Un grupo de familiares de fusilados de Meliana y enterrados en fosas comunes de Paterna, han iniciado el proceso para tratar de exhumar los restos de sus antepasados y para que descansen en su municipio de origen.

Para ello se han constituido en asociación, requisito indispensable para poder optar a las ayudas para la exhumación de cuerpos y otras actuaciones. Por este motivo, la consellera de Calidad Democrática, Rosa Pérez, se ha reunido esta mañana con el alcalde de Meliana, Josep Riera, y miembros de la asociación para explicarles la líneas de actuación que está desarrollando la conselleria en este aspecto, así como los procesos que hay que seguir para lograr las subvenciones y toda la tramitación necesaria. Cabe resaltar en este sentido, que los familiares de la fosa 120 ya han presentado un proyecto a la Diputación de Valencia para obtener fondos con los que afrontar el proceso exhumatorio.

La consellera Pérez calificó de «imprescindible la colaboración entre las administraciones y en este caso, el alcalde está atendiendo a los familiares para informarles de todos los pasos a seguir para recuperar a sus familiares».

En principio, son catorce los vecinos de Meliana enterrados entre la fosa 120 y la 147. Según Riera, trece están en la primera, junto a fusilados de Massamagrell, València y Toledo, mientras que en la 147 solo hay una persona.

Para el alcalde de Meliana, el objetivo final es que «puedan recuperar los cuerpos de sus familiares y reparar su dignidad».

La previsión es que la exhumación del enterrado en la fosa 147 pueda realizarse antes que la de la 120, dado que afecta a una sola persona y con familiares directos. En este sentido, será el Ayuntamiento de Meliana el que pedirá las ayudas directamente.

Rosa Pérez también avanzó que durante esta legislatura se marca el objetivo de exhumar todas las fosas de la C. Valenciana, aunque «evidentemente sabemos que llegar ahí es difícil, pero de lo que se trata es de seguir trabajando para devolver la dignidad a nuestra democracia y no a las víctimas, ya que ellas nunca perdieron la dignidad, sino que un país que todavía tenga a familiares enterrados en fosas comunes, sí».

Fusilados en octubre de 1940

A la reunión con Pérez y Riera, asistieron descendientes de los fusilados, entre ellos Amparo Belmonte, presidenta de la asociación de familiares de la fosa 120. Su abuelo José Orts, casado con cuatro hijo y de profesión, chófer. «Al acabar la guerra, se quedó en casa, no huyó porque no tenía nada que temer porque no había hecho nada. No esperaba represión. Pero un vecino lo denunció, se lo llevaron, estuvo un año en la cárcel. Su mujer, también. Lo fusilaron el 23 de octubre de 1940. Sus hijos estaban en el cementerio el día del fusilamiento y pudieron recoger el cuerpo, lavarlo y colocar una botellita a su lado con su nombre para una futura identificación», relata.

La presidenta del colectivo explica que «a raiz del movimiento surgido por familiares para intentar recuperar a nuestros familiares, hemos estado investigando, hemos viajado a Madrid para consultar el Archivo General y hemos encontrado que mi abuelo fue el presidente del comité de defensa del Partido Comunista, algo que ni madre sabía eso», revela. Ahora han comenzado el proceso para que regrese a casa. «Lo hacemos por mi madre, su deseo y el de su madre, que ya querían entonces traerlos para que descansaran aquí y no pudieron. Ahora podremos enterrarlo junto a mi abuela en Meliana», espera.

Amparo Sancho es la nieta de Cesar Sancho, también fusilado el 23 de octubre de 1940. «Tenía ocho hijos, y el más pequeño era mi padre, que apenas tenía dos años cuando se lo llevaron. Era pavimentador y hemos averiguado que era presidente del comité de defensa, aunque siempre dijo que era de la UGT», relata. La mujer reconoce que «dábamos por hecho que de ahí -Paterna- no saldría, pero cuando empezó a moverse todo esto nos sumamos y vimos la esperanza de enterrarlo junto a su mujer. De hecho en la lapida está su nombre y su foto pero no sus restos», señala.

Antonio Zaragoza era albañil, pero también de la UGT, alcalde de Meliana y presidente del Comité de Abastecimiento. Otro vecino lo denunció. «Mi tío y mi madre acabaron en el orfanato y pasaron años muy duros. Al surgir esto nos aferramos solo por dignidad, por nada más», apunta su nieto Vicent.

El único cuerpo enterrado en la fosa 147 es el de Vicent Andrés García, un carpintero de 39 años. «Hemos podido averiguar que cogió como oficio llevar comida a la prisión para los reos republicanos, y lo acusaron de colaborar con el enemigo. Lo encerraron tres días y fue fusilado en agosto de 1942», explica Emilio Doria, su bisnieto, cuya familia espera que en verano esté en marcha la exhumación.

La asociación busca a más familias

De los trece enterrados en la fosa 120, la asociación solo ha localizado a los familiares de media docena de ellos y trata de encontrar a los descendientes de Francisco Ballester, Salvador Cortina, Francisco Roca y Manuel Amorós, todos de Meliana; Matías Iborra, de Massamagrell; Ramón Bacete y Emilio García, de València, y Vicente Villarejo, de Toledo.