Cuando las hojas del calendario dejan caer el mes de febrero y con él dan entrada a marzo traen consigo el estruendo de los petardos y la cercanía inminente de los días grandes de Fallas. Este año, además, el tercer mes del año entró en fin de semana y eso se está notando en la afluencia a la plaza del Ayuntamiento durante las primeras mascletades. Si el viernes se vivía un gran ambiente, ayer el lleno de ella y sus adyacentes era casi total y para hoy se espera una afluencia todavía mayor, más aún con el recuerdo del espectacular «martillo de Thor» de la pirotecnia Alpujarreña, la encargada de disparar en este primer domingo.

Pero este año a la fiesta se ha sumado, de forma muy tempranera -¿cosas del cambio climático?- un invitado de excepción como es el calor. Ayer, los 25 grados que se llegaron a registrar en la plaza consistorial dieron mucho trabajo a los efectivos de Cruz Roja, siempre al pie del cañón, que llevaron a cabo 30 atenciones, 25 de ellas, nada más y nada menos, que por lipotimias. Y para hoy, atención, se esperan temperaturas incluso algo más elevadas. En medio de este calor, intensificado por los aplausos y la euforia postdisparo, el pirotécnico Antonio García era aclamado en su paseo hasta el balcón donde reconocía que el «remate final era arriesgado» pero se felicitaba de que «salió muy bien». Allí arriba estaba también la ministra de Trabajo, Magdalena Valero. Reconocía que no era su primera mascletà, pues un año vio una, a pie de calle, ya que su hija estudiaba en València. Ella destacó el «impresionante final» y el reconocimiento a los pirotécnicos: «Son auténticos héroes aquí, no sabía que tenían esta acogida y este ritual, pero me parece fantástico».

También presenció el disparo el delegado del Gobierno, Juan Carlos Fulgencio, quien ponía en valor «a todas las personas que trabajan porque todo salga según lo previsto». Y aseveró que las fuerzas y cuerpos de seguridad velarán, sobre todo, por «evitar las agresiones sexuales y los hurtos».

Otras protagonistas, cómo no, eran las falleras mayores. La infantil dijo por primera vez el «senyor pirotècnic pot començar la mascletà». Y ambas dedicaban la mascletà a sus comisiones que les habían regalado el traje que llevaban.