Solo la hiedra que crece en la umbría de los barrancos y algún lentisco y "margalló" dan una nota de color a un paisaje que sigue negro. Han pasado diez meses del incendio que arrasó 18 hectáreas de los acantilados de Teulada Moraira. La cala de Llebeig, una de las más bellas del litoral valenciano, sigue tiznada de negro. La sequía y los suelos someros y muy erosionados dificultan la regeneración.
La huella del fuego en una de las calas valencianas más bellas (imágenes)
A. P. F.
Solo la hiedra que crece en la umbría de los barrancos y algún lentisco y "margalló" dan una nota de color a un paisaje que sigue negro. Han pasado diez meses del incendio que arrasó 18 hectáreas de los acantilados de Teulada Moraira. La cala de Llebeig, una de las más bellas del litoral valenciano, sigue tiznada de negro. La sequía y los suelos someros y muy erosionados dificultan la regeneración.
La huella del fuego en una de las calas valencianas más bellas (imágenes)
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Solo la hiedra que crece en la umbría de los barrancos y algún lentisco y "margalló" dan una nota de color a un paisaje que sigue negro. Han pasado diez meses del incendio que arrasó 18 hectáreas de los acantilados de Teulada Moraira. La cala de Llebeig, una de las más bellas del litoral valenciano, sigue tiznada de negro. La sequía y los suelos someros y muy erosionados dificultan la regeneración.
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Solo la hiedra que crece en la umbría de los barrancos y algún lentisco y "margalló" dan una nota de color a un paisaje que sigue negro. Han pasado diez meses del incendio que arrasó 18 hectáreas de los acantilados de Teulada Moraira. La cala de Llebeig, una de las más bellas del litoral valenciano, sigue tiznada de negro. La sequía y los suelos someros y muy erosionados dificultan la regeneración.
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Solo la hiedra que crece en la umbría de los barrancos y algún lentisco y "margalló" dan una nota de color a un paisaje que sigue negro. Han pasado diez meses del incendio que arrasó 18 hectáreas de los acantilados de Teulada Moraira. La cala de Llebeig, una de las más bellas del litoral valenciano, sigue tiznada de negro. La sequía y los suelos someros y muy erosionados dificultan la regeneración.
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Solo la hiedra que crece en la umbría de los barrancos y algún lentisco y "margalló" dan una nota de color a un paisaje que sigue negro. Han pasado diez meses del incendio que arrasó 18 hectáreas de los acantilados de Teulada Moraira. La cala de Llebeig, una de las más bellas del litoral valenciano, sigue tiznada de negro. La sequía y los suelos someros y muy erosionados dificultan la regeneración.
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