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Alfons Padilla
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A. Padilla
La Marina Alta es tierra de castillos islámicos. Se alzan en crestas rocosas. Son atalayas desde las que se divisa un horizonte inmenso. Uno de estos «hisn» es el de Ambra, en Pego. Se construyó en el siglo XIII. Los vestigios de la muralla de tapial dan idea de que el Castell d’Ambra fue una formidable fortaleza. Su emplazamiento es ideal. Los centinelas controlaban lo que hoy es Pego, la gran planicie de la marjal y los caminos que culebrean montaña arriba hacia la Vall d’Ebo. El castillo se alza en la frontera natural entre el benévolo litoral y el abrupto interior de la comarca.
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La Marina Alta es tierra de castillos islámicos. Se alzan en crestas rocosas. Son atalayas desde las que se divisa un horizonte inmenso. Uno de estos «hisn» es el de Ambra, en Pego. Se construyó en el siglo XIII. Los vestigios de la muralla de tapial dan idea de que el Castell d’Ambra fue una formidable fortaleza. Su emplazamiento es ideal. Los centinelas controlaban lo que hoy es Pego, la gran planicie de la marjal y los caminos que culebrean montaña arriba hacia la Vall d’Ebo. El castillo se alza en la frontera natural entre el benévolo litoral y el abrupto interior de la comarca.
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La Marina Alta es tierra de castillos islámicos. Se alzan en crestas rocosas. Son atalayas desde las que se divisa un horizonte inmenso. Uno de estos «hisn» es el de Ambra, en Pego. Se construyó en el siglo XIII. Los vestigios de la muralla de tapial dan idea de que el Castell d’Ambra fue una formidable fortaleza. Su emplazamiento es ideal. Los centinelas controlaban lo que hoy es Pego, la gran planicie de la marjal y los caminos que culebrean montaña arriba hacia la Vall d’Ebo. El castillo se alza en la frontera natural entre el benévolo litoral y el abrupto interior de la comarca.
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La Marina Alta es tierra de castillos islámicos. Se alzan en crestas rocosas. Son atalayas desde las que se divisa un horizonte inmenso. Uno de estos «hisn» es el de Ambra, en Pego. Se construyó en el siglo XIII. Los vestigios de la muralla de tapial dan idea de que el Castell d’Ambra fue una formidable fortaleza. Su emplazamiento es ideal. Los centinelas controlaban lo que hoy es Pego, la gran planicie de la marjal y los caminos que culebrean montaña arriba hacia la Vall d’Ebo. El castillo se alza en la frontera natural entre el benévolo litoral y el abrupto interior de la comarca.
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La Marina Alta es tierra de castillos islámicos. Se alzan en crestas rocosas. Son atalayas desde las que se divisa un horizonte inmenso. Uno de estos «hisn» es el de Ambra, en Pego. Se construyó en el siglo XIII. Los vestigios de la muralla de tapial dan idea de que el Castell d’Ambra fue una formidable fortaleza. Su emplazamiento es ideal. Los centinelas controlaban lo que hoy es Pego, la gran planicie de la marjal y los caminos que culebrean montaña arriba hacia la Vall d’Ebo. El castillo se alza en la frontera natural entre el benévolo litoral y el abrupto interior de la comarca.
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La Marina Alta es tierra de castillos islámicos. Se alzan en crestas rocosas. Son atalayas desde las que se divisa un horizonte inmenso. Uno de estos «hisn» es el de Ambra, en Pego. Se construyó en el siglo XIII. Los vestigios de la muralla de tapial dan idea de que el Castell d’Ambra fue una formidable fortaleza. Su emplazamiento es ideal. Los centinelas controlaban lo que hoy es Pego, la gran planicie de la marjal y los caminos que culebrean montaña arriba hacia la Vall d’Ebo. El castillo se alza en la frontera natural entre el benévolo litoral y el abrupto interior de la comarca.
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La Marina Alta es tierra de castillos islámicos. Se alzan en crestas rocosas. Son atalayas desde las que se divisa un horizonte inmenso. Uno de estos «hisn» es el de Ambra, en Pego. Se construyó en el siglo XIII. Los vestigios de la muralla de tapial dan idea de que el Castell d’Ambra fue una formidable fortaleza. Su emplazamiento es ideal. Los centinelas controlaban lo que hoy es Pego, la gran planicie de la marjal y los caminos que culebrean montaña arriba hacia la Vall d’Ebo. El castillo se alza en la frontera natural entre el benévolo litoral y el abrupto interior de la comarca.
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La Marina Alta es tierra de castillos islámicos. Se alzan en crestas rocosas. Son atalayas desde las que se divisa un horizonte inmenso. Uno de estos «hisn» es el de Ambra, en Pego. Se construyó en el siglo XIII. Los vestigios de la muralla de tapial dan idea de que el Castell d’Ambra fue una formidable fortaleza. Su emplazamiento es ideal. Los centinelas controlaban lo que hoy es Pego, la gran planicie de la marjal y los caminos que culebrean montaña arriba hacia la Vall d’Ebo. El castillo se alza en la frontera natural entre el benévolo litoral y el abrupto interior de la comarca.
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La Marina Alta es tierra de castillos islámicos. Se alzan en crestas rocosas. Son atalayas desde las que se divisa un horizonte inmenso. Uno de estos «hisn» es el de Ambra, en Pego. Se construyó en el siglo XIII. Los vestigios de la muralla de tapial dan idea de que el Castell d’Ambra fue una formidable fortaleza. Su emplazamiento es ideal. Los centinelas controlaban lo que hoy es Pego, la gran planicie de la marjal y los caminos que culebrean montaña arriba hacia la Vall d’Ebo. El castillo se alza en la frontera natural entre el benévolo litoral y el abrupto interior de la comarca.
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La Marina Alta es tierra de castillos islámicos. Se alzan en crestas rocosas. Son atalayas desde las que se divisa un horizonte inmenso. Uno de estos «hisn» es el de Ambra, en Pego. Se construyó en el siglo XIII. Los vestigios de la muralla de tapial dan idea de que el Castell d’Ambra fue una formidable fortaleza. Su emplazamiento es ideal. Los centinelas controlaban lo que hoy es Pego, la gran planicie de la marjal y los caminos que culebrean montaña arriba hacia la Vall d’Ebo. El castillo se alza en la frontera natural entre el benévolo litoral y el abrupto interior de la comarca.
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La Marina Alta es tierra de castillos islámicos. Se alzan en crestas rocosas. Son atalayas desde las que se divisa un horizonte inmenso. Uno de estos «hisn» es el de Ambra, en Pego. Se construyó en el siglo XIII. Los vestigios de la muralla de tapial dan idea de que el Castell d’Ambra fue una formidable fortaleza. Su emplazamiento es ideal. Los centinelas controlaban lo que hoy es Pego, la gran planicie de la marjal y los caminos que culebrean montaña arriba hacia la Vall d’Ebo. El castillo se alza en la frontera natural entre el benévolo litoral y el abrupto interior de la comarca.
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La Marina Alta es tierra de castillos islámicos. Se alzan en crestas rocosas. Son atalayas desde las que se divisa un horizonte inmenso. Uno de estos «hisn» es el de Ambra, en Pego. Se construyó en el siglo XIII. Los vestigios de la muralla de tapial dan idea de que el Castell d’Ambra fue una formidable fortaleza. Su emplazamiento es ideal. Los centinelas controlaban lo que hoy es Pego, la gran planicie de la marjal y los caminos que culebrean montaña arriba hacia la Vall d’Ebo. El castillo se alza en la frontera natural entre el benévolo litoral y el abrupto interior de la comarca.
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La Marina Alta es tierra de castillos islámicos. Se alzan en crestas rocosas. Son atalayas desde las que se divisa un horizonte inmenso. Uno de estos «hisn» es el de Ambra, en Pego. Se construyó en el siglo XIII. Los vestigios de la muralla de tapial dan idea de que el Castell d’Ambra fue una formidable fortaleza. Su emplazamiento es ideal. Los centinelas controlaban lo que hoy es Pego, la gran planicie de la marjal y los caminos que culebrean montaña arriba hacia la Vall d’Ebo. El castillo se alza en la frontera natural entre el benévolo litoral y el abrupto interior de la comarca.
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La Marina Alta es tierra de castillos islámicos. Se alzan en crestas rocosas. Son atalayas desde las que se divisa un horizonte inmenso. Uno de estos «hisn» es el de Ambra, en Pego. Se construyó en el siglo XIII. Los vestigios de la muralla de tapial dan idea de que el Castell d’Ambra fue una formidable fortaleza. Su emplazamiento es ideal. Los centinelas controlaban lo que hoy es Pego, la gran planicie de la marjal y los caminos que culebrean montaña arriba hacia la Vall d’Ebo. El castillo se alza en la frontera natural entre el benévolo litoral y el abrupto interior de la comarca.
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La Marina Alta es tierra de castillos islámicos. Se alzan en crestas rocosas. Son atalayas desde las que se divisa un horizonte inmenso. Uno de estos «hisn» es el de Ambra, en Pego. Se construyó en el siglo XIII. Los vestigios de la muralla de tapial dan idea de que el Castell d’Ambra fue una formidable fortaleza. Su emplazamiento es ideal. Los centinelas controlaban lo que hoy es Pego, la gran planicie de la marjal y los caminos que culebrean montaña arriba hacia la Vall d’Ebo. El castillo se alza en la frontera natural entre el benévolo litoral y el abrupto interior de la comarca.
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