Virus, bacterias, restos de medicamentos o drogas. Todo está en el agua, lo que la convierte «en una herramienta fundamental en cuestiones sanitarias o pandémicas». Así lo remarcaba Gloria Sánchez, investigadora del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En la misma línea ahondaba Elisa Valía, concejala del ciclo integral del agua del Ayuntamiento de València, al apuntar: «Con la monitorización de la salud pública a través de las aguas residuales podríamos dar un salto cualitativo».

Sánchez, por su parte, incidía en que una única muestra extraída arroja una información valiosísima «incluso de las variantes de la covid que están circulando a nivel poblacional». Especialmente a partir de este lunes cuando las pruebas de PCR ya no serán generalizadas. «La pandemia nos ha permitido ver la parte positiva de las aguas residuales», remarcaba Sánchez, para apostillar: «en un futuro nos permitirá adelantarnos a posibles riesgos emergentes». En ese sentido, recordaba que València ha sido pionera en el desarrollo de este tipo de diagnosis.

Ser capaces de analizar toda esa información en tiempo real es ahora el siguiente paso. Esta, y otras, fueron algunas de las cuestiones que se abordaron hace unos días en un nuevo encuentro informativo sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible que impulsa Levante El Mercantil Valenciano. En esta ocasión, centrado en los ODS 3, Salud y bienestar, y en el 6, Agua limpia y saneamiento. La iniciativa, moderada por el periodista Julio Monreal, cuenta con el patrocinio global de Caixa Popular y la colaboración de Facsa y Ribera Salud.

Concha Andrés, secretaria autonómica de Eficiencia y Tecnología Sanitaria, aprovechó el acto en el Club Diario Levante-EMV para echar la vista atrás y recordar la dureza de estos dos últimos años marcados por la crisis sanitaria. Andrés definió como «esencial» la colaboración público-privada, así como el esfuerzo de inversión por parte del gobierno valenciano para cambiar el sistema sanitario. «En una situación de desconocimiento, gracias a la inteligencia humana y la capacidad de investigación, la vacuna nos ha dado la capacidad de recuperación», defendía. «Hicimos un tremendo esfuerzo de transformación en un ejemplo de trabajo conjunto para afrontar la pandemia», enfatizaba.

El testigo sobre la conexión salud-saneamiento lo recogió José Claramonte, director general de Facsa, quien destacaba la importancia de la innovación tecnológica en esta parcela. «Estamos todos en una dinámica de digitalización», señalaba, incidiendo en el despegue que supondrán los fondos Next Generation de la Unión Europea. «El análisis de las aguas residuales va a ser una herramienta de soporte a determinadas decisiones y también para prevenir», comentaba en su intervención. «Ahora que vamos a eliminar las cuarentenas y las restricciones, deberíamos asentar la vigilancia a través de este mecanismo», reiteraba.

«Sin agua no hay bienestar»

El estímulo que supondrá el Perte de Digitalización del Ciclo del Agua para la modernización de un sector ya de por sí eficiente permitirá avanzar, aún más si cabe, en cuestiones básicas como la sostenibilidad y resiliencia frente al cambio climático. «Sin el agua no vamos a tener bienestar», subrayaba Claramonte, quien insistía en que habrá que garantizar este recurso no solo a través de las aguas superficiales y subterráneas, sino también de la desalación y la reutilización. «El patrón de las lluvias ha cambiado, lo estamos viendo estos días, el gran reto es adaptarnos y la tecnología nos va a ayudar para unir salud, bienestar y agua», razonaba.

Juan Ángel Conca, gerente de la Entidad Pública de Saneamiento de Aguas Residuales (Epsar), colocaba el foco en que el gran reto en un territorio abocado al estrés hídrico es aumentar la reutilización del agua regenerada. Un recurso esencial, en palabras de Conca «y para el que no dependemos ni de Ucrania, ni de Rusia, solo de nosotros». Darle una segunda vida, para uso industrial o para el riego, pasa por elevar los estándares de calidad. Pero no solo. También requiere de inversiones en infraestructuras, para lo que se pretenden aprovechar los fondos de reconstrucción habilitados por Europa. «Requiere presupuesto, acuerdos y positividad, creer que es posible», manifestaba. «No tenemos solo que sanear, hay que reutilizar, ese es el futuro», reiteraba Conca.

Sostenibilidad en el ADN

Por su parte Rafael Múñoz, responsable del área sociosanitaria de Caixa Popular, hacia especial hincapié en que la entidad «siempre ha defendido los ODS». «Han estado en nuestro ADN desde el principio», aseveraba. «La tecnología requiere inversión y Caixa Popular siempre ha apostado por la financiación a aquellos sectores que tienen un impacto social como el agua y la salud», desgranaba. Como ejemplo de la apuesta por la sostenibilidad, destacaba que el 80 % de la energía que se consume en instalaciones procede de fuentes renovables.

Carlos Catalán, director médico de Ribera Salud, centraba su intervención en los efectos colaterales que la pandemia ha dejado en los profesionales de la sanidad. «Lo han pasado muy mal y han quedado muy tocados porque han sufrido mucha presión, hay que buscar como volver a motivarlos para ser el motor del cambio», razonaba. Y situaba la lupa también sobre la importancia de la salud mental, así como en la necesidad de invertir en tecnología al servicio de los ciudadanos.

Elisa Valía señalaba la importancia de la evaluación de las políticas públicas «para dar saltos cualitativos». Entre sus objetivos al frente del ciclo del agua, figura avanzar en la descarbonización del proceso y reducir la demanda de agua potabilizada, sustituyéndola por agua tratada en función de los usos, bien agrícolas o industriales. Momento en el que planteaba un cambio de modelo para descentralizar y facilitar la economía circular, sin encarecer los costes de las conducciones . Algo a lo que asentía Juan Ángel Conca, quien insistía en que de las crisis «no se sale con austeridad, sino con presupuestos».

Reforzar la investigación, el modelo socio-sanitario y garantizar la equidad

Concha Andrés, secretaria autonómica de Eficiencia y Tecnología Sanitaria, señalaba el pasado viernes en las instalaciones del Club Diario Levante-EMV que si algo claro ha dejado la pandemia es la necesidad de avanzar en investigación. También que la asignatura pendiente «pasa por reforzar el sistema socio-sanitario». «Especialmente cuando la cronificación obliga a gestionar la calidad de vida», comentaba Andrés.

La apuesta del gobierno valenciano por dotar de tecnología toda el área de diagnósis, así como por garantizar la equidad ha llevado a la adjudicación de contratos por ochenta millones para modernizar el sistema con una mejor atención a pacientes con cáncer, implantar cirugía robótica en los hospitales valencianos de referencia, ir a una medicina personalizada y atender las enfermedades raras.

Como prueba de esta màxima del Botànic de colocar a las personas en el centro, recordaba el futuro búnker de prototerapia que irá en la Fe. Una iniciativa fruto de la colaboración con la Fundación Amancio Ortega. «Necesitamos el músculo y el talento de la empresa privada», apuntaba. Andrés señalaba, en cualquier caso, que la igualdad y la equidad «han de primar en la atención sanitaria valenciana, desde Vinaròs a Orihuela». «Vamos a tener un sistema muy potente», remarcaba, señalando a la gestión de datos y la inteligencia artificial como vitales para mejorar el día a día de los pacientes.

Incidía también, además, en la colaboración entre comunidades autónomas y las autoridades europeas, así como la necesidad de intensificar las gestiones «para llegar a tiempo a los fondos europeos».

Dudas con los Perte

En ese punto, José Claramonte, director general de Facsa, abría el debate de las dudas y el temor a no ser capaces de inyectar esos fondos en el sistema productivo valenciano. «Estamos redactando proyectos sin tener claras las bases de lo que se va a valorar», advertía. Sin embargo, Elisa Valía le echaba un capote al señalar que las empresas del sector agua «son punteras en investigación y pueden reaccionar muy rápidamente con los Perte aunque vayan muy justos de tiempo, porque precisamente lo que persiguen es una reactivación de la economía ya».