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Alfons Padilla
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A. Padilla/Ayuntamiento de Dénia
Ciclismo, picnic y turismo en esa geografía del interior de la Marina Alta en la que todavía se ve la huella del fuego. La jornada ha sido redonda. Ambientazo en la salidad de Dénia, una ciudad que tenía ganas de Vuelta a España. Los corredores han volado. En la Vall d'Ebo, se había formado la escapada del día. Han pasado los fugados y el pelotón poco después de que se disparara una estrepitosa traca de una despedida de soltero. Ha sido un día de mucha traca, de ciclismo del bueno. Los aficionados, apostados en las cunetas, han disfrutado muchísimo. Y, al final, han podido olvidarse de los paraguas.
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Ciclismo, picnic y turismo en esa geografía del interior de la Marina Alta en la que todavía se ve la huella del fuego. La jornada ha sido redonda. Ambientazo en la salidad de Dénia, una ciudad que tenía ganas de Vuelta a España. Los corredores han volado. En la Vall d'Ebo, se había formado la escapada del día. Han pasado los fugados y el pelotón poco después de que se disparara una estrepitosa traca de una despedida de soltero. Ha sido un día de mucha traca, de ciclismo del bueno. Los aficionados, apostados en las cunetas, han disfrutado muchísimo. Y, al final, han podido olvidarse de los paraguas.
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Ciclismo, picnic y turismo en esa geografía del interior de la Marina Alta en la que todavía se ve la huella del fuego. La jornada ha sido redonda. Ambientazo en la salidad de Dénia, una ciudad que tenía ganas de Vuelta a España. Los corredores han volado. En la Vall d'Ebo, se había formado la escapada del día. Han pasado los fugados y el pelotón poco después de que se disparara una estrepitosa traca de una despedida de soltero. Ha sido un día de mucha traca, de ciclismo del bueno. Los aficionados, apostados en las cunetas, han disfrutado muchísimo. Y, al final, han podido olvidarse de los paraguas.
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Ciclismo, picnic y turismo en esa geografía del interior de la Marina Alta en la que todavía se ve la huella del fuego. La jornada ha sido redonda. Ambientazo en la salidad de Dénia, una ciudad que tenía ganas de Vuelta a España. Los corredores han volado. En la Vall d'Ebo, se había formado la escapada del día. Han pasado los fugados y el pelotón poco después de que se disparara una estrepitosa traca de una despedida de soltero. Ha sido un día de mucha traca, de ciclismo del bueno. Los aficionados, apostados en las cunetas, han disfrutado muchísimo. Y, al final, han podido olvidarse de los paraguas.
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Ciclismo, picnic y turismo en esa geografía del interior de la Marina Alta en la que todavía se ve la huella del fuego. La jornada ha sido redonda. Ambientazo en la salidad de Dénia, una ciudad que tenía ganas de Vuelta a España. Los corredores han volado. En la Vall d'Ebo, se había formado la escapada del día. Han pasado los fugados y el pelotón poco después de que se disparara una estrepitosa traca de una despedida de soltero. Ha sido un día de mucha traca, de ciclismo del bueno. Los aficionados, apostados en las cunetas, han disfrutado muchísimo. Y, al final, han podido olvidarse de los paraguas.
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Ciclismo, picnic y turismo en esa geografía del interior de la Marina Alta en la que todavía se ve la huella del fuego. La jornada ha sido redonda. Ambientazo en la salidad de Dénia, una ciudad que tenía ganas de Vuelta a España. Los corredores han volado. En la Vall d'Ebo, se había formado la escapada del día. Han pasado los fugados y el pelotón poco después de que se disparara una estrepitosa traca de una despedida de soltero. Ha sido un día de mucha traca, de ciclismo del bueno. Los aficionados, apostados en las cunetas, han disfrutado muchísimo. Y, al final, han podido olvidarse de los paraguas.
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Ciclismo, picnic y turismo en esa geografía del interior de la Marina Alta en la que todavía se ve la huella del fuego. La jornada ha sido redonda. Ambientazo en la salidad de Dénia, una ciudad que tenía ganas de Vuelta a España. Los corredores han volado. En la Vall d'Ebo, se había formado la escapada del día. Han pasado los fugados y el pelotón poco después de que se disparara una estrepitosa traca de una despedida de soltero. Ha sido un día de mucha traca, de ciclismo del bueno. Los aficionados, apostados en las cunetas, han disfrutado muchísimo. Y, al final, han podido olvidarse de los paraguas.
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