Cinco años después de su descubrimiento, el Ayuntamiento de Rocafort va a destinar 145.000 euros para la rehabilitación y restauración del Refugio de la Guerra Civil, ubicado en la Plaza Mayor, debajo de la Llotgeta. La partida forma parte de una modificación de crédito aprobada en el pleno extraordinario de este lunes, y que asciende a más de 788.000 euros con los que se sufragará una decena de actuaciones.

La intervención que acometerá el nuevo equipo de gobierno que lidera el PSOE, tiene como objetivo que el refugio pueda ser visitado por la ciudadanía. El antiguo cobijo subterráneo fue hallado en febrero de 2017, durante las obras de restauración de la Plaza Mayor debido al temporal del diciembre anterior, que derribó varios pinos de la explanada de la iglesia de Sant Sebastià causando daños al muro de contención de la Llotgeta.

Refugio de la guerra civil en Rocafort Eduardo Ripoll

La actuación prevista consistirá principalmente en la limpieza y el vaciado de los túneles, el refuerzo estructural de determinados puntos, la pavimentación y la habilitación de accesos. Su ubicación, bajo una zona sobreelevada con relleno de tierra y presencia de árboles de gran porte, requiere de una actuación urgente para evitar su colapso de alguna bóveda por el peso de las tierras, la humedad y las raíces de los pinos. Todo ello, explica el consistorio, causaría la pérdida de un “elemento histórico patrimonial de Rocafort”.

El refugio se cerró poco después de su hallazgo por seguridad. Su entrada, en un empinado descenso, da paso a dos largos pasillos independientes y que ya no vuelven a comunicarse. La idea era que en caso de tapiarse la entrada o salida por una explosión, tener una alternativa de escape. Las paredes presentaban entonces buen estado, una de ellas con una pintada con las iniciales FAI, que apuntan a la Federación Anarquista Ibérica, colectivo nacido en Valencia en 1927. En cambio, en los techos, de poca altura en algunos puntos, florecían las raíces de los árboles que flanquean la iglesia. Cada una de las estancias cuentan con un pequeño recoveco que servía de respiradero y asegurar el oxígeno.

El cronista Juan Pérez muestra una de las estancias Eduardo Ripoll

El cronista de Rocafort Juan Pérez explicó durante el descubrimiento, que el refugio fue construido por un picapedrero de Massarrojos en 1938 y que hay documentos sobre la petición a la empresa eléctrica para pedir el suministro. De hecho, en el interior del refugio se conservan cables y piquetas para el tendido eléctrico. Según Pérez, la entrada al resguardo antiaéreo fue tapiada en 1940 y no fue hasta bastante tiempo después, coincidiendo con unas obras en la zona, cuando se derribó la entrada y la bóveda y sus escombros se usaron para sellar el acceso. Lo mismo sucedió con las salidas de cada uno de los pasillos, con una capacidad total para unas 300 personas. Rocafort tuvo otros dos refugios, uno en una cueva natural y otro en la Plaza de España, nunca explorado, aunque como relataba Pérez, el pueblo nunca fue bombardeado pese a que durante la guerra había objetivos gubernamentales como el alto mando o las embajadas de Estados Unido o la Unión Soviética.

Vallado para los paelleros clausurados

En mayo de 2019, Víctor Jímenez, entonces alcalde de Rocafort, decidió la clausura de la zona de paelleros por las molestias que ocasionaban a los vecinos próximos. Ahora, el ejecutivo formado por PSOE y Cs ha destinado una partida de 105.000 euros para la instalación de vallas y aseos, dentro de la modificación de crédito para inversiones que alcanza los 788.000 euros.

El gobierno asegura que la instalación de un vallado perimetral permitirá un mayor control y uso de los paelleros, y evitar el acceso en horas intempestivas, que causen molestias a los residentes cercanos. También habilitará aseos, una carencia actual. Desde el consistorio reconocen que la demanda de estos paelleros es elevada y espera con esta actuación su apertura en un breve espacio de tiempo.

Los paelleros del Bovalar fueron abiertos al público a finales de agosto de 2017. La zona de esparcimiento y ocio para unos era el foco de quejas de otros, con llamadas a la Policía Local y escritos por registro de entrada. Un informe técnico recomendó su clausura, al igual que otro documento de la Policía Local, que manifestaba la problemática existente por el uso indebido y las intervenciones de los agentes. En este sentido, la Policía Local consideraba necesaria dotar a los paelleros de unos sistemas que permitan su cierre ante cualquier circunstancia de emergencia o su uso fuera del horario establecido. Ahora esa petición será realidad en breve.

La propia Policía abogaba por la redacción de una normativa que regulara el uso de los paelleros, documento que todavía sigue pendiente, como avanzó la concejala de Hacienda, Alicia Esteve, durante el pleno extraordinario.