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Alfons Padilla
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A. Padilla
Un pueblo de la montaña de la Marina (de la Baixa, en este caso) con acento. El "parlat salat", herencia de la repoblación de mallorquines en 1610, sigue vivo y también está en el paisaje: es poble, ses fonts, sa Caseta dels Moros (vestigios de un castillo del siglo XII declarado Bien de Interés Cultural). Tàrbena corona una cresta. Se asoma a escarpadas montañas y a bancales en los que ahora florecen almendros y cerezos. Las calles rezuman belleza. Llegamos desde el Coll de Rates y descubrimos incluso sorpresas pelín naíf (las esculturas doradas de un chalé). Y luego está el acento. El mestizaje cultural, dialectal e histórico es riqueza.
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Un pueblo de la montaña de la Marina (de la Baixa, en este caso) con acento. El "parlat salat", herencia de la repoblación de mallorquines en 1610, sigue vivo y también está en el paisaje: es poble, ses fonts, sa Caseta dels Moros (vestigios de un castillo del siglo XII declarado Bien de Interés Cultural). Tàrbena corona una cresta. Se asoma a escarpadas montañas y a bancales en los que ahora florecen almendros y cerezos. Las calles rezuman belleza. Llegamos desde el Coll de Rates y descubrimos incluso sorpresas pelín naíf (las esculturas doradas de un chalé). Y luego está el acento. El mestizaje cultural, dialectal e histórico es riqueza.
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Un pueblo de la montaña de la Marina (de la Baixa, en este caso) con acento. El "parlat salat", herencia de la repoblación de mallorquines en 1610, sigue vivo y también está en el paisaje: es poble, ses fonts, sa Caseta dels Moros (vestigios de un castillo del siglo XII declarado Bien de Interés Cultural). Tàrbena corona una cresta. Se asoma a escarpadas montañas y a bancales en los que ahora florecen almendros y cerezos. Las calles rezuman belleza. Llegamos desde el Coll de Rates y descubrimos incluso sorpresas pelín naíf (las esculturas doradas de un chalé). Y luego está el acento. El mestizaje cultural, dialectal e histórico es riqueza.
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Un pueblo de la montaña de la Marina (de la Baixa, en este caso) con acento. El "parlat salat", herencia de la repoblación de mallorquines en 1610, sigue vivo y también está en el paisaje: es poble, ses fonts, sa Caseta dels Moros (vestigios de un castillo del siglo XII declarado Bien de Interés Cultural). Tàrbena corona una cresta. Se asoma a escarpadas montañas y a bancales en los que ahora florecen almendros y cerezos. Las calles rezuman belleza. Llegamos desde el Coll de Rates y descubrimos incluso sorpresas pelín naíf (las esculturas doradas de un chalé). Y luego está el acento. El mestizaje cultural, dialectal e histórico es riqueza.
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Un pueblo de la montaña de la Marina (de la Baixa, en este caso) con acento. El "parlat salat", herencia de la repoblación de mallorquines en 1610, sigue vivo y también está en el paisaje: es poble, ses fonts, sa Caseta dels Moros (vestigios de un castillo del siglo XII declarado Bien de Interés Cultural). Tàrbena corona una cresta. Se asoma a escarpadas montañas y a bancales en los que ahora florecen almendros y cerezos. Las calles rezuman belleza. Llegamos desde el Coll de Rates y descubrimos incluso sorpresas pelín naíf (las esculturas doradas de un chalé). Y luego está el acento. El mestizaje cultural, dialectal e histórico es riqueza.
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Un pueblo de la montaña de la Marina (de la Baixa, en este caso) con acento. El "parlat salat", herencia de la repoblación de mallorquines en 1610, sigue vivo y también está en el paisaje: es poble, ses fonts, sa Caseta dels Moros (vestigios de un castillo del siglo XII declarado Bien de Interés Cultural). Tàrbena corona una cresta. Se asoma a escarpadas montañas y a bancales en los que ahora florecen almendros y cerezos. Las calles rezuman belleza. Llegamos desde el Coll de Rates y descubrimos incluso sorpresas pelín naíf (las esculturas doradas de un chalé). Y luego está el acento. El mestizaje cultural, dialectal e histórico es riqueza.
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Un pueblo de la montaña de la Marina (de la Baixa, en este caso) con acento. El "parlat salat", herencia de la repoblación de mallorquines en 1610, sigue vivo y también está en el paisaje: es poble, ses fonts, sa Caseta dels Moros (vestigios de un castillo del siglo XII declarado Bien de Interés Cultural). Tàrbena corona una cresta. Se asoma a escarpadas montañas y a bancales en los que ahora florecen almendros y cerezos. Las calles rezuman belleza. Llegamos desde el Coll de Rates y descubrimos incluso sorpresas pelín naíf (las esculturas doradas de un chalé). Y luego está el acento. El mestizaje cultural, dialectal e histórico es riqueza.
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