Más de dos años han estado guardadas las piezas que conforman el adorno de calle de la comisión Verge de l'Olivar de Alaquàs. Y además han pasado de un sitio a otro, por diferentes circunstancias. Tanto es así que su autor, Jorge Oceta, y el grupo que mayoritariamente le ayudó, tenían dudas de cómo estarían los edificios. Pero una vez fueron destapados y colocados, el montaje cobró el color y la originalidad con la que había sido creado: un homenaje a la Crida de València.

La idea surgió nada más quemar los monumentos de 2019. Oceta es muy amigo de la fallera mayor que iba a ejercer en 2020 el cargo y pensó en hacer algo especial para el adorno de calle, "algo de calidad que provocara que la gente se parara a verlo". Apostó por recrear el emblemático acto de la Crida en València, en torno a las torres de Serranos, pero quiso reconstruir también el barrio en miniatura.

Durante meses, contó con un fiel equipo formado por Amparo Pascual, Encarna Moyano y Amparín Benlloch, que son las que han llevado, junto a él, el peso del trabajo y de la construcción de cada edificio, de cada detalle, "aunque colaboraciones puntuales" se fueron produciendo de mucha gente a lo largo de los meses que duró el proceso.

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Calle adornada de la falla Olivar de Alaquàs A.B.V

De este modo, el grupo fue dando forma al corcho, a la madera, a los palillos, al esparto, a los alambres y a otros materiales similares que se utilizaron. "Para los monumentos y la mayor parte del montaje, no nos hemos gastado ni un euro sino que son elementos reutilizados. Una fallera nos iba trayendo los corchos de los embalajes que destapaba en su trabajo; otros nos aportaban madera o incluso pequeñas florecitas de las de descarte de una floristería. Solo hemos comprado las farolas, que después fueron pintadas, y algunos muñecos, que vestimos", explica el ideólogo del proyecto. Hasta los antigua tableros del casal, que estaban almacenados en algún lugar del local, salieron a la luz y tuvieron una segunda vida para las bases.

Tanto en las torres de Serrano como en los edificios, "se han cuidado mucho los detalles". Conforme se iba elaborando para pieza, "se veían las necesidades de material". Por ejemplo, las persianas antiguas de algunas fincas, que son enrolladas, se han elaborado tanto con palillos como con esterilla, y las tejas se han realizado con trocitos de caña envejecidos previamente.

El montaje quedó acabado en marzo de 2020 pero la pandemia truncó que pudiera lucir en la calle. Así que la comisión tuvo que plastificar cada monumento y cada pieza y llevarlo a una nave, donde se guardó un tiempo. "Pero la nave se alquiló y tuvimos que sacarlo todo de allí y trasladar a otro sitio. Por eso, no teníamos claro cómo quedaría", confiesa Oceta.

Marzo de 2022 ha sido el momento de que renaciera el proyecto, como también ha renacido la fiesta. Y además ha coincidido con el 40 aniversario de la comisión, aunque no fue creada la ornamentación con ese fin. Una vez quedó todo instalado en la calle, la Crida logró el respaldo del jurado y se alzó con el primer premio en el concurso de Carrers Engalanats de Alaquàs, como se hizo público el pasado 16 de marzo.