Media hora de acto, con la venia de la Policía Local, el permiso del Ayuntamiento, la duda por las nuevas disposiciones... un galimatías solventado para ser, seguramente, el último acto fallero que se celebrará hasta nueva orden. Fue la proclamación de la fallera mayor de Séneca-Yecla, que aprovechó un particular limbo para celebrar su evento y que sirve también para poner de relevie las enormes particularidades que tienen los actos falleros como tal.

La comisión programó el acto en la calle, aprovechando que disponen de la plaza de Olof Palme, de gran tamaño, sin tener que cortar calles. Dominio Público había dado la venia para su celebración. Pero el jueves llegó el endurecimiento de las condiciones para celebrar actos festivos. La comisión consultó con el ayuntamiento y, según cuentan, se les dio de palabra la venia para seguir porque se celebraba no en un casal, sino en la calle.

El día del nombramiento se presentó un coche de la Policía Local y, ante la duda que genera el acto, se dan cita hasta cinco agentes. Finalmente, la decisión es la de autorizarlo, habida cuenta de la existencia de un permiso, pero, según afirman en la comisión, "con la condición de que durara exclusivamente 30 minutos".

Como auditorio había 45 sillas, que no llegaron a llenarse, separadas "y desinfectadas previamente". El casal "estaba cerrado. Tan sólo se usó el baño" y los asistentes "fueron tras confirmar asistencia y con el nombre y los datos personales apuntados".

¿Que argumento se esgrimía para poder celebrarlo? Que la comisón "es un asociación cultural, es un acto cultural y al aire libre". Ese mismo fin de semana, con un formato parecido, en los pueblos de la ciudad se han seguido celebrando los actos de Cultura als Pobles, con escenario y público al aire libre. ¿Es un nombramiento de fallera mayor un acto cultural? ¿Lo es por celebrarlo una asociación cultural? Al día siguiente, la propia Junta Central Fallera canceló su concurso de dibujo infantil al aire libre, aunque ahí no se preveía la presencia de apenas una treintena de personas, sino muchos más.

Los asistentes al acto. Al fondo, los dos agentes de policía

Finalmente, Eva Vallés Pérez fue nombrada fallera mayor. Debajo de una pequeña jaima, decorada con una cortinilla de luces y una tela de manta valenciana. Aunque para instalarla, tal como el presidente había expuesto en la última asamblea de presidentes, había tenido que abonar un informe por parte de un arquitecto técnico.

La imposición de banda o la presentación (el año pasado no hubo fallera mayor ni infantil) sí que tendrá que esperar a que la situación sanitaria mejore.

No parece, sin embargo, que estas circunstancias puedan volver a darse hasta nueva orden. En la actualidad, los casales tienen restringida la actividad a reuniones de hasta seis personas, con lo que su utilidad está prácticamente reducida a algunas reuniones de directivas y para despachar la lotería. Y en la calle, no parece que Dominio Público vaya a autorizar más actos, aunque éste, concedido antes del endurecimiento de condiciones, se salvó por la campana. Y tampoco parece muy factible que las comisiones vayan a arriesgarse a encontrarse con una suspensión con todo ya montado.