España posee la mayor fuente de biodiversidad de toda Europa. Sin embargo, el 14 % de las más de 85.000 especies que habitan en su territorio están en peligro de extinción.

Al respecto de ello, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) advierte acerca de la posibilidad de una «sexta extinción masiva» y el riesgo de desestabilizar los ecosistemas, gravemente degradados como consecuencia de la actividad humana.

En este punto, Levante-EMV organizó el pasado jueves un encuentro sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) números 14 y 15 en el que se identificaron los principales problemas que existen en los ecosistemas marinos y terrestres, con el patrocinio de Caixa Popular y el Oceanogàfic. El debate estuvo moderado por el periodista de Levante-EMV Julio Monreal, y contó con la participación de José Luis Rubio, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y vicepresidente de la Asociación Mundial por la Conservación del Suelo y del Agua (WASWC); Cristina Galiana, ingeniera medioambiental de la Fundació Assut; Pepa Ferrando, bióloga del Oceanogràfic; Mario Giménez, delegado en Valencia de SEO Birdlife; y Emilio Beladiez, socio fundador del colectivo BIOagradables.

«Estamos ante un momento muy importante —advirtió José Luis Rubio—. Vamos a ver muchos cambios en un futuro inmediato que pueden ser una oportunidad para responder a la problemática medioambiental».

José Luis Rubio, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Fernando Bustamante

Para ello, los participantes señalaron la importancia de involucrar a la sociedad. «Hemos sobrepasado todos los límites del planeta y, ahora, debemos trabajar todos conjuntamente;si no salimos juntos, no saldremos», subrayó Mario Giménez.

SEO Birdlife es la ONG de conservación de la naturaleza más antigua de España. Su función se centra en el impulso del estudio de las aves, a través de una red de socios a nivel autonómico que les permite estar cerca de cada territorio. «Las aves son un buen indicador global y su evolución no va demasiado bien —señaló Giménez—. Si no somos capaces de conservar las aves comunes, que están empezando a dejar de serlo, no vamos a poder conservarnos a nosotros mismos».

Pepa Ferrando, bióloga del Oceanogràfic. Fernando Bustamante

En este sentido, la Fundación Oceanogràfic se creó para velar del buen estado de salud de los mares y océanos fuera del acuario. «No somos simplemente una colección de especies, vamos más allá», puntualizó Pepa Ferrando. Para ello, la fundación desarrolla diferentes proyectos de investigación y conservación, además de programas de educación y divulgación con el objetivo de difundir su mensaje a todos los colectivos.

Uno de estos programas trabaja en el rescate de tortugas marinas que ingresan en el Área de Recuperación y Conservación de Animales (ARCA) del Mar debido a la pesca accidental. «Las tortugas marinas nos permiten lanzar los mensajes de un modo comprensible. Cada una nos cuenta una historia sobre las amenazas del ecosistema marino, lo que nos permite investigar y salvar a muchos ejemplares. Después, tratamos de impactar sobre las personas a nivel emocional a través de las sueltas en las playas de la Comunitat Valenciana».

"Las tortugas marinas nos permiten lanzar los mensajes de un modo comprensible"

Pepa Ferrando - Bióloga del Oceanogràfic

Problema con el uso de recursos

El mar y la tierra son los dos grandes ecosistemas que dominan la superficie terrestre y, por ello, están forzosamente interconectados. Desde hace décadas, estos se enfrentan a graves problemas derivados de la contaminación, la sobreexplotación, las presiones industriales y turísticas o la amenaza planetaria del cambio climático.

"El uso del nitrógeno como fertilizante ha producido desequilibrios en el sistema marino"

José Luis Rubio - Investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)

En este punto, José Luis Rubio puso el foco en uno de los aspectos más importantes para la vida, el ciclo del nitrógeno, y la necesidad de lograr un uso más adecuado de este elemento como fertilizante. «Casi el 80 % de la atmósfera se constituye por moléculas de nitrógeno, pero su escasez en la superficie terrestre origina terribles periodos de hambruna —expuso Rubio—. Su uso como fertilizante agrícola ha permitido alimentar a millones de personas, aunque ha intensificado y acelerado todo el ciclo global del nitrógeno, produciendo desequilibrios en el sistema marino debido a la eutrofización».

Otro de los principales problemas que contribuyen a la degradación de los ecosistemas es el mal uso de los recursos, especialmente del agua. «Usamos más agua de la que tenemos», explicó Giménez, quien enfatizó en la necesidad de garantizar el buen estado de conservación de los ecosistemas «antes de repartir el agua».

Mario Giménez, delegado en Valencia de SEO Birdlife. Fernando Bustamante

El problema con el uso del agua entra directamente en contacto con el debate sobre el actual modelo agrícola, ya que la agricultura es la principal actividad consumidora de agua —el 80 % del agua que se consume para la actividad humana se destina a la agricultura—. «Hay que cambiar el modelo agrícola actual, ya que es contrario a los intereses de los ecosistemas y los propios agricultores», aseveró Giménez. 

"Necesitamos una ley de cadena alimentaria que conceda alternativas al modelo agrícola"

Cristina Galiana - Ingeniera medioambiental de la Fundació Assut

Del mismo modo, Cristina Galiana también se posicionó a favor de transformar el actual sistema agroalimentario, cuyas constricciones tienen un grave impacto sobre la fauna. «La eutrofización nos obliga a preguntarnos qué pasa con la agricultura —incidió la ingeniera de la Fundació Assut—. La mayoría de los suelos están sobrenitrificados, pero necesitamos una ley de cadena alimentaria que conceda alternativas al actual modelo agrícola».

La Fundació Assut es una pequeña plataforma que trabaja en el desarrollo de herramientas para conseguir la protección y divulgación del patrimonio natural y cultural enfocado en los territorios de L’Horta y l’Albufera de València. 

Cristina Galiana, ingeniera medioambiental de la Fundació Assut. Fernando Bustamante

Reducir el consumo

«Durante siglos, el ser humano ha decidido disfrutar del planeta a su antojo», recordó Emilio Beladiez. El modelo productivo y de consumo implantado durante décadas, basado en el «consumo desmedido» —según José Luis Rubio—, ha demostrado ser insostenible y obliga a replantear nuevos hábitos y conductas individuales.

"Hemos creado una civilización basada en el plástico y ahora tenemos que desmontarla"

Mario Giménez - Delegado en Valencia de SEO Birdlife

«Hemos creado una civilización basada en el plástico y ahora tenemos que desmontarla. Hay que volver a un sistema de vida en el que consumamos menos», destacó Giménez.

Por su parte, Emilio Beladiez apuntó la necesidad de «desacelerar» nuestro consumo de vida: «La naturaleza no ha podido seguir nuestro ritmo, por lo que debemos dar unos pasos atrás. El planeta seguirá viviendo sin nosotros, pero nosotros no podemos vivir sin el planeta».

Emilio Beladiez, socio fundador del colectivo BIOagradables. Fernando Bustamante

Beladiez es socio fundador del colectivo BIOagradable, cuyo objetivo es sensibilizar y concienciar a la población sobre el impacto de la actividad humana en el medio ambiente, a través del voluntariado ambiental y la limpieza de playas. «Antes de la pandemia, llegamos a ser 250 personas limpiando la playa de La Patacona», reconoció Beladiez.

"Durante siglos, el ser humano ha decidido disfrutar del planeta a su antojo"

Emilio Beladiez - Socio fundador del colectivo BIOagradables

Mario Giménez cerró el debate haciendo un llamamiento a la necesidad de pedir mayores responsabilidades a la Administración Pública: «Estamos en un momento muy serio y debemos tomar las riendas para evitar que nos impongan grandes sacrificios. Debemos exigir el cumplimiento de la legislación». Por último, el representante de SEO Birdlife sugirió la necesidad de incluir el derecho medioambiental en la carta de los Derechos Humanos.

La Fundación Oceanogràfic protege las praderas de posidonia en la Marina Alta

Praderas de posidonia en la Marina Alta. ED

La posidonia es uno de los ecosistemas más productivos y vulnerables del planeta; además, también es uno de los más influyentes en el bienestar humano.

Según la Unión Europea, se trata de un «hábitat prioritario», debido a su capacidad para contribuir a evitar la erosión en las playas del litoral.

La Comunitat Valenciana cuenta con la segunda mayor extensión de pradera posidonia del mediterráneo español, por lo que es un componente fundamental del patrimonio natural valenciano.

En este sentido, la Fundación Ocenogràfic presentó recientemente el ‘Projecte Posidònia’, financiado por el fondo temático solidario ‘Mediterranean Fund’ de Banca March. El proyecto, que se compone de una fase técnico-científica y otra interpretativa, tiene como objetivo trasladar el valor del ecosistema a la comunidad escolar y grupos poblacionales de los municipios del área de estudio.

La primera fase del programa constará de un estudio cartográfico en los espacios marinos de la Marina Alta para identificar el área de las praderas de posidonia. En total, el estudio abarcará más de 7.000 hectáreas en la zona de la Almadraba, el área marina del parque natural del Montgó y el espacio marino de Ifac.

Los detalles del cartografiado se podrán consultar en una aplicación móvil gratuita que permitirá facilitar un uso sostenible de los espacios y evitar los fondeos sobre las praderas.

Este proyecto, con una duración prevista de dos años, surge tras el éxito del proyecto piloto realizado en Xàbia antes de la pandemia. «El trabajo de investigación en Xàbia derivó en un programa de sensibilización que se ha traducido en una nueva aplicación sobre la legislación», explicó la bióloga del Oceanogràfic, Pepa Ferrando.