Las fiestas falleras traen consigo toda una serie de inconvenientes que la mayoría de las veces no son más que pequeñas molestias fácilmente salvables. Sin embargo, si eres un perro, algunas de esas molestias se pueden convertir en auténticos calvarios. Amparo Requena, portavoz de la Protectora de animales de Valencia Modepran, asegura que los perros "lo pasan verdaderamente mal estas fechas". La razón, casi exclusivamente una: Los petardos.

La práctica totalidad de los perros tiene miedo a los ruidos fuertes, debido a su alta sensibilidad para los sonidos. "Si a algunos humanos les molesta la 'mascletà', imagínate a ellos", explica Requena. A veces, el susto que se llevan los canes les puede llevar a escaparse de su dueño y echar a correr. Durante la semana del 1 al 9 de marzo, un total de 24 perros fueron rescatados por la protectora de animales. La cifra es ligeramente superior a la de otras semanas, cuando la media, según Requena, está en 20 ó 22 animales perdidos. La situación será más complicada esta semana. "Creemos que se perderán unos 40 perros, aunque el número podría incluso llegar a los cincuenta", comenta la portavoz de Modepran. Requena recomienda a los dueños de perros "que los lleven atados, y aunque crean que no tiene miedo a los petardos que no se confíen porque en un momento dado le tiran uno al lado, el perro echa a correr y poco a poco se va perdiendo".

Requena pide "empatía" al mundo fallero. "Sabiendo que cada falla tiene su zona de actividades y de fuego, que no se vayan a los parques o al cauce del río", reclama. Las dos semanas pueden ser muy duras para los perros: "Hay animales que dejan de comer, no quieren salir a la calle...". Asimismo, Requena recomienda a los dueños de perros que no los lleven a la "mascletà" Es común ver canes, principalmente pequeños, en brazos de sus dueños cerca de la plaza del Ayuntamiento mientras los decibelios suben sin cesar con cada explosión. "Los perros pueden llegar a tener lesiones auditivas", comenta.

Los dueños de los perros deben tener especiales precauciones. Por ejemplo, por mucho miedo que pase el animal, Requena sugiere "no darle mimos hasta que no se le haya pasado". "Si lo hacen fomentan el estado de miedo porque el perro cree que está bien asustarse", desvela. Lo recomendable es sujetar al animal y hacer "como si no pasara nada". Cuando el perro se relaja, "hay que darle mimos". Si el dueño llega a casa y el animal, asustado, "ha rallado la puerta o ha roto algún mueble intentando escapar, no debe reñirle", dice Requena.

Tratamiento para apaciguar

Muchos de estos dueños se encuentran ante situaciones desesperadas, por lo que recurren al veterinario en busca de soluciones. "Existen varias medidas que pueden ayudar, pero no solucionan el problema", explica un veterinario de una clínica de Blasco Ibáñez. "Normalmente se les seda, se les da tranquilizantes", indica. El sanitario recuerda que en todo caso se deben administrar bajo prescripción médica. "Los veterinarios son los que deben sopesar si el sedante procede o no, en ningún caso se le puede dar al perro medicación humana o sin receta", alerta.

También se les puede tratar con feromonas, que pueden encontrarse en forma de collar o de difusor, éstos últimos son "algo parecido a un ambientador". Estas feromonas liberan sustancias apaciguantes. "En algunos casos extremos, en los que el perro está muy enfermo, sufre epilepsia o cualquier otra enfermedad de tipo nerviosa, se recomienda enviarlo lejos de una falla durante esos días", explica el experto. Y es que en algunos perros, sobre todo de tamaño pequeño, existe también el riesgo de infarto, por lo que vale la pena mantenerlo fuera del jaleo fallero durante unos días.

Además, hay que prestar atención a la alimentación de las mascotas. El dulce no es recomendable para los perros, por lo que los buñuelos y churros no deben entrar en la comida de los animales. "Muchos de los perros son diabéticos por genética", asegura la portavoz de la protectora. "No pasa nada si les das uno, pero no puedes atiborrarles de este tipo de alimentos", comenta.

Que no petardeen a los gatos

Pero no solo los perros lo pasan mal. Prácticamente todas las poblaciones animales de la ciudad sufren por los ruidos, aunque una de las más afectadas es la de gatos. Las colonias de gatos callejeros, "tremendamente beneficiosos porque controlan la población de roedores e insectos de la ciudad", asegura Requena, también sufren por los petardos. "La gente ha de saber lo beneficiosos que son los gatos y no deben torturarlos con explosiones cerca de ellos", comenta Requena, que hace hincapié en que los perros reciben el cariño de una casa cuando se les pasa el miedo mientras que los gatos han de vivir en la calle y no pueden reconfortarse con las atenciones de una familia.