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Alfred Domínguez: "La incorporación de la mujer a la vida pública es lo que realmente ha cambiado l'Horta"

El reconocido intelectual reflexiona para Levante-EMV sobre las últimas décadas en la comarca

Alfred Domínguez, hijo adoptivo de Torrent.

Alfred Domínguez, hijo adoptivo de Torrent.

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Alfred Domínguez, hijo adoptivo de Torrent. laura sena | torrent

El pleno de Torrent ha acordado por unanimidad nombrar a Alfred Domínguez, natural de Quart de Poblet, «Hijo Adoptivo» de la ciudad, a petición de un grupo de ciudadanos y ciudadanas.

¿Qué le parece el reconocimiento que le hace la ciudad donde lleva 40 años?

Este premio significa muchas cosas que sería imposible resumir aunque en una palabra diría agradecimiento. No tener pueblo es complicado, lo es toda esa gente que no tiene un pueblo y va de un lugar a otro. Así que sentirte que te acogen, te reconocen y te adoptan supone mucha alegría.

¿Cómo cree que ha evolucionado la ciudad en positivo y en negativo?

El cambio democrático fue extraordinario porque hizo que la ciudad cambiara absolutamente. Desde el punto de vista geográfico, de estructura de la ciudad, por ejemplo. Cuando yo llegué aún pasaban muchos carros por las calles y solo estaba como lugar de reunión el salón de actos del instituto, además del hogar parroquial y el de los capuchinos. Así que en el instituto se hicieron desde reuniones para organizar la huelga de Bronces Mestre hasta las obras de teatro. No había centros cívicos para actividad cultural para que la gente se encontrara. Hoy hay muchos espacios y también foros de encuentro ciudadanos. La actividad industrial, aunque a los polígonos les falta desarrollo y mejorarlos más, también ha cambiado mucho.

¿Qué le falta a la ciudad?

Probablemente, avanzar en el tema de la integración, especialmente en un momento en el que hay una corriente para echarle la culpa al que viene de fuera cuando realmente es al contrario. No hemos organizado bien el tema demográfico cuando en Europa necesitaríamos cinco millones de personas más para mantener el nivel que tenemos. No hemos resuelto el problema de las desigualdades y, sin eso, la democracia no funciona. Una persona no puede ser libre si no tiene empoderamiento, derechos y herramientas para desarrollar sus capacidades. De toda la gente que vino al instituto en los primeros años, la mayoría no llevan a sus hijos o hijas a la escuela pública. ¿Que no hemos hecho bien? La escuela pública es el mejor elemento de posibilidad de igualar a la gente. Y tengo que decir que la organización que más ha integrado a la gente que vino de otras zonas en los años 60 y 70 son las Fallas. La izquierda se ha equivocado en el discurso sobre las Fallas. En mi época de concejal pude comprobar que más del 50% del censo eran personas que no habían nacido en Torrent o sus familiar no eran de Torrent.

En un ámbito supralocal y como presidente que fue de la Fundació Horta Sud, ¿cómo valora la evolución de la comarca?

La Fundació Horta Sud experimentó un crecimiento espectacular y una gran apertura al exterior gracias a Julio Huerta, el gerente, que es un profesional extraordinario. Respecto a l'Horta Sud, creo que el concepto de comarca ha bajado. En la época predemocrática y del postconcilio, surge un movimiento comarcalista en el seno de ciertos movimientos cristianos, ya que no había otro espacio donde expresar las inquietudes que no fuera la Iglesia. Ese movimiento sí que fue verdaderamente fuerte y nunca haremos lo suficiente para reconocerlo a las personas que estuvieron allí porque dejaron una estructura muy clara, no solo de comarca sino económica al impulsar el modelo del cooperativismo. Y ahí están los resultados que demuestran que hay otra forma de hacer economía y hacer banca. En la evolución posterior, sin duda, lo más importante y el elemento más transformador ha sido la incorporación de la mujer a la vida pública, en el terreno de la educación, laboral y del asociacionismo. En mi época, cuando una chiva pedía la baja en el instituto, por principios no se la concedía, le daba todas las facilidades pero nunca la baja porque veía que la única salida era el estudio. Si era un chico, intentaba que no se fuera pero, si insistía, cursaba la baja. A una chica, nunca. Y toda esa incorporación de la mujer ha hecho que cambie mucho la comarca y aún no lo acabamos de percibir del todo. Imagina la cantidad de profesionales que hoy estáis.

¿En qué le gustaría que fuera referente l'Horta Sud?

Me gustaría que fuera un referente de civismo, de movimientos sociales. Si yo fuera un representante político, no me gustaría pasar a la historia por haber hecho muchas calles sino por haber hecho todo lo posible para que la gente sepa convivir, que haga diálogo serio, capacidad de escuchar y de ayudar.

¿La actual clase política tiene conciencia comarcal y voluntad de trabajo conjunta con el movimiento asociativo?

No, ni ahora ni antes. Cuando Pepe Ferrís estaba de presidente de la Fundació Horta Sud, elaboramos un documento prospectivo de la comarca. Cuando elaborábamos el programa electoral de Torrent, yo lo llevaba para incluir algún punto y siempre quedaba fuera y lo mismo pasaba en otros pueblos. Tampoco la Mancomunitat de l'Horta Sud funciona como debería. En la comarca funciona el cortoplacismo en el tiempo y en el espacio. Hace falta tener un concepto de comarca que sirva para ayudarnos unos a otros y la Mancomunitat ha de tener esa función y tratar al movimiento ciudadano como adulto.

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