El gran misterio quedó desvelado. Después de que, durante varias semanas, se hablara de amarillos y marrones, resultó que el color que había elegido Estefanía no era nada de eso, sino azul. Primero se dijo que era «Orio» (hasta Estefanía la llamaba así). Luego, que era «Porcelana». Para entendernos: azul clarito, celeste. Esa fue la tonalidad del espolín «fallera mayor de Valencia» confeccionado por Vives i Marí. Como suele ser habitual, suscitó opiniones para todos los gustos. Hay que remontarse a 2001 para encontrar otro azul, el ultramar de Adriana Polo, pero éste era más intenso. El espectacular físico de la fallera mayor sirvió de marco para el trabajo de muchos profesionales en el gran día de esta joven aspirante a juez.