones andaluzas, con la convicción de que disponía de algunos meses para recorrer la región y darse a conocer entre los votantes. Al menos hasta junio, que era una de las fechas manejadas por el presidente de la Junta, Juanma Moreno, y en el mejor de los casos, en octubre.

Esta previsión ha ido cambiando en las últimas horas, después de Moreno que dijera este miércoles que la legislatura difícilmente puede continuar si no cuenta con el apoyo de Vox, su socio parlamentario, o en su defecto, del PSOE. El Gobierno bipartito de PP y Ciudadanos ya no ha podido aprobar los Presupuestos por falta de respaldo, pero el presidente andaluz siempre se ha mostrado partidario de aguantar el máximo de tiempo posible.

El resultado de Mañueco

Ahora este escenario ha dado un volantazo tras el anticipo de las elecciones en Castilla y León, que se celebran el próximo 13 de febrero. El temor de Juanma Moreno a que Vox sea decisivo en esa región y exija formar parte del Ejecutivo le ha llevado a plantearse anticipar la convocatoria a abril. El PSOE considera esta alternativa muy verosímil y ya trabaja con este calendario.

Fuentes del PSOE andaluz aseguraron este miércoles a El Periódico de España que barajan dos opciones: "que convoque inmediatamente después de los comicios de Castilla y León y haya elecciones en Andalucía antes de Semana Santa". "O justo después de Semana Santa para que sean en junio". Las dos alternativas les parecen factibles. Otras fuentes del partido apuntan a la segunda posibilidad como la más probable: "Están buscando fecha para antes del verano".

Temor al peso de Vox

En todo caso, la decisión de Moreno está supeditada, según distintas fuentes consultadas, a lo que ocurra en Castilla y León. Una mayoría aplastante en esa comunidad podría llevar al presidente andaluz a poner fecha a sus comicios, en solo unas semanas. O esperar a que pase la Semana Santa, se deje atrás la sexta ola y los ciudadanos recuperen la normalidad. Al contrario que Mañueco, que se ha lanzado a unas elecciones en pleno invierno, la idea de Moreno, señalan, era que se realicen con "buen tiempo".

Pero esta segunda opción tiene un inconveniente que inquieta mucho al presidente andaluz: que Vox sea decisivo para que Alfonso Fernández Mañueco continúe en el Gobierno -los últimos sondeos otorgan al partido de ultraderecha más de 10 escaños- y que su petición de ocupar consejerías empañe la campaña andaluza. El miedo a esta contaminación le obliga a ajustar bien los tiempos, aseguran las mismas fuentes, para alejar la sombra de un Ejecutivo compartido con la ultraderecha.

En Andalucía parece que Ciudadanos aguanta mejor que en Castilla y León y, de hecho, el PP andaluz, en contra del criterio de Génova no descarta negociar candidaturas conjuntas con la formación naranja para acercarse al máximo a una mayoría absoluta. Los sondeos que manejan le son propicios.

Los problemas de Espadas

La consolidación de Juanma Moreno al frente de la Junta pone muy complicado a Espadas lograr un buen resultado. El sustituto de Susana Díaz se enfrenta a la imagen de un presidente moderado, a la herencia de un PSOE que ha gobernado Andalucía durante 40 años y a su desconocimiento como candidato. Alcalde de Sevilla hasta hace unas semanas, ha dejado el puesto para volcarse en la candidatura. Al igual que Luis Tudanca en Castilla y León, el nuevo PSOE andaluz cree que puede resultar atractivo para el votante de Ciudadanos que no quiere ningún tipo de aproximación a Vox. Pero en el caso de Espadas, él tiene el reto también de movilizar al medio millón de votantes socialistas que en las elecciones de diciembre- de 2018 de Susana Díaz prefirieron quedarse en casa.

"Nos constan que las izquierdas hablan más de lo que se sabe, pero desconocemos si alcanzarán un pacto"

A este gran problema de movilización se añaden dos complicaciones más. La preocupación de que Díaz y su grupo no hayan pasado página y no ayuden en la campaña. Y que la izquierda a la izquierda del PSOE se presenta en tres listas distintas: Unidas Podemos, Adelante Andalucía y Más País Andalucía. Esta gran fragmentación del bloque progresista dificulta una suma. Los socialistas reconocen que es "un problema" e ironizan en que "parece que el efecto Yolanda Díaz se queda en Malasaña". "Nos viene bien que la izquierda esté fuerte y lo menos dividida posible" porque hay una "polarización" con PP y Vox. De todos modos el PSOE todavía no ve imposible un acuerdo para que haya una lista de Espadas y otra común del resto. "Nos consta que las izquierdas en Andalucía hablan más de lo que se sabe, lo que desconocemos es si alcanzarán un pacto o no".

La falta de entusiasmo de los susanistas es una inquietud que existe incluso en la Moncloa, donde como en el PSOE de Espadas creen que la ex presidenta "se frotaría las manos" ante un eventual fracaso de su sucesor, que le ganó el cetro del partido en las primarias. Andalucía es clave para Pedro Sánchez y el resultado de estas elecciones ocupa y preocupa en Ferraz. Asumen que el reto, al igual que en las próximas generales es movilizar a la izquierda, mucho más desmotivada ahora que la derecha. Y para ello Vox y su petición de entrar en los gobiernos del PP puede resultar crucial.