La sequía salta a la vista. No es que dé pinceladas en el paisaje. Son brochazos. La niebla no aplaca la sed del Montgó. El pasado año llovió aquí menos de la mitad de lo habitual. Y en 2024 no ha caído casi ni gota. Los pinos amarillean e incluso adquieren un tono marrón que es consecuencia del fuerte estrés hídrico. Los lentiscos están secos. La hiedra cruje. Las palmas del "margalló" tienen aspecto acartonado. Tras un verano de vientos de poniente que resecan la montaña y con temperaturas que en Dénia llegaron a los 43,5 grados, la vegetación pide agua a gritos. Los excursionistas que realicen ahora las rutas del Montgó percibirán el cambio que la sequía ha provocado en el paisaje.
El Montgó pide agua a gritos: paisaje amarillo por la sequía (imágenes)
A. P. F.
La sequía salta a la vista. No es que dé pinceladas en el paisaje. Son brochazos. La niebla no aplaca la sed del Montgó. El pasado año llovió aquí menos de la mitad de lo habitual. Y en 2024 no ha caído casi ni gota. Los pinos amarillean e incluso adquieren un tono marrón que es consecuencia del fuerte estrés hídrico. Los lentiscos están secos. La hiedra cruje. Las palmas del "margalló" tienen aspecto acartonado. Tras un verano de vientos de poniente que resecan la montaña y con temperaturas que en Dénia llegaron a los 43,5 grados, la vegetación pide agua a gritos. Los excursionistas que realicen ahora las rutas del Montgó percibirán el cambio que la sequía ha provocado en el paisaje.
El Montgó pide agua a gritos: paisaje amarillo por la sequía (imágenes)
A. P. F.
La sequía salta a la vista. No es que dé pinceladas en el paisaje. Son brochazos. La niebla no aplaca la sed del Montgó. El pasado año llovió aquí menos de la mitad de lo habitual. Y en 2024 no ha caído casi ni gota. Los pinos amarillean e incluso adquieren un tono marrón que es consecuencia del fuerte estrés hídrico. Los lentiscos están secos. La hiedra cruje. Las palmas del "margalló" tienen aspecto acartonado. Tras un verano de vientos de poniente que resecan la montaña y con temperaturas que en Dénia llegaron a los 43,5 grados, la vegetación pide agua a gritos. Los excursionistas que realicen ahora las rutas del Montgó percibirán el cambio que la sequía ha provocado en el paisaje.
El Montgó pide agua a gritos: paisaje amarillo por la sequía (imágenes)
A. P. F.
La sequía salta a la vista. No es que dé pinceladas en el paisaje. Son brochazos. La niebla no aplaca la sed del Montgó. El pasado año llovió aquí menos de la mitad de lo habitual. Y en 2024 no ha caído casi ni gota. Los pinos amarillean e incluso adquieren un tono marrón que es consecuencia del fuerte estrés hídrico. Los lentiscos están secos. La hiedra cruje. Las palmas del "margalló" tienen aspecto acartonado. Tras un verano de vientos de poniente que resecan la montaña y con temperaturas que en Dénia llegaron a los 43,5 grados, la vegetación pide agua a gritos. Los excursionistas que realicen ahora las rutas del Montgó percibirán el cambio que la sequía ha provocado en el paisaje.
El Montgó pide agua a gritos: paisaje amarillo por la sequía (imágenes)
A. P. F.
La sequía salta a la vista. No es que dé pinceladas en el paisaje. Son brochazos. La niebla no aplaca la sed del Montgó. El pasado año llovió aquí menos de la mitad de lo habitual. Y en 2024 no ha caído casi ni gota. Los pinos amarillean e incluso adquieren un tono marrón que es consecuencia del fuerte estrés hídrico. Los lentiscos están secos. La hiedra cruje. Las palmas del "margalló" tienen aspecto acartonado. Tras un verano de vientos de poniente que resecan la montaña y con temperaturas que en Dénia llegaron a los 43,5 grados, la vegetación pide agua a gritos. Los excursionistas que realicen ahora las rutas del Montgó percibirán el cambio que la sequía ha provocado en el paisaje.
El Montgó pide agua a gritos: paisaje amarillo por la sequía (imágenes)
A. P. F.
La sequía salta a la vista. No es que dé pinceladas en el paisaje. Son brochazos. La niebla no aplaca la sed del Montgó. El pasado año llovió aquí menos de la mitad de lo habitual. Y en 2024 no ha caído casi ni gota. Los pinos amarillean e incluso adquieren un tono marrón que es consecuencia del fuerte estrés hídrico. Los lentiscos están secos. La hiedra cruje. Las palmas del "margalló" tienen aspecto acartonado. Tras un verano de vientos de poniente que resecan la montaña y con temperaturas que en Dénia llegaron a los 43,5 grados, la vegetación pide agua a gritos. Los excursionistas que realicen ahora las rutas del Montgó percibirán el cambio que la sequía ha provocado en el paisaje.
El Montgó pide agua a gritos: paisaje amarillo por la sequía (imágenes)
A. P. F.
La sequía salta a la vista. No es que dé pinceladas en el paisaje. Son brochazos. La niebla no aplaca la sed del Montgó. El pasado año llovió aquí menos de la mitad de lo habitual. Y en 2024 no ha caído casi ni gota. Los pinos amarillean e incluso adquieren un tono marrón que es consecuencia del fuerte estrés hídrico. Los lentiscos están secos. La hiedra cruje. Las palmas del "margalló" tienen aspecto acartonado. Tras un verano de vientos de poniente que resecan la montaña y con temperaturas que en Dénia llegaron a los 43,5 grados, la vegetación pide agua a gritos. Los excursionistas que realicen ahora las rutas del Montgó percibirán el cambio que la sequía ha provocado en el paisaje.
El Montgó pide agua a gritos: paisaje amarillo por la sequía (imágenes)
A. P. F.
La sequía salta a la vista. No es que dé pinceladas en el paisaje. Son brochazos. La niebla no aplaca la sed del Montgó. El pasado año llovió aquí menos de la mitad de lo habitual. Y en 2024 no ha caído casi ni gota. Los pinos amarillean e incluso adquieren un tono marrón que es consecuencia del fuerte estrés hídrico. Los lentiscos están secos. La hiedra cruje. Las palmas del "margalló" tienen aspecto acartonado. Tras un verano de vientos de poniente que resecan la montaña y con temperaturas que en Dénia llegaron a los 43,5 grados, la vegetación pide agua a gritos. Los excursionistas que realicen ahora las rutas del Montgó percibirán el cambio que la sequía ha provocado en el paisaje.
El Montgó pide agua a gritos: paisaje amarillo por la sequía (imágenes)
A. P. F.
La sequía salta a la vista. No es que dé pinceladas en el paisaje. Son brochazos. La niebla no aplaca la sed del Montgó. El pasado año llovió aquí menos de la mitad de lo habitual. Y en 2024 no ha caído casi ni gota. Los pinos amarillean e incluso adquieren un tono marrón que es consecuencia del fuerte estrés hídrico. Los lentiscos están secos. La hiedra cruje. Las palmas del "margalló" tienen aspecto acartonado. Tras un verano de vientos de poniente que resecan la montaña y con temperaturas que en Dénia llegaron a los 43,5 grados, la vegetación pide agua a gritos. Los excursionistas que realicen ahora las rutas del Montgó percibirán el cambio que la sequía ha provocado en el paisaje.
El Montgó pide agua a gritos: paisaje amarillo por la sequía (imágenes)
A. P. F.
La sequía salta a la vista. No es que dé pinceladas en el paisaje. Son brochazos. La niebla no aplaca la sed del Montgó. El pasado año llovió aquí menos de la mitad de lo habitual. Y en 2024 no ha caído casi ni gota. Los pinos amarillean e incluso adquieren un tono marrón que es consecuencia del fuerte estrés hídrico. Los lentiscos están secos. La hiedra cruje. Las palmas del "margalló" tienen aspecto acartonado. Tras un verano de vientos de poniente que resecan la montaña y con temperaturas que en Dénia llegaron a los 43,5 grados, la vegetación pide agua a gritos. Los excursionistas que realicen ahora las rutas del Montgó percibirán el cambio que la sequía ha provocado en el paisaje.
El Montgó pide agua a gritos: paisaje amarillo por la sequía (imágenes)
A. P. F.
La sequía salta a la vista. No es que dé pinceladas en el paisaje. Son brochazos. La niebla no aplaca la sed del Montgó. El pasado año llovió aquí menos de la mitad de lo habitual. Y en 2024 no ha caído casi ni gota. Los pinos amarillean e incluso adquieren un tono marrón que es consecuencia del fuerte estrés hídrico. Los lentiscos están secos. La hiedra cruje. Las palmas del "margalló" tienen aspecto acartonado. Tras un verano de vientos de poniente que resecan la montaña y con temperaturas que en Dénia llegaron a los 43,5 grados, la vegetación pide agua a gritos. Los excursionistas que realicen ahora las rutas del Montgó percibirán el cambio que la sequía ha provocado en el paisaje.
El Montgó pide agua a gritos: paisaje amarillo por la sequía (imágenes)
A. P. F.
La sequía salta a la vista. No es que dé pinceladas en el paisaje. Son brochazos. La niebla no aplaca la sed del Montgó. El pasado año llovió aquí menos de la mitad de lo habitual. Y en 2024 no ha caído casi ni gota. Los pinos amarillean e incluso adquieren un tono marrón que es consecuencia del fuerte estrés hídrico. Los lentiscos están secos. La hiedra cruje. Las palmas del "margalló" tienen aspecto acartonado. Tras un verano de vientos de poniente que resecan la montaña y con temperaturas que en Dénia llegaron a los 43,5 grados, la vegetación pide agua a gritos. Los excursionistas que realicen ahora las rutas del Montgó percibirán el cambio que la sequía ha provocado en el paisaje.
El Montgó pide agua a gritos: paisaje amarillo por la sequía (imágenes)
A. P. F.
La sequía salta a la vista. No es que dé pinceladas en el paisaje. Son brochazos. La niebla no aplaca la sed del Montgó. El pasado año llovió aquí menos de la mitad de lo habitual. Y en 2024 no ha caído casi ni gota. Los pinos amarillean e incluso adquieren un tono marrón que es consecuencia del fuerte estrés hídrico. Los lentiscos están secos. La hiedra cruje. Las palmas del "margalló" tienen aspecto acartonado. Tras un verano de vientos de poniente que resecan la montaña y con temperaturas que en Dénia llegaron a los 43,5 grados, la vegetación pide agua a gritos. Los excursionistas que realicen ahora las rutas del Montgó percibirán el cambio que la sequía ha provocado en el paisaje.
El Montgó pide agua a gritos: paisaje amarillo por la sequía (imágenes)
A. P. F.
La sequía salta a la vista. No es que dé pinceladas en el paisaje. Son brochazos. La niebla no aplaca la sed del Montgó. El pasado año llovió aquí menos de la mitad de lo habitual. Y en 2024 no ha caído casi ni gota. Los pinos amarillean e incluso adquieren un tono marrón que es consecuencia del fuerte estrés hídrico. Los lentiscos están secos. La hiedra cruje. Las palmas del "margalló" tienen aspecto acartonado. Tras un verano de vientos de poniente que resecan la montaña y con temperaturas que en Dénia llegaron a los 43,5 grados, la vegetación pide agua a gritos. Los excursionistas que realicen ahora las rutas del Montgó percibirán el cambio que la sequía ha provocado en el paisaje.
El Montgó pide agua a gritos: paisaje amarillo por la sequía (imágenes)
A. P. F.
La sequía salta a la vista. No es que dé pinceladas en el paisaje. Son brochazos. La niebla no aplaca la sed del Montgó. El pasado año llovió aquí menos de la mitad de lo habitual. Y en 2024 no ha caído casi ni gota. Los pinos amarillean e incluso adquieren un tono marrón que es consecuencia del fuerte estrés hídrico. Los lentiscos están secos. La hiedra cruje. Las palmas del "margalló" tienen aspecto acartonado. Tras un verano de vientos de poniente que resecan la montaña y con temperaturas que en Dénia llegaron a los 43,5 grados, la vegetación pide agua a gritos. Los excursionistas que realicen ahora las rutas del Montgó percibirán el cambio que la sequía ha provocado en el paisaje.
La sequía salta a la vista. No es que dé pinceladas en el paisaje. Son brochazos. La niebla no aplaca la sed del Montgó. El pasado año llovió aquí menos de la mitad de lo habitual. Y en 2024 no ha caído casi ni gota. Los pinos amarillean e incluso adquieren un tono marrón que es consecuencia del fuerte estrés hídrico. Los lentiscos están secos. La hiedra cruje. Las palmas del "margalló" tienen aspecto acartonado. Tras un verano de vientos de poniente que resecan la montaña y con temperaturas que en Dénia llegaron a los 43,5 grados, la vegetación pide agua a gritos. Los excursionistas que realicen ahora las rutas del Montgó percibirán el cambio que la sequía ha provocado en el paisaje.