Los artistas falleros sacaron ayer piezas a las calles de la Ciudad del Artista Fallero como siempre, pero con un punto de más tranquilidad después que el ayuntamiento aprobara la concesión de un permiso especial para poder ubicar temporalmente los ninots en la calle durante el proceso de secado. Sobre todo, porque evitan la posibilidad de ser sancionados, como pasó en algún caso recientemente, lo que propició esta petición por parte del Gremio, aunque finalmente la sanción económica fuera la mínima. Pero, por otra parte, pone en evidencia la necesidad de reglar una Ciudad del Artista Fallero que se ha quedado en mitad de la nada: ni es zona residencial ni polígono de trabajo.

Por ejemplo, el artista Manuel Algarra recordaba que «cuando estas naves se hicieron, estaba pensado para esto: para sacar las figuras a la calle porque es necesario secarlas. Llevo 40 años trabajando y siempre ha sido así. El problema es que, conforme creció el barrio, las naves dejaron de estar separadas de las casas y ahora puede dar lugar a situaciones como las que hemos vivido».

Lo que resulta evidente es que «en la construcción de fallas, el secado es fundamental. Una mañana de sol es preciosa para adelantar trabajo y más con el invierno tan extraño que hemos tenido, con tantos días de lluvia».

La lógica de los acontecimientos dice que una Ciudad del Artista Fallero plenamente desarrollada convertiría la zona en un espacio de trabajo. Ahora da la sensación de ser calles normales, con aceras y asfalto. «Aquí no viene nadie más que nosotros, que prácticamente aparcamos en los mismos lugares. Antes, eran naves separadas totalmente del barrio. Este no es un lugar de paso, sino de trabajo. Los artistas, además, siempre procuramos dejar limpia la zona si hemos sacado material». Más aún, Algarra, que es uno de los artistas que no duda en sacar material, recuerda que incluso actuaciones que parecen normales en el resto de la ciudad, aquí tienen el efecto contrario. Por ejemplo, las aceras, «que a veces nos han dado problemas para doblar la esquina con los trailers». La normativa obliga a recoger todo el material por la noche (algo lógico) y a garantizar el paso de peatones, aunque éstos casi no existan.

A pesar del cambio de técnica del cartón al «corcho blanco», los secados siguen siendo necesarios para el empapelado, un proceso que está llegando a sus últimos días.